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Los “expertos” tenían “otros datos”, pero ya van corrigiendo
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Los “expertos” tenían “otros datos”, pero ya van corrigiendo

Por @AkireLincho

El 15 de Julio, el periódico El Financiero publica la información que Sin Línea había publicado desde el 31 de Mayo de este año (un mes y medio antes), en la que se señalaba que “Los Expertos” se equivocaron en las cifras de crecimiento económico de México durante el primer trimestre del año, después de haber aplicado una metodología errónea para calcularlo, y proporciona prácticamente las mismas cifras publicadas por nosotros, como si se tratara de un hallazgo de fundamentación técnica, para afirmar que el país no se ve entrando en lo que Bank of America llamó “recesión técnica” (Whatever that means).

En nuestro análisis de Mayo, señalamos los siguiente:

“Esta semana se anunció que el PIB del país había registrado una disminución de 0.2% durante el primer trimestre del 2019 si se le compara con el último trimestre del año anterior, y basados en ese dato “revisaron a la baja” sus pronósticos de crecimiento del PIB anual de México para 2019, colocándolo en 1.4%. Esto es como comparar manzanas con plátanos; aunque todas son frutas, no son iguales. Lo que no publican es que en el primer trimestre del 2019 el PIB CRECIÓ en 0.1% si lo comparamos con el PRIMER TRIMESTRE del 2018” (“SIC”).

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En la publicación de El Financiero se atribuye esta distorsión perceptiva de Bank of America al hecho de que en Estados Unidos no se toma en consideración la estacionalidad de la economía para calcular el crecimiento del PIB y, como resultado, los datos utilizados en el análisis no corresponden a la realidad; es lógico, cuando una de las premisas es falsa la conclusión también lo es.

La primera semana de Julio volvimos a señalar este error de cálculo de “Los Expertos” en el programa Voces del Periodista con Celeste Sáenz de Miera y en la participación de Sin Línea dentro del programa Sin Censura con Vicente Serrano, sin que aparentemente algún otro medio retomara la información. Tuvo que venir Bank of America a hacer una declaración, cuyas conclusiones dejan mucho que desear desde el punto de vista técnico, para que alguien más se tomara la molestia de volver revisar los datos. Cabe señalar que, ni la definición de “recesión técnica” del banco norteamericano, ni su metodología de cálculo son las correctas.

Durante la epidemia neoliberal en la que se puso de moda estudiar en los Estados Unidos, dicho con todo respeto, aquellos que tuvimos la fortuna de no estudiar en universidades estadounidenses aprendimos que, cuando un análisis prospectivo no toma en consideración la estacionalidad económica, las conclusiones de la prospección resultan falsas. Eso es exactamente lo que sucedió en este caso.

Es de aplaudirse que hoy “Los Expertos”, quienes han venido teniendo “otros datos” durante más de medio año, estén corrigiendo sus “otros datos” y empiecen a percibir la realidad económica en forma más pragmática.

Cabe señalar que, para que se dé una recesión económica, tendría que poderse identificar en el comportamiento de distintos indicadores económicos como empleo, ingreso real y poder adquisitivo, ventas, inversión, recaudación, etc. Las señales que proyecta hoy la economía mexicana son alentadoras, en particular, en lo referente a varios de los indicadores que se utilizan para medirla.

No se puede hablar de recesión económica, incluso acuñando términos simpáticos como “recesión técnica” (¿Acaso existe algo que se pueda denominar como “recesión lírica”?), cuando en una economía se crean más de 1 millón 100 mil empleos durante los primeros 6 meses del año; hay que sumar, a los 300 mil reportados por el IMSS como trabajadores asegurados en esa institución, otros 200 mil generados en el programa Sembrando Vida y 600 mil más, creados a través del programa Jóvenes Construyendo el Futuro; estos dos últimos con trabajadores y aprendices que no están asegurados por el IMSS.

Resulta tendencioso, por decir lo menos, que se hable de que existe una “recesión técnica” cuando el ingreso real ha crecido en 12% para los trabajadores que perciben el salario mínimo en todo el país, y en 96% para los que se encuentran trabajando en la franja de la frontera Norte, que fue declarada como Zona Libre; o cuando el poder adquisitivo del salario ha crecido en casi un 3%, de acuerdo con los datos publicados por el INEGI. Todo esto, sin tomar en cuenta los beneficios para el incremento del consumo que aportan otros programas gubernamentales, como los de apoyo a productores, apoyo para adultos mayores y personas con discapacidad, becas para 10 millones de estudiantes, tandas para el bienestar con un millón de microcréditos a la palabra, etc., que están canalizando fondos, que no solamente aumentan el consumo, sino que aportan desarrollo con bienestar en la medida que se incluye la participación regular de millones de habitantes en la economía, que antes sólo tenían acceso limitado e irregular.

Por otro lado, comparado con los niveles registrados en los mismos períodos del año pasado, se reportó un incremento en las ventas de tiendas departamentales y autoservicios, equivalente a más del 5% durante el primer trimestre de este año; un incremento de 5.7% en el número de turistas internacionales que ingresaron al país durante el mismo período, con un aumento de 25% en el nivel de gasto que estos turistas realizaron durante sus visitas al país; un incremento mensual constante en el superávit de la balanza comercial del país (lo que se vende al extranjero menos lo que se importa), que en Mayo alcanzó una cifra de 1,031 millones de dólares; un incremento en los ingresos por concepto de remesas que alcanzó el monto de 3,200 millones de dólares en un solo mes; el crecimiento de la recaudación fiscal en un 4.7% durante los primeros cinco meses del año, con una proyección conservadora de recaudación de 3.3 billones de pesos para todo el 2019 (5% más que en el 2018); la inversión extranjera directa creció en 7% durante el primer trimestre del año con un monto de 10 mil millones de dólares, de los que 2,200 millones de dólares corresponden a inversión nueva; igualmente la inversión extranjera aumentó en la Bolsa Mexicana de Valores en este período.

A esto hay que agregar la devaluación en el precio del dólar en relación con el peso. Como se ha señalado, el peso es la moneda que mejor desempeño ha tenido en el mundo en relación con su precio en dólares durante los primeros siete meses del gobierno, y esto no es cosa menor. Sería muy buena noticia que el precio del dólar fuera una variable que solamente dependiera del control que puede mantener el Banco de México sobre ella, pero esto no es así; hoy día, en virtud de que el peso es una divisa que se comercializa tanto en México como en los mercados financieros del mundo, su valor y comportamiento no dependen nada más de lo que pueda hacer el banco central al respecto, sino de que los inversionistas internacionales manifiesten su confianza o desconfianza en la economía mexicana desde los mercados internacionales. Como a nivel internacional hay confianza en la economía mexicana, el precio del peso se ha revaluado y se mantiene estable en un nivel mejor del que presentaba durante el gobierno anterior, en precios incluso por debajo de los 19 pesos por dólar.

Esta confianza deriva fundamentalmente de cuatro factores: (a) Una disciplina fiscal y presupuestal estricta que proporciona certeza de orden en la participación del gobierno en la economía; (b) Un comportamiento respetuoso del Estado de Derecho que pone el piso parejo para la competencia funcional en el mercado, y respeto al desempeño del libre mercado, evitando aplicar mecanismos coercitivos para controlarlo; (c) Una política de cero contratación de deuda nueva y de reestructuración de las condiciones de la deuda adquirida por los gobiernos anteriores, que mejora la posición financiera del gobierno actual; (d) Una práctica de combate frontal contra la corrupción que genera ahorros sustanciales en robo de combustible, precios de las mercancías adquiridas por el gobierno y control sobre la evasión fiscal.

Adicionalmente, existe una percepción de crecimiento futuro importante de la economía a partir de la planeación y desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, que permitirán el ingreso de cantidades relevantes de inversión extranjera y nacional a la economía, a partir del tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el tren transítsmico, la modernización de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, la nueva red de Internet que comunicará al 80% del territorio nacional que hoy no cuenta con este servicio, el aeropuerto de Santa Lucía y la reconfiguración de las rutas de tráfico aéreo, el desarrollo de 10 mil centros de servicios para atender a 200 mil comunidades apartadas en todo el país, la inclusión financiera para 25 millones de habitantes que no tienen acceso hoy a servicios bancarios, el desarrollo del banco popular más grande del país y la creación de 100 universidades regionales, de las que ya se encuentran operando 83.

A todo lo anterior se suman tres megaproyectos para el desarrollo económico que permitirán alcanzar la autosuficiencia energética y alimentaria de México; (a) El rescate e impulso de Petróleos Mexicanos en sus áreas de exploración, explotación, refinación y petroquímica; (b) El rescate e impulso de la Comisión Federal de electricidad con la restauración de 60 plantas hidroeléctricas, la terminación de gasoductos y la reordenación de la red; y (c) Los programas de apoyo a productores del campo, con establecimiento de precios de garantías y apoyos económicos para impulsar la producción y la comercialización de productos básicos.

En este contexto de una economía estable con perspectivas claras de crecimiento y desarrollo, ahora nos toca a nosotros, desde el área de análisis económico de Sin Línea, avisarles a Bank of America, a los bancos y corredurías internacionales y a las calificadoras de riesgo que, quien realmente está entrando en una “super-recesión súper-técnica” es la economía global, motivada por la forma irresponsable y salvaje en la que ellos han permitido, fomentado y provocado el crecimiento de la burbuja de la deuda mundial que hoy alcanza una cifra cercana a los 2 cuatrillones de dólares (un 2 seguido de 15 ceros), equivalente a 26 años del PIB del mundo, la que a finales del año que viene va a desembocar en una crisis económica que puede ser más grave que la del 2008, con una probable pérdida de los mercados de valores calculada en aproximadamente 70% de su nivel actual, porque probablemente sus análisis no estén contemplando que la sobrevaluación de los mercados de valores esta hoy en los mismos niveles que se encontraba en 1929, antes de la Gran Depresión.

Hay que sugerirles que no pierdan el tiempo con la economía mexicana, cuyo comportamiento es bastante bueno, y que se enfoquen en analizar cómo van a resolver el problema de la “súper recesión técnica” mundial que han provocado, sin que se les olvide (por favor) aplicar el factor de estacionalidad de la economía dentro de sus proyecciones.

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