La reforma eléctrica, va ¡Pésele a quien le pese!
Desde tiempos de la Conquista, las intervenciones de países extranjeros en territorio nacional, han estado a la orden del día.
Estamos acostumbrados desde el colegio, a considerar como las más importes en la historia de nuestro país, a las dos que tuvieron un impacto político-económico más determinante.
La intervención norteamericana que concluyó con la derrota de nuestras fuerzas armadas y trajo como consecuencia la pérdida de la mitad del territorio nacional, es una de ellas.
La otra tiene que ver con la aventura austriaca tejida por los políticos, empresarios y religiosos conservadores, para sentar en el trono de un pretendido imperio mexicano, al archiduque Maximiliano. El ejército francés del emperador Napoleón III, intervino en nuestro país. Pensaron que el pueblo de México se rendiría ante la fortaleza del ejército más poderoso del mundo en ese entonces.
Esa aventura concluyó en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, con el fusilamiento de Maximiliano y dos de sus generales.
Pero intervención extranjera siempre ha existido, aunque generalmente se dé a bajo nivel.
La vecindad obligada con los Estados Unidos, ha generado fricciones de todo tipo a lo largo de la historia. Embajadores a quienes se les ha permitido influir en decisiones importantes para nuestra nación, han habido muchos. Varios han cruzado la línea y han fraguado planes para desestabilizar a determinados gobiernos, e incluso para ser factor determinante en el asesinato de un presidente, tal y como ocurrió en el caso de Francisco I. Madero.
Han apoyado bandos en pugna, durante los conflictos armados, pensando en la conveniencia de que determinados personajes se responsabilicen de un gobierno que responda a sus intereses.
Así sucedió con Venustiano Carranza, que alcanzó el triunfo sobre el ejército villista, gracias al apoyo brindado por el gobierno norteamericano.
En este momento, el gobierno del presidente López Obrador percibe cierta presión, por parte de los gobiernos de España y Estados Unidos.
La Reforma Eléctrica recién aprobada, enfrenta los amparos interpuestos por la oposición conservadora, para impedir que los empresarios que lucraron con la electricidad durante el periodo neoliberal, pierdan ese beneficio.
Saquear al país mediante contratos leoninos, fue el gran negocio para las compañías extranjeras que llegaron a México en busca de jugosas ganancias. Recibieron subsidios, tuvieron preferencia en la utilización de las redes de suministro de electricidad, no pagaban impuestos, sus tarifas por consumo eran altas para el ciudadano común.
Hoy que el gobierno del presidente López Obrador intenta equilibrar un poco la balanza, se inconforman y recurren al amparo en un intento postrero por detener una modificación a la reglamentación, que les impide continuar con el saqueo nacional.
En México aún hay jueces que se prestan a ese tipo de trabajo sucio. Otorgan los amparos sin tener presente que con ellos se ataca el interés público, poniendo por delante el beneficio económico de unos cuantos empresarios, que ya lucraron por años con los indecentes contratos firmados con el neoliberalismo.
La periodista Dolia Estévez pone un mensaje el día de hoy en su cuenta de Twitter, que dice: “Crece preocupación entre inversionistas por reversión de reforma energética de Peña Nieto. Inusual reunión en @USEmbassyMEX con diplomáticos Unión Europea, Canadá, Alemania, Francia, GB, Italia, España, Países Bajos para discutir qué hacer”.
Se entiende con este mensaje, que la política soberanista del presidente López Obrador, molesta bastante a los empresarios que han encontrado el cuerno de la abundancia en nuestro país, al grado de solicitar a sus gobiernos que intervengan para frenar las modificaciones que autorizó el Congreso mexicano.
Pretenden intervenir en el tema energético, que no está incluido, ni puesto a discusión en algún tratado internacional.
La puerta para que empresas y gobiernos extranjeros accedan a las decisiones que solo competen a los mexicanos, la abre el grupo conservador agrupado en el #TUMOR.
Ellos son los que están interponiendo los amparos en este momento. Es el grupo empresarial representado por Claudio X González Guajardo. No los mueve un interés real por el bienestar del país. Están solicitando el apoyo de gobiernos y capitales extranjeros, para intentar recuperar el poder en las dos siguientes elecciones.
A cambio, ofrecen continuar dilapidando la soberanía y los recursos nacionales, en favor de intereses extranjeros.
López Obrador ha declarado en diversas ocasiones que México debe dejar de ser considerado “Tierra de Conquista” por los capitales extranjeros. “A robar a otra parte” ha sido otra de sus frases recurrentes.
En realidad, lo único que hace el gobierno de la Cuarta Transformación es defender los intereses nacionales. Recuperar la soberanía nacional dilapidada durante los gobiernos neoliberales.
Sí se pueden hacer negocios rentables en México. Pero con reglas justas y sin ventaja. Esto molesta a quienes estaban acostumbrados a jugar en nuestro país con cartas marcadas.
Si otras naciones en el mundo no están de acuerdo con este tipo de política, el problema es de ellos. No de los mexicanos.
Ya no gobiernan los corruptos del pasado. La presión extranjera no va a doblegar a un presidente que cuenta con el apoyo de una amplia mayoría ciudadana.
“El Tigre” está detrás del presidente López Obrador, respaldando su política soberana.
Nunca más, empresas extranjeras que saquean los recursos del país, mientras millones de mexicanos viven en el abandono y pagando altos precios por los servicios básicos.
No importa si se trata de una sola nación o de muchas.
Deben entender que verdaderamente, el México de hoy dejó de ser “Tierra de Conquista”
La reforma eléctrica, va. Pésele a quien le pese.
Malthus Gamba