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¡Esto es la 4T! Una revolución sin violencia
Columnas, El día, Nacional

¡Esto es la 4T! Una revolución sin violencia

En pocos meses, México ha experimentado un cambio radical en su vida política y social. En la conferencia mañanera del día de hoy, el presidente López Obrador se refirió a esos cambios verificados durante el tiempo de gobierno que lleva la Cuarta Transformación.
Los ajustes, se reflejan en nuevas leyes y reglamentos, que modifican sustancialmente el entorno político y social en que nos movemos.
Dice López Obrador, que se trata de una revolución y en la práctica, de una nueva Constitución Política, que cambia la manera de entender los conceptos de justicia, bienestar, derechos y obligaciones de los mexicanos.

El Congreso de la Unión ha aprobado las principales iniciativas presentadas por el poder ejecutivo y a su vez, ha votado a favor de reformas propuestas por el mismo Congreso. Estas reformas son de beneficio social y en contra de la corrupción y la ilegalidad disfrazada.
Las reformas estructurales que fueron un fracaso durante el periodo neoliberal, quedaron canceladas. Nuevas leyes, más acordes con las necesidades del país, fueron aprobadas en estos últimos meses.

Lo interesante en este panorama de cambio de régimen, es que se ha realizado de manera profunda y sin derramamiento de sangre alguno.
Se trata de una revolución, al menos por los efectos prácticos que puede apreciar cualquier ciudadano. Las modificaciones a la Constitución, son significativas y la derrota de los grupos conservadores, en elecciones democráticas, es total.
La fuerza del presidente y del actual gobierno es abrumadora. En el Congreso, los partidos de oposición, reducidos a minorías, no pueden frenar el avance las reformas presentadas por el ejecutivo y la bancada de Morena.

Es por esto que las leyes expedidas contra la corrupción, se encuentran aprobadas.
Lo mismo aquellas que tienen que ver con reformas laborales, educativas, energéticas y de apoyo social.
Parece que nada puede limitar la acción de un gobierno, que se enfoca en revertir la dañina política neoliberal, que hundió al país en el hambre y la violencia.

Y es precisamente en el aspecto de la seguridad, donde están los pendientes que intenta ajustar en este momento el gobierno del cambio.
De todos los problemas heredados al neoliberalismo, la cuestión de la violencia desatada en buena parte del país, es el más grave sin duda alguna y por tanto, el de más difícil solución.

El tejido social en México se deterioró hasta tal punto, que al día de hoy, es difícil separar a policías y funcionarios públicos, de la delincuencia organizada. Permeó tanto la corrupción en la administración pública, que los cuerpos de seguridad y procuración de justicia, fueron infiltrados totalmente por la criminalidad.

La tarea de reconstrucción en esa área, llevará tiempo. Aquí no se trata únicamente de impulsar nuevas leyes. Se requiere una restructuración completa en los cuerpos de seguridad, desde el nivel municipal, al federal.
Ese es el único pendiente que tendría el actual gobierno, para cumplir en su totalidad con las promesas de campaña y el programa de desarrollo que impulsa.

La pobre oposición conservadora, en voz de sus pregoneros resentidos por la falta del “chayote” al que estaban tan acostumbrados, piden en este momento que el presidente y su gobierno, cambien la estrategia para el combate al crimen organizado y opten por la represión y mano dura en contra de los criminales.
Para ellos, es indispensable que López Obrador tome una decisión equivocada, que le reste simpatía en una sociedad que hasta este momento, lo respalda mayoritariamente.

Les interesa que el presidente derrame a la brevedad, la primera sangre de su gobierno. Así, los señalamientos de autoritario y antidemocrático, tendrán alguna justificación a los ojos del ciudadano.
Por eso la insistencia de columnistas de corte conservador, para que las fuerzas armadas y la Guardia Nacional respondan con letalidad a las agresiones de los delincuentes.

Esta estrategia pueril de la oposición, está condenada al fracaso. Como hemos dicho, vivimos tiempos de una revolución pacífica, que no contempla el uso de la fuerza como recurso de gobierno.
“Se van a quedar con las ganas” ha dicho el presidente, a quienes recomiendan reprimir a la manifestación social y a la delincuencia.
Es importante tener presente todo esto y recordar que la violencia de Estado fue aplicada durante el pasado reciente, sin ningún resultado.
Los cientos de miles de muertos que generó la política agresiva de Felipe Calderón, están muy próximos a nosotros.
Conocer el hecho de que está política tenía como uno de sus fundamentos básicos, la instrucción de no tomar prisioneros y rematar a los heridos en el momento, causa horror y rechazo.

¿Cómo piensan los periodistas conservadores, al estilo de Raymundo Riva Palacio, que insiste permanentemente en la aplicación de ese método, que los resultados serían distintos, si se implementan de nuevo?
Para los conservadores, el principio de un cambio de gobierno por la vía pacífica, resulta incomprensible.
Pero para el resto de los mexicanos, es una realidad que se puede palpar en este momento. Hay incremento salarial (vienen más en el siguiente año), se erradica la corrupción y vemos cómo personajes públicos antes intocables, se encuentran actualmente acusados de delitos que no alcanzan fianza.

Los programas sociales son de cobertura nacional. La mayoría de las familias mexicanas han resultado beneficiadas.
La educación y la salud, son aspectos prioritarios en esta nueva política.
A lo largo de la historia de nuestro país y en la mayor parte de los países del mundo, estas conquistas sociales se arrebatan por la fuerza, a los gobiernos de corte conservador, que al final de una cruenta guerra, resultan derrotados.
Generalmente estas conquistas, se obtienen después de haberse pagado un alto precio en sangre.
Nuestro país vive un momento especial y hay un aspecto del cambio político que vivimos, en el que podemos apoyar todos.
El cambio de mentalidad es un factor de vital importancia para el actual gobierno.

López Obrador lo ha señalado infinidad de veces: para que el cambio se concrete y no regresen los conservadores al poder, es necesario modificar nuestra forma de pensar, desterrando ideas equivocadas, donde el beneficio personal está por encima de todo. Ideas donde la corrupción es admitida fácilmente. O donde la violencia es el camino para alcanzar beneficios y riqueza.
Si de verdad queremos acabar con la violencia en el país y avanzar por la ruta de la revolución pacífica, el cambio personal de actitud es indispensable.

“Abrazos y no balazos” resume perfectamente la política de transformación del actual gobierno. Una revolución de paz, donde todos los cambios positivos, son posibles.

Malthus Gamba

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