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En redes sociales (principalmente en Twitter que es la plataforma donde se libran combates cotidianos entre quienes aún defienden el fracasado modelo neoliberal y los que apoyan el proceso de transformación que encabeza el presidente López Obrador), se tiene una idea particular sobre el poder de los grupos conservadores que participan en la vida política del país.
Se piensa que son poderosos y por lo mismo, peligrosos.
En las ocasiones en que alguien afirma que esta visión sobre quienes no han podido consolidar una oposición real, es equivocada, surgen de inmediato voces que alertan sobre el peligro de menospreciar su poder y minimizar el peligro que significan para la democracia.
Lo curioso de todo esto, es que el presidente López Obrador ha señalado en varias ocasiones, que es natural y sana la presencia de estas fuerzas disminuidas, en la vida pública del país.
El día de hoy, en la conferencia de la mañana, el titular del ejecutivo habló nuevamente, sobre lo ventajoso que resulta que estos pequeños contingentes desprestigiados ante los ojo de la sociedad, actúen en la forma en que lo vienen haciendo desde el inicio del presente sexenio.
Su abrumadora participación en redes sociales, su presencia en medios de comunicación tradicionales, la defensa que de ellos hacen los periodistas, analistas y comunicadores pagados con dinero de las mismas agrupaciones de la derecha, no han podido frenar hasta el día de hoy, el avance del proceso de cambio que vive el país.
Para López Obrador, estos grupos son un problema menor, al que no dedica mucho tiempo.
El presidente de la república nos recordó hoy, los tiempos difíciles que vivieron los insurgentes triunfantes, al concluir el proceso de independencia. Ahí sí existía una fuerza conservadora, naciente del criollismo heredado del periodo colonial, que se enfrentaba con las armas para hacerse del poder.
Los héroes de nuestra independencia que murieron durante la guerra emancipadora, fueron ejemplo claro de la violencia extrema desarrollada por quienes apoyaron la causa conservadora.
Aunque no lo dijo el presidente hoy, debemos tener presente también que el segundo presidente del México independiente, Vicente Guerrero, fue traicionado por el general conservador, Anastasio Bustamante.
Además, ya siendo presidente, Bustamante fragua el plan para la captura de Guerrero y su posterior fusilamiento.
López Obrador nos habló también de la violencia y artimañas conservadoras después de la Guerra de Reforma. Terminada esta guerra que dura tres años, los grupos reaccionarios ofrecen la corona de México al archiduque austriaco Maximiliano, desencadenando con esto el conflicto bélico conocido como Intervención Francesa.
Después de la victoria revolucionaria que culmina con el exilio del presidente Porfirio Díaz, Francisco I. Madero es elegido presidente del país. No tardan mucho los conservadores en elaborar el plan que culminará con los asesinatos de Madero y su vicepresidente José María Pino Suárez y con el inicio del periodo más sangriento de la Revolución Mexicana.
Para el actual presidente del país, la debilidad del conservadurismo en este momento es más que evidente.
Tenemos a un expresidente neoliberal que se ha convertido en líder tuitero. La presencia de Felipe Calderón se da exclusivamente en redes sociales. El pueblo de México sabe que su plataforma política “México Libre” fue armada con la infaltable compra de votos, la falsificación de firmas y la simulación de asambleas que no contaban con el quórum obligado.
En la vida real, el poder de convocatoria de Felipe Calderón es nulo.
Los partidos políticos neoliberales están en vías de extinción. No tienen futuro político alguno. Desaparecerán en las siguientes elecciones.
Lo mismo sucede con los empresarios del estilo de Claudio X González y Gustavo de Hoyos Walther. Tienen presencia en medios de comunicación controlados por la derecha nacional y en las redes sociales donde sus granjas de bots, impulsan los mensajes que estos dos personajes intentan hacer populares.
Pero no convocan al pueblo en marchas, manifestaciones o eventos públicos. Están solos y libran una batalla que tienen perdida.
Hay casos curiosos como el del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín, quien ha contado con un amplio respaldo social cuando acompaña las políticas públicas del presidente López Obrador y un repudio generalizado en las ocasiones en que se pone del lado de los empresarios que defienden sus privilegios de clase.
La oposición en medios de comunicación, sirve para burla y desprecio público exclusivamente.
Gente como Denise Dresser, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Raymundo Riva Palacio, entre muchos otros, saturan los espacios informativos con noticias falsas e información tendenciosa.
Tienen mucha réplica sus mensajes en Twitter y Facebook. Pero esto se debe a las mismas granjas de bots que apoyan a los políticos de la derecha. El ciudadano común, el que en realidad opina con honestidad y no recibe pago alguno por hacerlo, descalifica a estos medios y al periodismo falto de ética que practican.
Ninguno de los informadores señalados tiene credibilidad actualmente. Los mexicanos cambiaron mucho y es imposible engañarlos.
La conferencia mañanera del presidente significó un parte-aguas, en lo que corresponde al modelo de comunicación oficial.
López Obrador habla a diario con el pueblo de México, de manera directa. Los medios tradicionales dejaron de ser los filtros indispensables para hacerlo.
El presidente impone ritmos y agendas de trabajo a diario. El control político lo tiene el gobierno.
No es de extrañar entonces que para el titular del ejecutivo, estos grupos conservadores no entrañen peligro especial. Se mueven actualmente dentro de las reglas de la democracia. Gritan mucho, mienten, intentan engañas a incautos, promueven pequeñas escaramuzas, sin ser realmente una fuerza opositora con arraigo popular.
Sus marchas y eventos han terminado siempre en fracaso.
Quizá lo que intenta el presidente López Obrador, al decirnos todo esto, es hacer que tomemos conciencia del poder real que tiene el pueblo de México en este momento de cambio. Un poder que fue usado con éxito en el pasado reciente. El voto individual de cada uno de nosotros.
La campaña de los conservadores tiene como mira la recuperación parcial del poder en el 2021. Pero dependen del voto ciudadano para conseguirlo.
Su guerra de lodo en realidad nada les ha dejado. Son los votos los que cuentan.
Y esos votos, por lo que se vio en el 2018, están en su gran mayoría, con la Cuarta Transformación.
Los conservadores de hoy, carecen de dientes.
Malthus Gamba