Krauze: Un zombie que camina, pretendiendo ser popular
Nos desayunamos esta mañana con la noticia de que Enrique Krauze fue galardonado en España, con el Tercer Premio de Historia Órdenes Españolas, por su “trayectoria” en favor de lo hispánico y la difusión de nuestra cultura a lo largo del mundo.
España se especializa, como todo régimen monárquico que se respete, en premiar a los exponentes del conservadurismo en Latinoamérica. Han otorgado la nacionalidad de ese país, a escritores del cono sur de nuestro continente, como en el caso de Mario Vargas Llosa, quien destaca por su filiación de ultra derecha.
En el caso de Krauze, el premio es por su trayectoria en las letras y su aportación personal para la comprensión de la historia mexicana. Y aquí habría que decir que, en México, salvo el pequeño grupo de favorecidos por el neoliberalismo, el respeto que se tiene por la obra de Enrique Krauze, es pobre.
Su aportación a la interpretación histórica de los acontecimientos que han dado forma a nuestro país y a la nacionalidad de sus habitantes, es bastante limitada. Como parte del grupo de “intelectuales orgánicos” favorecidos por los gobiernos neoliberales, Krauze tuvo a su alcance el acceso a los bancos de datos que se mantienen en resguardo en hemerotecas y filmotecas del país.
Con ese acervo en sus manos, dio forma a sus series televisivas de carácter histórico, que tuvieron mayor éxito económico, que educativo. Los documentales pertenecientes a la etapa revolucionaria del país ya existían. La única aportación de Krauze ahí, fue organizar los retazos que le parecieron importantes, para generar videos donde la narrativa a la que él mismo presta su voz, obedece a una visión rudimentaria y conservadora sobre la revolución.
Sus libros tienen la misma calidad. Minimizan el destacado papel de los ejércitos y dirigentes campesinos y destacan el rol de los personajes oscuros que se sirvieron del proceso revolucionario, para empoderar a la nueva burguesía, que gobernaría en adelante, al amparo de los partidos políticos de la derecha nacional.
Si en España es aplaudido el trabajo y trayectoria de Enrique Krauze, en México no pasa de ser calificado como uno de los peores intelectuales que registre la historia moderna.
Krauze no es visto como una de las mentes brillantes que puede presumir cualquier país. Se le tiene presente por aparecer como uno de los “chayoteros” más beneficiados durante el periodo neoliberal. Su revista “Letras Libres” era comprada mensualmente, en forma masiva, por los gobiernos priistas y panistas que se alternaron el gobierno federal. Lo mismo sucedía a nivel estatal, en varias Entidades del país.
Los ingresos de “Letras Libres” eran espectaculares y Krauze correspondía a esos beneficios en plata, manteniendo una línea editorial en favor del neoliberalismo y de las instituciones y personajes nacidos a su sombra.
La “Operación Berlín” le quitó por completo una máscara que se había ido estropeando con el paso de los años.
Fue un intento para impedir la llegada del entonces candidato López Obrador, a la presidencia en 2018. La gente de “Letras Libres” participó en esa estrategia sucia, en donde se intentaba frenar a toda costa al candidato de la izquierda. El uso de recursos públicos y privados en esa oscura campaña, quedó de manifiesto, al ser delatado Krauze y asociados por una persona que trabajaba al interior de “Letras Libres”.
Ese episodio fue la gota que derramó el vaso. Los mexicanos conocían los antecedentes de Krauze y el papel que jugó en el caso del desafuero en contra de López Obrador y en el fraude electoral que permitió la llegada de Felipe Calderón a la presidencia.
Para la mayoría de los mexicanos, Enrique Krauze es un personaje siniestro, carente de credibilidad y sin antecedentes de honestidad y ética que le sean conocidos.
Se habla de que tiene nexos con agencias del gobierno norteamericano y de que es en realidad el operador político más importante que tienen en nuestro país. Su trabajo consiste en fortalecer el ingreso de capitales extranjeros a México y en hacer dependientes a los mexicanos de las exportaciones que nos llegan principalmente de los Estados Unidos. Todo esto, dando el impulso necesario al proyecto neoliberal, que remata los bienes nacionales. Apoyando la privatización.
Alfredo Jalife Rahme ha dicho que Enrique Krauze, es el jefe inmediato de Felipe Calderón y que es con Krauze con quien se entienden el gobierno y el empresariado norteamericanos, en su lucha para reinstaurar el régimen neoliberal en el país.
Este premio que recibe Krauze, de parte de la monarquía española, es un intento más de los grupos conservadores mexicanos, para lavarle un poco la cara a uno de sus exponentes más importantes.
Ya lo hicieron con Diego Fernández de Cevallos, a quien intentan colocarle una aureola de pulcritud política, que le permita ser considerado “el consejero de los jóvenes mexicanos”. Lo mismo han hecho con Santiago Creel, después de retirarle las telarañas políticas que lo mantuvieron sepultado por años.
Claudio X González es otro caso significativo de lo que está aconteciendo al interior de la clase conservadora. Un traficante de influencias que actuaba tras bambalinas durante el neoliberalismo y que amasó, en base a sus contactos dentro del gobierno, una considerable fortuna, es hoy un desesperado tuitero que intenta fortalecer la posición del TUMOR, en redes sociales.
A sus 58 años, ya no es un tierno pollito. Quiere que la derecha gane en las siguientes elecciones, pero carece de credibilidad ante la gente.
Krauze es el último zombie que intenta caminar con algo de solidez, para enfrentar a la maquinaria de Morena que, según encuestas, arrasará en las elecciones de junio próximo.
La corona española le presta un servicio político, al otorgarle un premio que a los mexicanos no les dice nada.
La oscura trayectoria de Enrique Krauze no puede ocultarse tras una medalla, un diploma o cualquier otro distintivo que los conservadores de otra nación, otorguen al jefe de los conservadores mexicanos.
Son arreglos entre ellos y nada le dicen a un pueblo que trabaja a diario por la transformación de nuestro país.
Tenemos a otro zombie que camina, pretendiendo ser popular.
En junio de este año, “El Tigre” lo mandará de nuevo al basurero histórico, que es en realidad el sitio que le corresponde.
Malthus Gamba