José Narro, el priista de cepa que zigzagueaba entre Los Pinos y CU

José Narro Robles fue acusado del abandono de 326 hospitales que dejó sin concluir y es señalado por corrupción en el sector salud.

El exrector de la UNAM, José Narro Robles, se ha convertido en una de las voces más críticas del gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, esto a pesar del historial de corrupción que lo acompaña desde hace más de 40 años en los que ha desempeñado distintos cargos en la máxima casa de estudios como en el Partido Revolucionario Institucional.

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Narro Robles se desempeñó como secretario general de la Universidad Nacional de 1985 a 1991; posteriormente fue elegido rector y completó un segundo periodo al frente de la institución que se alargó hasta 2015.

La relación de Narro con Peña Nieto y el PRI

José Narro Robles fue titular de la Secretaría de Salud en el sexenio del expresidente Enrique Peña Nieto. Durante su gestión existió un abandono de la infraestructura hospitalaria, encontrando que 307 instalaciones de salud eran inviables y no podían funcionar, pues constituían un riesgo a la población.

También se le acusó de operar desde la Secretaría de Salud a favor de las candidaturas del PRI, como la del exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, interviniendo en diversas acciones realizadas en Ecatepec, Atlacomulco, Naucalpan y Chimalhuacán.

Su cercanía al peñismo lo puso en la mira de la Unidad de Inteligencia Financiera por casos de corrupción ocurridos en el sistema de salud. Además, se dio a conocer que tanto él como su esposa contaban con un expediente abierto ante la Secretaría de la Función Pública por su evolución patrimonial.

El legado de José Narro en la UNAM

La gestión de Narro Robles en la UNAM se caracterizó por su esfuerzo para impulsar el cobro de cuotas, dando como resultado la creación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) y presiones por parte del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari de no implementar los cobros diferenciados.

Parte de su legado por la máxima casa de estudios del país también se vio marcado por un secreto a voces que se gestó durante años en el seno de la institución y que en su rectoría creció al punto de ser uno de los pendientes que heredó a Enrique Graue: el narcomenudeo.

A pesar de haber dejado la rectoría, algunos consejeros de la máxima casa de estudios revelaron que aún poseía posiciones de control dentro de la institución educativa; incluso algunos medios señalaron que Narro era el “poder real” dentro de la universidad.

“Narro, además de ex priísta, aún tiene el respaldo de directivos y funcionarios que dejó desde su administración”.

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