La violencia en El Salvador y el origen del subdesarrollo en Centroamérica
Textos y Contextos
Por Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
El Salvador vivió, hace unos días, una de las peores olas de violencia en su territorio desde hace más o menos 30 años; la Mara Salvatrucha, que protagoniza el terror en el país centroamericano, ha sido uno de los factores clave en la inseguridad, por lo que el presidente, Nayib Bukele, ha endurecido sus políticas antipandillas, incluso pidiendo al Congreso, con mayoría oficialista, que se le permitiese aplicas el estado de excepción.
Otras de las determinaciones del Ejecutivo salvadoreño fue proponer que los pandilleros de 12 años en adelante sean juzgados como adultos, por lo que también se han provocado reacciones en la sociedad, tanto a nivel nacional como internacional, más aún cuando Bukele demuestra cierto cinismo en sus redes sociales, usando una fotografía para burlarse de un pandillero abatido, de quien por la sangre en su rostro, menciona: “Claramente se ve que uno de ellos estaba comiendo papitas con ketchup”.
Pero es importante saber de dónde vienen las Maras, pues no fue un movimiento delincuencial aislado a lo que sucede en el mundo. En los 80´s, cuando se agudizaron las dictaduras en Centroamérica, miles de ciudadanos de El Salvador, Honduras y Guatemala, migraron al norte. Los que llegaban a Estados Unidos, se repartían en diversas ciudades, siendo Los Ángeles una de ellas, y el lugar de origen de las Maras Salvatruchas.
Muchos centroamericanos huyeron de las crueles matanzas relacionadas con la discriminación heredada desde los tiempos en que las corporaciones estadounidenses, como la United Fruit Company, dominaban el escenario político y económico de la región, explotando a los empleados e incluso masacrándolos, como se registró en La Ciénega, Colombia, en 1928; aunque este crimen sucedió más al sur, demuestra el gran poder que tenía la corporación a la cual incluso le llamaban “el pulpo”, porque sus tentáculos llegaban a todos los rincones de la región.
En el caso guatemalteco, Efraín Ríos Montt, quien gobernó entre 1982 y 1983, se orquestó lo que se conoce como el genocidio Maya, una cruzada militar en contra de los pobladores originarios que se cuenta a la perfección en el libro Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, una entrevista realizada por la periodista Elizabeth Burgos a la activista que fuera galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1992.
En este relato, se narran las formas en las que las dictaduras militares persiguieron a los indígenas por la selva y todos los departamentos (municipios), en los que habitaba población maya; desde mujeres abusadas sexualmente, hasta opositores al gobierno torturados, pasando por el asesinato de mujeres embarazadas, niños y demás sociedad civil indefensa.
En su discurso al aceptar el Nobel, Menchú Tum dijo: “Considero este Premio, no como un galardón hacia mí en lo personal, sino como una de las conquistas más grandes de la lucha por la paz, por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas, que a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación.”
En el libro Imperialismo y cultura de la violencia en América Latina, el sociólogo brasileño Octavio Ianni, explica cómo estas guerras fueron el punto máximo de la influencia extranjera, en específico de los Estados Unidos en la región de Centroamérica, logrando que pobladores de los mismos países fueran los asesinos de sus connacionales, entrenándolos en academias militares conocidas como las Escuelas de las Américas; la primera fundada en Panamá, y teniendo otros centros en la región, tenían como objetivo que boinas verdes del ejército estadounidense entrenaran a militares locales para combatir, no sólo el crecimiento de las ideas comunistas, si no también todo lo que le estorbara al imperio para aplicar su modelo económico.
Lo mismo sucedió en El Salvador, donde surge el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, un grupo rebelde que se enfrentó a la dictadura de la Junta Militar presidida por Adolfo Arnoldo Majano. La guerra civil en El Salvador duró de 1979 a 1992, terminando con los Acuerdos de Chapultepec.
Es importante saber de dónde viene la precarización de Centroamérica para comprender cuál es el origen de la migración y la violencia, así como la responsabilidad histórica que tienen países como los Estados Unidos, el cual ahora utiliza a México como un “tapón” de contención de las caravanas migrantes.
Este fenómeno genera discriminación en contra de los grupos que van a otros países buscando un mejor futuro, como fue el caso de salvadoreños que al ser menospreciado por otros sectores sociales, decidieron defenderse creando pandillas, siendo la Mara Salvatrucha, en Los Ángeles, el grupo que más ha trascendido.
Hoy, Nayib Bukele es cuestionado por el endurecimiento de las medidas en contra de las pandillas en El Salvador, pero pocos de los actores internacionales que lo presionan, se preguntan cuál fue el origen de la violencia en la región, y es innegable que en gran medida tienen la responsabilidad las dictaduras, financiadas por los Estados Unidos, y sus corporaciones, que subdesarrollaron a Centroamérica.