NO DESTAPO CORCHOLATAS: AMLO

La reunión no fue publicitada. Una cena con lo más representativo del Movimiento de la Cuarta Transformación. Algo que se mantuvo en secreto y que el presidente se vio obligado a comentar a su salida de Palacio Nacional, al ser abordado por los reporteros que cubren esa fuente y que se dieron cuenta de que algo poco habitual estaba sucediendo.
En la cena del día de ayer en el local de “El Sótano”, estuvieron presentes los gobernadores emanados de Morena y partidos aliados, a excepción del de San Luis Potosí, que faltó por enfermedad, según revela el presidente. Estuvieron presentes el presidente y la secretaria del partido Morena, la candidata ganadora en el Estado de México, Delfina Gómez y las cuatro “corcholatas de Morena, que aspiran a ganar la candidatura presidencial, con miras a la elección del 2024.

Hoy por la mañana en su conferencia matutina, el presidente López Obrador fue parco al hablar sobre este cónclave, que mucho tiene que ver con el arranque oficial del proceso de selección de candidatos que se realizará en poco tiempo, dentro de la izquierda gobernante.

Lo poco que sabemos sobre esta reunión tiene que ver con un asunto de unidad. El tiempo oficial para preparar la campaña entre aspirantes a la presidencia inicia y se pretende que quienes aspirar a competir por la candidatura presidencial, lo hagan de manera limpia y sin el lodo que hemos visto hasta hoy en los grupos simpatizantes de alguna de las tres corcholatas con posibilidad de triunfo. Porque si bien es cierto que a Ricardo Monreal se le invita e incluye en la lista de aspirantes, también es cierto el hecho de que se trata de un político muy desacreditado dentro y fuera de Morena. Sus posibilidades reales para salir electo, tienden a cero.
Sin hablar de lo que no conocemos y solo suponemos, podemos decir lo siguiente.

El presidente ha visto el lodo salpicado hacia todas partes y propone en esta reunión poner un poco de orden en la contienda. No impone. Invita a una cena donde está presente lo más representativo del gobierno y del partido, para dar claridad sobre lo que se juega en el proceso que se avecina.

Por lo que ha declarado el presidente una y otra vez, es seguro que el “dedazo”, la “señal”, el “destape” de alguna de las tres corcholatas no se va a producir. Se tratará de una elección limpia, basada en la decisión mayoritaria de la gente.

El presidente no va a intervenir en el proceso y ganara quien salga mejor calificado en la encuesta, o serie de encuestas que se implementen para dar un ganador.
Antes de la reunión, se hablaba en redes sociales y aún en algunos medios de comunicación de una llamada de López Obrador al canciller Marcelo Ebrard. Se especuló sobre una “llamada de atención” a Ebrard, por declarar públicamente que tenía propuestas sobre la mecánica a seguir en la encuesta que definirá al candidato de Morena. Un “jalón de orejas”.

Eso nunca pasó. El llamado fue a las cuatro “corcholatas” y por falta de información, solo se tuvo noticia de la invitación que se hacía a Marcelo, ignorando el llamado a los otros tres aspirantes.

De lo que sabemos, se desprende que Ebrard no propone algo contrario a la encuesta. Sencillamente propone abrirla a la sociedad en su conjunto, para que sea el grueso de los ciudadanos quienes elijan al candidato y no solo la militancia. Algo más democrático.
Al parecer, la opinión de los otros contendientes va en sentido contrario. Desean que se respete lo establecido, en el sentido de que solo la militancia vote en esa encuesta y de ahí salga un ganador.

Eso es lo que probablemente ha visto el presidente y por eso el partido pidió ayer a Marcelo Ebrard, que esperara un día para hacer pública su propuesta. Ebrard la tenía programada para el lunes, pero a petición de la dirigencia de Morena, la pospone para hoy.

Me parece que la idea de la cena, es discutir esas posibilidades, sin crear distorsiones entre los grupos de respaldo a los candidatos y los simpatizantes que se expresan en redes sociales. Evitar fricciones y cerrar filas en torno a la encuesta como método de selección, con las posibles variables que permita el estatuto del partido. O el aceptar que no hay posibilidad de que se realicen esos ajustes en este momento y que hay que aceptar que se participa con las reglas ya escritas.

Lo que se busca evitar es el desencuentro y que el mismo, provoque fisuras en el Movimiento de Transformación, como las que vimos en la reciente elección en Coahuila, donde un personaje oscuro que primeramente aceptó participar en una encuesta, respetando el resultado obtenido, termina traicionando a Morena y presentando su candidatura bajo las siglas del Partido de Trabajo, que también traiciona y al final se arrepiente. Lo que se quiere es evitar que traiciones como la de Ricardo Mejía Berdeja se repitan.

Fue evidente la ausencia de Fernández Noroña en la cena y eso tiene su razón de ser. En política nada es casual. Todo obedece a una razón. Mario Delgado ya lo había advertido. La traición del Partido del Trabajo iba a tener consecuencias. Las cosas no iban a quedar así. Por eso Noroña se manifestó en contra de la candidatura de Mejía Berdeja desde el principio. Sabía que eso le afectaría directamente, al momento de elegir candidato de la izquierda.

Fernández Noroña no ha sido relegado. Pero sí ha sido colocado en una posición diferente a la de las cuatro “corcholatas” de Morena. Y no lo puso ahí ese partido. Lo perjudicaron las decisiones de la dirigencia del Partido del Trabajo.

Si de por sí la oportunidad de Noroña es pobre, con el poco respaldo que ha recibido de su partido, disminuye aún más.
La unidad se está construyendo desde este día al interior de Morena.

Ojalá veamos menos lodo en los grupos radicales de la izquierda, en contra de los aspirantes del partido que no son de su preferencia.
Esperamos una competencia limpia. Algo diferente a lo que le conocemos a la derecha. Un ejemplo de civilidad política y de democracia real, que pase del terreno de las palabras y el discurso, al de los hechos.

Y que gane el mejor.

Necesitamos un Partido sólido y un candidato fuerte, salido de una competencia limpia y democrática.

Malthus Gamba