Desde el día de ayer, el tema Gertz Manero tomó relevancia una vez más.
Varios hemos perdido la cuenta de las ocasiones en que esto ha sucedido casi desde el inicio del gobierno del presidente López Obrador.
La razón es la misma. La solicitud al presidente de la remoción inmediata del fiscal, o la explicación franca de las razones que sostienen a este funcionario público en su puesto, a pesar de que los resultados de su gestión, no son los que espera un sector social, que quiere ver tras las rejas a personajes que fueron representativos de la corrupción, durante el periodo neoliberal.
Vicente Serrano, del portal noticioso Sin Censura, entrega al presidente López Obrador, un ejemplar del libro recién publicado por el periodista Jesús Lemus, donde se hace una crítica severa a la gestión del Fiscal General de la República.
Vicente Serrano lee algunos párrafos de ese texto, donde aparecen los nombres de varios personajes, que tienen denuncias ante la Fiscalía General, o que han sido señalados públicamente como posibles infractores de la Ley, sin que hasta la fecha, se haya judicializado y obtenido sentencia definitiva en contra de alguno de ellos.
Todos ellos son “peces gordos” dentro de la política.
“¿Cuál es el motivo por el que usted, como titular del Poder Ejecutivo, no ha solicitado la remoción del fiscal Gertz Manero, a pesar de que no está dando los resultados esperados y se ha visto involucrado en asuntos que ponen en duda su imparcialidad como fiscal general?”
La respuesta del presidente a quienes piden la remoción del fiscal, fue la misma que ha mantenido siempre, aunque hoy aportó más elementos para respaldar su decisión:
“Efectivamente, tengo la facultad para solicitar al Senado la destitución del Fiscal General de la República. Puedo hacerlo, si existen elementos que justifiquen una decisión así. Pero como lo he dicho antes, tengo plena confianza en el fiscal, a quien considero una persona honesta y honrada. Para pedir su salida, deberían existir faltas graves en su actividad profesional. Y no las hay. Otros podrán pensar distinto. Decir que ha fallado en el desempeño del cargo. Pero para eso se requieren pruebas y no solo palabras. Quien tenga elementos para soportar su dicho, que documente y presente las evidencias suficientes, para que se proceda a la destitución del fiscal. Yo por mi parte, no encuentro faltas graves en su trabajo”.
Para muchos, la “falta grave” que ameritaría la salida del fiscal general, es la lentitud que llevan las investigaciones e integración de expedientes que deben presentarse ante el Poder Judicial sobre cada caso.
A Gertz Manero se le ha calificado de “florero”, “encubridor”, “incompetente”, “cómplice” y otras linduras que nacen del desencanto en quienes esperaban investigaciones y denuncias diarias, en contra de tanto corrupto del pasado.
El día de hoy, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, anuncia que fueron detectados por esa unidad, movimientos bancarios de dos empresas propiedad de la familia del expresidente Peña Nieto, donde se transfieren al exmandatario, 26 millones de pesos en el lapso de tres años.
Enrique Peña Nieto es socio en ambos negocios, con intereses en el ramo comercial.
No se sabe el origen del dinero en este momento. Pero como se trata de un reporte que envió el sistema bancario desde mediados del 2021, se ha recabado toda la información al respecto, misma que se hizo llegar recientemente a la Fiscalía General de la República, donde ya fue abierta una carpeta de investigación.
Saber que el asunto será llevado en la Fiscalía General de la República, generó de inmediato una nueva oleada de protestas en contra de la lentitud del fiscal, al momento de atender casos relevantes.
¿Por qué ese empeño del presidente en mantener a Alejandro Gertz Manero al frente de la Fiscalía General de la República, cuando muchos piden su salida?
Hay una razón base para ellos y otras razones adicionales también.
La razón principal es que el presidente López Obrador sabe mucho sobre política y varios de los que exigen la salida del fiscal, están en pañales en ese aspecto.
Quienes más han empujado la campaña para que Gertz Manero sea removido, han sido los grupos reaccionarios. Comenzando por la familia política del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo.
El choque en tribunales que se dio entre las políticamente poderosas familias Gertz y del Mazo, fue manejado mañosamente por la prensa opositora, como el ataque del fiscal a una pobre familia, sin respaldo político y legal. Eso fue una mentira. Alfredo del Mazo metió las manos en el proceso, para que el fallos de la Suprema Corte beneficiara a la familia de su esposa.
Aparte de esto, es de suma importancia para los conservadores, contar con un fiscal a modo. Alguien manipulable, o “en venta”, que pueda atacar al gobierno del presidente López Obrador desde dentro. Por eso insisten todo el tiempo en la salida de Gertz Manero.
¿Qué pasaría si el presidente removiera al fiscal?
El Senado tendría que nombrar otro. Y para eso se requiere que las DOS TERCERAS PARTES de la Cámara Alta, apruebe al nuevo titular en la Fiscalía.
¿Morena y aliados tienen en este momento esa dos terceras partes de los votos requeridos?
Evidentemente NO. Se tendría que pactar con la oposición el nombramiento de un fiscal que fuera del agrado de todos. Y si alguno le agrada a la oposición , será señal clara de que de ninguna manera le conviene ese personaje, al gobierno de la Cuarta Transformación. Tendría a un potencial enemigo dentro de casa.
Nada más veamos lo que está pasando en este momento en Tamaulipas. Cabeza de Vaca se va, pero queda un fiscal de su confianza que le cubre la espalda y que seguirá trabajando para él. Ahí se da la situación de que el Congreso da más facultades a la Fiscalía, para que pueda convertirse en un poder fáctico que impida al gobernador de Morena ejercer su cargo con libertad. Es la cuña que mete la oposición ahí
Lo mismo pretenden los conservadores al impulsar esa campaña que traen, para remover a Gertz Manero. Saben que sin sus votos, o nos quedamos sin fiscal y queda un encargado de despacho que puede ser controlable, o se nombra a alguien más identificado con la oposición.
Otro motivo adicional a considerar, es el que ha planteado el presidente desde antes de iniciar su mandato.
No habrá cacería de brujas. No se darán las investigaciones y juicios espectaculares que muchos esperan, por motivos que solo ellos conocen. López Obrador fue claro al decir que su mirada estaba puesta en el presente y en el futuro y no en el pasado.
A nadie engañó sobre ese punto.
Si alguien tiene pruebas en contra de un funcionario público del pasado, que las presente para que se actúe en consecuencia. El gobierno no va a perseguir a alguien, si no hay denuncia de por medio.
Y otra cosa.
López Obrador ha dicho también con toda claridad, que lo que a él le importa es que los corruptos del pasado regresen el dinero que le robaron al pueblo. Con ese acto, pueden incluso evitar pisar la cárcel. La finalidad no es mantenerlos en prisión. Se trata de recuperar el dinero sustraído.
Por eso, quienes han esperado a un Fiscal con vestimenta de “Vengador”, que prepara una tras otra, carpetas de investigación para llevar ante la justicia a muchos corruptos del pasado, se van a quedar con las ganas.
Gertz Manero no fue nombrado fiscal para eso.
Los casos en donde se ha podido (o se sigue intentando), llegar a acuerdos reparatorios, que permitan recuperar el dinero del pueblo, son los que se atienden preferentemente en la fiscalía. Es lo que ha pedido el presidente desde el inicio de su gobierno. Nunca ha habido engaño en eso.
Gertz Manero no ha cometido faltas graves, tal y como lo expresa el presidente. Ha trabajado la fiscalía bajo un enfoque que no gusta a algunos y que no conviene a otros.
Devolver lo robado, es algo que quita el sueño a varios integrantes de la oposición. Preferirían no tener esa amenaza presente todo el tiempo. Alguno incluso tomaría la opción de pisar la cárcel, antes que devolver un peso.
Gertz Manero no va a salir de la Fiscalía General de la República. Pueden seguir tocando la puerta de la presidencia pidiendo su remoción. Pero obtendrán la misma respuesta de siempre”
“Tengo toda mi confianza en el fiscal, porque es persona honesta y honrada”
Así es la figura del fiscal que necesita en este momento el presidente.
Es honrado, honesto y leal. Cumple con el encargo que le fue encomendado desde el inicio del sexenio.
Por eso se queda, aunque muchos sufran por eso.
Malthus Gamba