El inicio de todos los años resulta pesado para las personas porque venimos de haber realizado gastos adicionales en diciembre, como la cena navideña y la de fin de año, comidas con amigos, posadas, reuniones, regalos, etcétera y en enero tenemos que compensar lo que gastamos.
Sin embargo, este año en México la cuesta de enero parece estar siendo más pesada para algunos personajes públicos, aunque su carga no deriva de la falta de dinero, sino del avance de la justicia en el seguimiento a las fechorías que cometieron en el pasado y que ahora los está alcanzando.
Entre todos estos individuos podemos contar al ex jefe de gobierno de la ciudad de México y actual senador perredista, Miguel Mancera, a quien le tienen encarcelado a su ex secretario particular en el gobierno de la ciudad y bajo proceso penal a su ex jefe de gabinete; dos de los sujetos más cercanos a él, que seguramente operaron en una muy buena parte el dinero sucio que se sustrajo del erario en beneficio de funcionarios corruptos y que probablemente puedan revelar algunos pecadillos de esa época cometidos por el senador, lo que puede provocarle pesadillas durante este mes.
Otro al que ya le cayó la pesada es Emilio Lozoya, exdirector de PEMEX, artífice junto con Videgaray y Peña Nieto del plan de entrega de las riquezas del país a favor de la oligarquía mexicana y extranjera, también operador de los sobornos que se le entregaron a los legisladores vendepatrias del PRIANRD para que aprobaran el numerito en el que nos despojaron de una buena parte del petróleo mexicano y del control eléctrico.
Lozoya ya se encuentra preso, pero hasta hace poco lo estaba en prisión domiciliaria en espera de poder convertirse en testigo protegido, una vez que aportara las pruebas que respaldarían la denuncia que hizo con alrededor de 70 corruptos. El plazo para hacerlo se le terminó y la Fiscalía se le fue encima con todo, acusándolo formalmente, pidiendo una condena de 39 años de prisión para él y de 15 para su madre, como cómplice de lavado de dinero a través de sus cuentas bancarias, donde recibió fondos ilegales de sobornos. También en el enredo están la esposa de Lozoya y su hermana, que están prófugas con órdenes de aprensión en su contra por la misma razón. Por lo visto toda la familia disfrutó del dinerito derramado por su relación con Ancira de Altos Hornos y con Oderbrecht.
Uno más es Ricardo Anaya, quien no deja de proferir incoherencias a través de sus videos estridentes publicados en las redes sociales, mientras corre el tiempo para que tenga que comparecer ante un juez por el soborno de 7 millones de pesos que recibió de Lozoya, después de haber sido confirmados por la Unidad de Inteligencia Financiera. Pero para Anaya las cosas se le complican en la cuesta de enero, al tiempo que se da a conocer una investigación llevada a cabo por la misma Unidad de Inteligencia Financiera, junto con la Fiscalía General y el SAT, en la que se le vincula a Santiago Creel del PAN y a su hijo Santiago, en operaciones financieras a través de 36 empresas factureras, por medio de las cuales se lavaba el dinero para el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Por último, el otro personaje que no está durmiendo nada bien es el Comandante Borolas, a quien la justicia se le acerca poco a poco para cobrarle algo de lo que debe. Por fin la Fiscalía General de la República obtuvo 7 órdenes de aprensión contra exfuncionarios delincuentes, que autorizaron y operaron el mecanismo internacional para proporcionar armas a los narcotraficantes del Cartel de Sinaloa, entre los que se encuentran García Luna, preso en Estados Unidos por considerarse socio de esa organización criminal, Cárdenas Palomino, preso por tortura en el Altiplano, el Chapo Guzmán, con cadena perpetua dictada por un juez de Nueva York y otros 4, cuyos nombres no se mencionan por estar todavía en libertad. Hay que recordar que en este proceso se citó a declarar a Medina Mora y a Maricela Morales, ex procuradores en el gobierno de Calderón, así como a Facundo Rosas, otro criminal cercano a Cárdenas Palomino. También, de acuerdo con esta fiscalía, existen indicios de que Borolas autorizó la operación. ¡Qué angustia!
Como dijo el dramaturgo italiano Pietro Metastasio: “Si todo el mundo llevara escritas en la frente sus angustias, muchos que nos causan envidia nos darían lástima”.