En Tierra Caliente, Guerrero, la figura de Félix Salgado Macedonio es ampliamente conocida.
Con sus fallas personales y su forma directa y abierta para decir y hacer, Macedonio es el político de toda la vida, que se identifica con la gente humilde, en uno de los más humildes Estados del país.
La gente de la montaña y de la sierra, le tiene confianza. Ahí, donde para conseguir la confianza del pueblo, hay que ser reconocido como parte de la comunidad.
Salgado Macedonio no tiene problema alguno dentro de su Estado y con seguridad obtendría el triunfo electoral para convertirse en gobernador de Guerrero.
Los problemas le vienen de fuera y no llegan por faltas personales que ameriten una sanción severa.
A Salgado Macedonio lo estrangula el viejo régimen que gobierna actualmente en esa Entidad.
Para nadie es un secreto que Guerrero es tierra donde la delincuencia organizada, se encuentra profundamente enraizada en comunidades y poblados. Hay negocios donde se manejan cantidades significativas de dinero, producto del narcotráfico.
Para nadie es secreto tampoco que las autoridades de los tres niveles de gobierno, han estado involucradas en situaciones relacionadas con esta actividad ilícita.
Además de la siembra y la distribución de droga, que genera un desajuste social severo y en donde la violencia se desata entre los más jóvenes y más humildes, Guerrero muestra el reverso de la moneda en el puerto de Acapulco.
Ahí también existen problemas de droga y otros que tienen que ver con actividades secundarias del crimen organizado, como la extorción, el secuestro y el cobro de piso. Los grupos empresariales que tienen inversiones importantes en Acapulco, han creado lazos de corrupción con los gobiernos neoliberales del pasado y presente.
Es lógico pensar que para los grupos conservadores que de uno u otro modo, se encuentran disfrutando de las miles y beneficios de estos “negocios”, no les sea grato observar cómo Salgado Macedonio amenaza con terminar de una buena vez, con la corrupción que impera en el Estado.
Porque ese es precisamente el fondo del problema que se vive en Guerrero y no la falta burocrática que sancionó el INE y que puede validar de un momento a otro, el Tribunal Electoral, en contra de Salgado Macedonio.
“Lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer”.
Esta sentencia del presidente López Obrador, respecto al momento que vive la Cuarta Transformación en el país, se refleja con toda nitidez en Guerrero.
La gente está cansada de la corrupción del PRI y del PRD. Desean salir del círculo vicioso que los lleva de una oferta política viciada, a otra peor.
No hay diferencia entre priistas y perredistas. Han saqueado a los más humildes en Guerrero y creado un clima de inseguridad que se respira en buena parte de los municipios del Estado.
El apoyo que están brindando a Salgado Macedonio tiene una finalidad. Sacudirse las cadenas que los han esclavizado a las políticas corruptas de priistas y perredistas. Recuperar el control del Estado, para beneficio de la sociedad en su conjunto y no solo para unos cuantos.
Los grupos con intereses creados en Guerrero, quieren a toda costa, que Félix Salgado, quede fuera de la contienda electoral.
El candidato de Morena ha señalado que acabará con la corrupción y llevará ante la justicia, a todos los políticos neoliberales que faltaron a su deber y aceptaron tratos deshonestos con la delincuencia. Además, terminará con el desaseo dentro del gobierno estatal.
A Salgado Macedonio se le acusó primero de haber cometido actos de acoso en contra de varias mujeres. Esas situaciones se dieron (según las acusaciones), en el pasado. No son acciones recientes.
No les funcionó la estrategia a los conservadores que armaron esta campaña negra en contra de Macedonio. Incluso se dio el caso de que la acusación más directa en contra del candidato a gobernador, fuera retirada por la parte demandante. Nunca hubo pruebas sobre algo sucedido hace bastantes años.
Entonces recurren a la maquinaria en el INE para fincar una responsabilidad administrativa en contra de Félix Salgado. Por la falta del reporte de $19,000 pesos gastados en precampaña.
Ni los peores infractores a las leyes electorales en el pasado, han recibido una sanción tan severa por parte del INE. Le retiran a Salgado Macedonio la candidatura y privan al pueblo de Guerrero de decidir en las urnas su futuro.
En el bando conservador, periodistas “chayoteros”, traficantes de influencias que se hacían pasar por empresarios y políticos corruptos, se dicen hoy “perseguidos políticos”. No lo son. Su condición es la del delincuente que siente próxima la acción de la justicia, o de quién ve cómo se cierra la puerta de la corrupción para siempre.
Salgado Macedonio sí es un perseguido político, por parte de las instituciones conservadoras que aún “no acaban de morir”
Al mismo tiempo, es el político al que impulsa el pueblo humilde. El candidato al que la gente quiere como su gobernador.
Las encuestas que se han publicado hasta este momento, colocan a Salgado Macedonio muy por encima de cualquiera de los otros competidores.
Si la justicia, como afirman los conservadores, no ha sido secuestrada por la corrupción que imperaba en los otros dos Poderes de la Unión, el caso de Salgado Macedonio debería tener un final menos gris y sucio, que aquel que lo deja fuera de la competencia por la gubernatura estatal.
Los ministros en el Tribunal Electoral, señalaron hace poco que el INE tendría que considerar afectaciones reales y el monto de los recursos no reportados, para aplicar una sanción proporcional a la falta cometida.
El INE no prestó oídos a esta recomendación y ratificó la pena original.
En nueva apelación, el asunto regresa al Tribunal y ahí es donde se decidirá finalmente la suerte de Salgado Macedonio, la del pueblo de Guerrero y la de aquellos que aún apuestan por la corrupción en ese Estado.
Si el Tribunal Electoral ya señaló que, de acuerdo a su interpretación de la Ley, deben ser considerados los atenuantes, para poder hacer justicia real, ese criterio debería prevalecer en este momento para el mismo asunto que conocieron hace pocas semanas.
En la balanza están, por una parte, los intereses nacidos de la corrupción. Por otra parte, pesa la voluntad del pueblo.
Veremos qué tan limpiamente actúan los integrantes de este Tribunal.
O veremos qué tan necesaria es realmente, la prórroga que está por aprobarse en favor del ministro presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, para depurar a fondo a un Poder Judicial, señalado por el manejo sesgado de la justicia, en favor de intereses corruptos.
La moneda está en el aíre y no es a cara o cruz. Se apuesta al “Tigre” o a la corrupción.
Malthus Gamba