Durante mucho tiempo en España han practicado sin pudor alguno lo que se conoce como la puerta giratoria, que es una especie de pasaporte dorado para que los políticos y funcionarios que han beneficiados a las grandes corporaciones, especialmente a las compañías de energía, pasen tranquila y libremente desde puestos del gobierno a ocupar cargos directivos en esas empresas, esto sin contar la entrega de moches que ya les habían hecho antes, a cambio de facilitarles el cierre de negocios que implicaban actuar en contra del interés general.
En el neoliberalismo este funcionamiento pernicioso, que promueve la corrupción más profunda al nivel más alto de los gobiernos, no nada más no se ve mal, sino que se considera como algo normal y hasta motivo de presunción.
En México donde no es tan común ni se contempla como algo normal, los ejemplos más claros se vieron con Zedillo, el presidente mustio, que se fue a trabajar como consejero de las empresas de ferrocarriles a las que les vendió las concesiones ferroviarias del país, que luego fueron responsables de casi desaparecer ese medio de transporte.
También están el caso de Calderón, quien no estando satisfecho con el desastre nacional que ocasionó durante su deleznable gobierno, pasó graciosamente a ser consejero de Iberdrola, mientras la que había sido secretaria de Energía en su sexenio, se fue como empleada de esa misma entidad del crimen organizado.
Mientras hoy en España sucede lo impensable y se enjuicia a Iberdrola por haber extorsionado a los consumidores con enormes aumentos injustificados en los precios de la luz, para incluso meter a la cárcel a los empleados responsables de hacerlo desde este cártel, en México vemos a los jueces obsequiar alegremente, una lluvia de amparos para proteger los intereses de los corruptos de Iberdrola y de otras empresas depredadoras, contrarias al interés general.
El gobierno federal ha emprendido una lucha legal en contra de las empresas corruptas y de los contratos por medio de los cuales se benefician pisoteando los derechos de los habitantes. Sin embargo, estos focos infecciosos de corrupción y saqueo, tienen cooptados seguramente por medio de dinero, a los legisladores de la oposición y a jueces utilizándolos como su principal línea de defensa, lo que les permite mantenerse operando como lo han hecho hasta hoy, por lo menos durante un tiempo más.
Un ejemplo lo vemos en el caso donde la Comisión Reguladora de Energía impuso una multa histórica multimillonaria a Iberdrola, basándose en el fallo de la Suprema Corte de Justicia, por haber llevando a cabo operaciones de autoabasto calificadas como fraudulentas y contrarias al interés general y un juez de segundo nivel le otorgó una suspensión para que no paguen la multa mientras se resuelva el juicio de amparo que interpusieron. Aunque a la larga, después de que se dé solución en ese juicio, o mediante la intervención de la Suprema Corte, este cártel de la energía tendrá que pagar la multa, este caso nos sirve para demostrar los niveles de corrupción descarada que operan en el poder judicial.
Este ejemplo no es más que el último en una larga cadena de actos de traición perpetrados por jueces alquilados, que cierran la pinza con los legisladores de oposición, votando en defensa de los intereses mezquinos de empresas extranjeras, acostumbradas a robarse los recursos nacionales, el dinero de los impuestos y a extorsionar de manera descarada a los mexicanos, sin la consciencia de que su tiempo de orgía dorada ya pasó, que hoy en México son historia, que sus empresas y sus actividades fraudulentas sólo representan el rezumo pestilente en el fondo de la atarjea, que aunque cueste más de trabajo eliminar, lograremos en este proceso profundo de limpieza en el que dejaremos el camino de la transformación libre de obstáculos.
Como dijo el poeta francés de Lamartine: “Apóyese sobre el obstáculo y láncese más lejos”.