“Los juniors también chupan”
Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa
La aparición del video en el que se exhibe a Juan Pablo, hijo de Xóchitl Gálvez, pasado de copas, y haciendo gala de su ideología, la ideología propia del “aspiracionista” trepador, ha significado un duro golpe a la campaña de su madre.
El video, fue dado a conocer por Callo de Hacha quien, en un segundo post, aclara que, el video, no data de hace un año como dijo Juan Pablo, sino del 17 de noviembre de 2023, cuando Xóchitl, ya había sido designada como la candidata de la derecha, y su hijo ya formaba parte de dicha campaña.
También, Callo de Hacha confirma la edad de Juan Pablo. El próximo 8 de mayo, él cumplirá 27 años. Juan Pablo, además, se desempeñaba como coordinador de redes de jóvenes en la campaña de Gálvez. Es decir, el chico, sí estaba borracho y de eso no existe duda, es mayor de edad, mintió acerca de la fecha del video, y ya formaba parte del equipo de campaña del frente opositor, en el momento del suceso; por tanto, este asunto no cae dentro del terreno de lo privado. No es un suceso en el que un niño mimado comete una travesura, y debe quedar detrás de las paredes de casa, en familia. No.
¿Por qué causó tanto revuelo el video?
Porque el video desnuda la verdadera mentalidad de la familia que pretende gobernar a México, y, además, desde hace tiempo, Xóchitl Gálvez, se ha dedicado a atacar a los hijos del presidente.
Revisemos:
A) Xóchitl, en varias ocasiones, ha acusado a los hijos de López Obrador, de corrupción: desde aquel Lego que llevaba al Senado, vociferando sobre la famosa “casa gris”, hasta acusarlos del supuesto descarrilamiento del Tren Maya, hace no muchos días, situación por la que, incluso, los denunció ante las autoridades.
B) Xóchitl, inició con su aspiración presidencial, fingiéndose una mujer de origen indígena y humilde, que, según ella, logró vencer miles de obstáculos, para obtener el “éxito”.
La palabra éxito, depende de dónde tengas puestos tus objetivos y aspiraciones. Para algunos, el éxito es el ascenso social a toda costa, característica del “aspiracionista” trepador, cuya única meta y aspiración, es el dinero y una posición social de privilegios, el más banal de todos los objetivos, por cierto.
Para otros, el éxito puede ser, formar una familia emocionalmente sana. Un matrimonio traducido en una asociación que, con el paso del tiempo, ayude a los involucrados a superar los obstáculos de la vida. Para otros, el éxito, es hacer florecer sus habilidades, ya sea como persona de negocios, como escritor, como músico, como filósofo o como político. Hay miles de maneras de entender el éxito. El concepto de éxito en muchos quienes apoyan a Xóchitl, es el del “aspiracionista”: ser rico, no importa si para lograrlo, haya que pasar sobre leyes o personas. Juntarse con los ricos, con los poderosos, aunque para ello, deban soportar toda clase de humillaciones. Vivir con base en apariencias. Obtener fama, con la única intención de sentirse superior a los demás. Es la mentalidad propia de un adolescente, padeciendo infinidad de carencias.
El trepador social que, generalmente, no nació en cuna de oro, pero, logra el ascenso social a través de la acumulación de algo de dinero, y por el medio que sea, incluso, a través de los caminos menos honorables, en el instante en que considera que, logró treparse, suele repudiar su verdadero origen y comportarse como Juan Pablo: un clasista prepotente, homofóbico y todo lo que ya atestiguamos en el comportamiento de este chico. Su comportamiento nos describe las características de la educación que recibió, y el por qué aspira a ser parte de la familia gobernante.
C) Si de algo está harta la sociedad mexicana, es de los juniors prepotentes en el entorno político: los mimados hijos de políticos sintiéndose todopoderosos, yendo a hacer sus “travesuras” a Los Pinos, o cerrando lugares públicos para cometer tonterías, acompañados de sus amigos famosos. O de las “gaviotitas” que, se sentían más nobles, bellas y poderosas, que la mismísima Lady Di.
El escándalo que desató el video de este joven, se debe a que, destapa la mentalidad real, de la familia que pretende gobernar México. Es una historia que México ya padeció durante muchos sexenios. Además, la mamá, se ha dedicado a encontrar la paja en el ojo de los hijos de López Obrador, pero no vio la viga en el propio.
El problema, no es la borrachera; por el contrario, gracias a una borrachera, Juan Pablo nos abrió la puerta para conocer su ideología, la ideología en la que fue educado. Reza el dicho: “los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad”.
Este caso, no es el mismo que el de Jesús, hijo menor de López Obrador, que, siendo menor de edad y totalmente ajeno a la vida profesional de sus padres, recibió una descomunal cantidad de ataques, gratuitos, por parte de, entre otros muchos, el “genio” de la comentocracia de la derecha, Chumel Torres, mismo que hoy, intenta excusar, sin éxito, al hijo de Gálvez. Tampoco es el caso de Laura Zapata, exhibiendo su nula calidad moral, maldiciendo a un recién nacido y nieto del presidente. Tampoco creo, la aparición del video, cae en el territorio de la guerra sucia, puesto que, fue publicado por un influencer, quien no pertenece a la campaña de Claudia, y tampoco sigue el mecanismo oculto de los millones de posts en redes, con el hashtag “Narcopresidente”, salidos “misteriosamente” desde España y Argentina, y que el INE no ha querido investigar. No. Este video, le llegó a Callo de Hacha, como le pudo haber llegado, o quizá, le llegó, a otros medios o personajes, y decidieron no sacarlo. Juan Pablo, es un adulto e involucrado en la actividad pública de su madre, pese a que, varios usurpadores del oficio periodístico, como Chumel, Loret, Uresti, Zuckermann y otros más, traten de, fingiendo imparcialidad, defender a Juan Pablo, como lo que son, publicistas del frente opositor.
Agradecemos a la borrachera, pues, fue gracias a ella, que nos dimos cuenta de la verdadera ideosincrasia y pretensiones de la candidata de la derecha: el clasismo, el racismo, la homofobia, la prepotencia del trepador social, del “aspiracionista” que, busca colocarse en una posición de privilegio para, desde ahí, humillar a los demás, y así, poder amainar las exigencias de su ego minimizado y traducido en complejo de inferioridad.
El golpe para la campaña de Xóchitl, ya de por sí tambaleante, fue tan serio que, en dos días, la candidata evitó las actividades públicas; suponemos, buscando la forma de controlar los daños.
Los juniors, no suelen ser los personajes más queridos por ninguna sociedad y menos, cuando sus padres son políticos. El repudio se intensifica, cuando su madre, se ha autodenominado, la jueza de los hijos del presidente.
Indudablemente el caos debe reinar, en este momento, dentro del equipo de campaña del frente opositor, y también dentro de esa familia, quienes tampoco deben estar viviendo la navidad anticipada, sino comiendo polvo. El escándalo pegó fuerte en la dignidad de la población mexicana y nos da la oportunidad de descubrir que, los juniors, también chupan, y se encuentran muy lejos de la decencia y las buenas maneras que, ingenuamente, pretenden aparentar. Que pese a su tonito de voz ñoño con el que, sienten, se colocan por encima del resto de la creación, a la menor provocación, terminan regocijados al revolcarse dentro de la alcantarilla, de la más decadente vulgaridad.