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Twitteros vs Astillero ¿Se vale un periodismo crítico o criticón?
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Twitteros vs Astillero ¿Se vale un periodismo crítico o criticón?

Es lugar común, hablar del conocido periodismo “chayotero” y de sus representantes más destacados.
Todos conocemos las historias personales y las trayectorias de aquellos que han denigrado la profesión informativa, vendiendo sus servicios a los gobiernos neoliberales en turno.

Personajes como López Dóriga, Carlos Marín, Beltrán del Río, Raymundo Riva Palacio, Loret de Mola, Adela Micha y muchos más, perdieron la credibilidad de sus audiencias, al hacerse público el negocio que mantenían con el poder, recibiendo recursos millonarios, a cambio de mantener una línea periodística en favor del régimen.

Hay poco que decir al respecto en este momento. El nivel de credibilidad en estos personajes, se desplomó significativamente, a partir de que las redes sociales tomaron un lugar destacado en la difusión de información real.
Pero hay otros periodistas que cuentan aún con el respaldo de un sector social, que los ve como parte de un grupo de informantes que se conducen con relativa independencia y que por lo mismo, les parecen confiables.
De uno de ellos quiero hablar hoy.

Julio Hernández “Astillero”, es un reconocido periodista, con una trayectoria de muchos años en diferentes medios de comunicación.
Julio tiene partidarios y detractores por igual. Algunos lo defienden en base a que ha sido crítico de los gobiernos del pasado, aunque en ocasiones, su postura oficialista ha salido a flote.
Su capacidad periodística es indiscutible. Su forma de enfocar la noticia, al preparar la nota, o el video diario, es lo que en ocasiones desconcierta.

El día de ayer, Julio preparó un video, en el cual critica con dureza a la Cuarta Transformación. Asegura que los hechos relacionados con la amenaza de imposición de aranceles, por parte del gobierno de Trump, aunado al evento verificado en Culiacán en días pasados, son señales claras de que lo que nos están vendiendo como Cuarta Transformación, no pasa de ser una etiqueta, una marca, que maneja el actual gobierno.

Está no es la primera vez y seguramente no será la última, en que Julio hace análisis con una marcada carga conservadora, descalificando, con argumentos endebles, al proceso de transformación que vive México.
El asunto de los aranceles, se resolvió de la mejor manera posible. Se evitó su aplicación y el único compromiso del gobierno mexicano es, hasta el día de hoy, regular, de acuerdo a las leyes nacionales, el tráfico de indocumentados. Se ha perseguido a los coyotes que lucran con la necesidad de los migrantes. Hay un censo confiable de personas que ingresan al país, con la intención de llegar a la nuestra frontera norte. Los dueños de tráileres usados para el traslado riesgoso de indocumentados, han sido ubicados, investigados y denunciados. Se han abierto fuentes de trabajo para las personas que deseen quedarse en nuestro país y para aquellos que están de paso. Se combate seriamente el tráfico de personas.

El trabajo de la Guardia Nacional, entre otras cosas, contemplaba desde su etapa de formación, el cuidado de nuestras fronteras y la atención de asuntos migratorios. No está dedicada de ningún modo a esta sola función. Es solo parte de su actividad cotidiana. Eso lo supimos siempre. Nunca hubo engaño.

¿Es mejor o peor el escenario que viven los migrantes hoy, comparándolo con el que sufrían durante el neoliberalismo?
Cada quien definirá su respuesta.

El asunto de Culiacán, por otra parte, nace de un error operativo, para aprehender con éxito a uno de los hijos del “Chapo” Guzmán. Eso lo asumió el gobierno desde el primer momento. Pero la liberación de este delincuente, para evitar un derramamiento de sangre en el municipio, no gustó mucho a la clase conservadora. “Atrincherarse” en la Ciudad, esperando refuerzos, es la estrategia que hubiera utilizado el panismo.

Las armas y la delincuencia han estado presentes en Sinaloa, desde hace mucho tiempo. No es algo que tenga que ver con el actual gobierno. Todo lo que se diga sobre el futuro de los operativos que diseñe el gabinete de seguridad, para combatir a la delincuencia, cae en el terreno de la especulación. Decir que los criminales harán lo que quieran en adelante, es un acto de adivinación, carente de bases sólidas. Una especulación periodística. Y hacerle al pitoniso, no puede considerarse criterio respetable dentro de un análisis.
Para Julio Hernández, estos dos eventos indican el fracaso de la Cuarta Transformación. Nos dice que el proceso que vivimos actualmente, es puramente de “maquillaje”. No hay transformación realmente.

Y dice algo peor, retomando el discurso de la clase reaccionaria: los grandes movimientos del pasado, las tres transformaciones que ha vivido México, se dieron en base a movimientos sociales violentos. Luego entonces, la Cuarta Transformación es una farsa, porque nace de un movimiento social pacífico, que lleva a las urnas a millones de mexicanos que votan por la finalización del proyecto de nación neoliberal.

Es interesante analizar el discurso periodístico de quienes hoy ejercen ese oficio y gozan aún de cierto prestigio, a los ojos de sus audiencias.

Señalar que dos eventos, por demás desconectados uno del otro, son clara muestra del fracaso de un movimiento popular que intenta recuperar al país, en favor de todos los mexicanos, es un absurdo.

Decir que solo mediante la violencia política y física se logran cambios sociales importantes, es evidenciar el desconocimiento de muchos momentos históricos en el mundo, por parte de quien así se manifiesta. Ni Gandhi, Ni Mandela, ni Luther King, tuvieron ideas de violencia al intentar los cambios sociales que llevaron a la práctica.
Acontecimientos como los de la amenaza norteamericana para imponer aranceles, o una acción fallida para atrapar a un jefe del crimen organizado, no son en sí mismos factores de capital importancia para definir lo certera o equivocada que resulta la política nacional.
Decir que solo con el uso de la violencia social se conseguirán cambios importantes para el país es, aparte de equivocado, señal clara de que en el fondo, las maneras y posiciones conservadoras, están presentes en el periodista que se expresa de manera tan tendenciosa.

Los mexicanos hemos apostado al cambio pacífico y lo vamos a conseguir. La Cuarta transformación implica un cambio de mentalidad, para entender que la violencia, no es la vía para salir adelante.
Violencia e inseguridad van de la mano y hemos vivido ese escenario por décadas.
Decir que la Cuarta Transformación es el mismo conservadurismo “maquillado”, es un absurdo.

Nuestra constitución se modifica casi a diario. Hay nuevas leyes que terminan con la corrupción en el país. Los programas sociales que atienden a los más humildes son una realidad. El desarrollo del sur del país, está en marcha. Se termina con la impunidad en la administración pública. El Poder Judicial se está depurando desde adentro. El presidente puede ser enjuiciado y hay revocación de mandato.
¿Hay o no hay una profunda transformación en nuestro país?

¿Son más importantes, o tienen más peso dos asuntos menores que están quedando en el olvido?

Los periodistas que gozan aún de prestigio, deberían tener en cuenta que esta transformación, los va a alcanzar en algún momento.
O se dedican a informar con profesionalismo y sin tomar posiciones políticas disfrazadas de crítica independiente, o deberán responder en el futuro próximo, a una sociedad crítica que ya ha mandado al bote de la basura, a los comentócratas plenamente identificados con el “chayote” y la falta de rigor profesional.
Yo esperaría que este no fuera el caso de Julio.

Malthus Gamba

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