Peligrosa mutación del virus de la rabia
La rabia es una enfermedad viral contagiada a través de la saliva de algún animal infectado, que ataca al sistema nervioso central provocando signos y síntomas inespecíficos como cansancio, cefalea, fiebre, anorexia, náusea, vómito, seguidos por dificultad para deglutir, hidrofobia, desorientación, alucinaciones, crisis convulsivas, períodos de excitabilidad y aerofobia. Estas manifestaciones clínicas son seguidas por un período de coma y el fallecimiento en la gran mayoría de los casos.
Sin embargo, en virtud de los síntomas que se manifiestan después del contagio, podemos estar observando una mutación de este virus que parece estar contagiando a gran número de personas en el mundo, sin que exista evidencia de que su propagación sea resultado de haber estado en contacto con la saliva de un animal infectado.
En estos nuevos casos, más bien se ha detectado la presencia de egocentrismo, ambición, clasismo, pérdida de privilegios o de control presupuestal, como factores detonadores de la enfermedad.
La transmisión de esta variante del virus de la rabia, tiene lugar por medio de la propagación de la infodemia, entendida como la difusión de información falsa, tendenciosa o confusa, que provoca una disfuncionalidad cognitiva profunda en la persona afectada y que se manifiesta a través de síntomas muy parecidos a los que provoca la versión original del virus en su segunda fase.
Fundamentalmente entre otros, los síntomas más evidentes son la dificultad para deglutir, desorientación, alucinaciones, crisis convulsivas, períodos de excitabilidad extrema, aullidos estridentes, producción de escritos plagados de fantasía y odio, exposiciones orales de historias incongruentes e increíbles, angustia profunda, una tendencia compulsiva a hacer el ridículo públicamente y otra a simular honestidad.
Este padecimiento se ha convertido en una pandemia que afecta a un sector generalmente minoritario de la población mundial, sin distinción de raza, sexo, nivel socioeconómico o edad.
Sin embargo, se ha podido detectar con mayor frecuencia en sectores de la población que en el pasado se han dedicado a realizar ciertas actividades específicas, como el periodismo en medios tradicionales de información, el tráfico de influencias, la evasión de impuestos, la ordeña del presupuesto público y el saqueo de los bienes de los demás.
Por desgracia la intensidad de contagio es muy alta. Casi todos los que han sido infectados por ella, la diseminan entre una gran cantidad de personas a su alrededor, comenzando por sus parientes, amistades, empleados y conocidos. También se ha comprobado que afecta tan severamente a la población infantil como a los adultos.
Aunque hasta el momento no se ha logrado desarrollar algún medicamento que cure el padecimiento, se observa que por lo menos en uno de estos sectores, se alcanza cierto grado de alivio temporal de los síntomas, administrando dosis generosas de infusiones de chayote.
Una de las características más dramáticas de esta enfermedad, es que no se requiere estar en contacto físico con alguna persona que la padezca, sino que basta con escuchar o leer suficiente información emitida por un infectado, para estar en riesgo de contagio.
Por fortuna, se está confirmando que la intensidad de transmisión del virus disminuye sustancialmente, guardando sana distancia de la información emitida por personas infectadas y que un amplio sector de la población presenta inmunidad absoluta contra la enfermedad, siempre y cuando la persona cuente con principios de comportamiento honesto, así como valores morales y espirituales.
Como dijo Mahatma Gandhi: “Mantén positivos tus valores, porque tus valores se convierten en tu destino”.