Falta atender un fideicomiso voraz: LAS AFORE
Por Miguel Ángel Lizama
@Migueliz8
Ahora que en México desaparecen los fideicomisos oscuros, abiertos con dinero público para fines privados, queda pendiente el rubro de “FONDOS PARA EL RETIRO” copiado por Ernesto Zedillo del régimen chileno de Augusto Pinochet, a fin de alentar la ficción de seguridad social destinada a un lucro privado. Con eso se pretendió atender la supuesta preocupación de Carlos Salinas de que México no ahorraba lo suficiente. ¿Cómo iba a ahorrar con el dispendio de los supuestos preocupados?
Bajo la premisa Neoliberal de MÁS EMPRESA, MENOS GOBIERNO, mentes perversas como las consejeras del dictador sudamericano, crearon un complicado entramado para abrir fideicomisos con facultades de disponer libremente del ahorro de trabajadores, sin supervisión ni rendición de cuentas. Lucro a costa del esfuerzo ajeno, con barniz de Apoyo Social. Eso fue típico de Zedillo, creador también del Ficorca (Fideicomiso de Cobertura de Riesgo Cambiario) y Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro), destinados a proteger a grandes empresas y bancos, con pretexto de cuidar al pueblo de México, al que le cargó el pago de intereses y el capital de tales “rescates”. Sólo por ese abuso colectivo de confianza, debería merecer prisión.
Fiel a su burdo eslogan de campaña (Él sabe cómo hacerlo), Zedillo copió a Pinochet e impuso las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), quitándole al Seguro Social la responsabilidad (y el dinero) de las Pensiones que hasta entonces disfrutaban los trabajadores mexicanos con suficiente tranquilidad. Dejó al IMSS cómo simple prestador de atención médica y registrador de archivos laborales. Pero le sustrajo la esencia de las pensiones: La garantía de un ingreso suficiente hasta la muerte del trabajador.
Lo primero que hicieron las Afores (de inmediato proliferaron como hongos) fue crear grandes burocracias alojadas en enormes y lujosos edificios con todas las comodidades. TODO A COSTA DEL TRABAJADOR. Haciendo privado el dinero que públicamente administraba el Seguro Social, Zedillo otorgó a la Iniciativa Privada el libre manejo del ahorro laboral para disponer del mismo a su conveniencia. Así invirtieron en fallidas aventuras bursátiles -que disfrazaron con demagogia al ser descubiertas (sin lograr la ganancia esperada y cargando al trabajador las pérdidas)- o “inversiones riesgosas” como el cancelado Aeropuerto de Texcoco, reveladas por Carlos Slim al decir que el dinero de su contrato obtenido era de las Afores y él no había puesto un solo peso. ¿A quién le pidieron permiso? ¿Qué trámites y requisitos cubrió Slim para obtener los millones que le dieron? ¿Cómo y quién pagaría la devolución de ese dinero de los trabajadores? Sólo el silencio fue la respuesta.
Como cuando Vicente Fox tomó libremente miles de millones de pesos en ahorros, con la excusa de que “estaban ociosos”, para sus maniobras en la Financiera Azucarera, que nunca aclaró ni dio cuenta de las mismas. Con eso de que las administraciones panistas escondían todo bajo el pretexto de “Seguridad Nacional”, nadie se atrevió a pedir explicaciones. A las protestas de quienes vimos esfumarse lo poco o mucho que tuvimos ahorrado, los diputados serviles respondieron con una supuesta partida para pagar a quien reclamara, sin informar cuándo, cómo y con quién exigir el pago. LA OPACIDAD TOTAL PARA ENCUBRIR EL ABUSO FOXISTA.
Como si no fueran suficientes las administradoras, se creó un ente “regulador” para completar la ficción social: La Consar o Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro. Supuestamente encargada de “regular” a las Afores, la verdad es que sólo inventan trámites, cálculos actuariales y tiempos para impedir que los trabajadores tengan acceso a su dinero, que Consar y Afores manejan como si fuera suyo y el trabajador un extraño al que se debe dificultar el alcance de su cuenta individual. Todo trabajador en apuro económico que pretenda obtener una porción de su ahorro (fijada por la Consar), debe pasar por un laberinto de trámites a ver si la burocracia se lo autoriza. Lo tratan como peón acasillado en una tienda de raya.
¿CUÁL ES EL MECANISMO DE UNA AFORE? Un empleado es registrado en el Seguro Social para darle derecho a la atención médica y al ahorro para el momento que por edad o incapacidad funcional deba retirarse, jubilarse o pensionarse. El IMSS registra el alta y recibe las cuotas tripartitas (trabajador, patrón y gobierno) que mantiene en un banco hasta que dispone de ellas. Además, el IMSS recibe cada año una cuantiosa asignación Presupuestal que le da la Cámara de Diputados para su operación y cobertura de pensiones por cesantía o enfermedad.
El descuento por concepto de Ahorro para el Retiro va a una cuenta individual que los bancos mantienen en fideicomiso. Cada fideicomiso tiene responsables nombrados por el fiduciario (banco que “blinda” lo fiduciante -dinero, inmuebles, participaciones societarias, etc.) En el caso de Afores las Juntas Directivas son las que autorizan mecanismos y firmas para disponer de lo fideicomitido. Pero para efectos prácticos, disponen como suyo del dinero de los trabajadores. Por eso, el Presidente López Obrador ya anticipó que se hará una revisión completa a este mecanismo, para acabar con la discrecionalidad y LO MÁS IMPORTANTE, CUIDAR EL ESFUERZO DE LOS TRABAJADORES PARA UNA JUBILACIÓN DIGNA PARA ÉL Y SU FAMILIA.