Evitando la agenda de la oposición
Este año la atención política en México se concentra en la preparación del proceso electoral que culminará en junio, con guerra de encuestas cuchareadas, declaraciones y arengas de toda índole, por parte de una oposición desesperada por recuperar el control del presupuesto federal, para volver a saquearlo.
Sin embargo, en medio del diluvio de información relacionada con ese tema, la agenda de los asuntos importantes para el avance de la transformación del país sigue en marcha, a pesar de las complicaciones derivadas del manejo de la pandemia, del trabajo para asegurar el acopio de vacunas necesarias y de la administración logística requerida para avanzar en el programa de vacunación.
Está muy claro que los que se quedaron colgados de la brocha después de las elecciones de 2018, quienes hoy están desesperados por reagruparse para intentar regresar al pasado que les representaba tantos beneficios, tienen una agenda orientada solamente a su lucha por el poder y el dinero.
Junto con su agenda de miras muy estrechas, colocan temas irrelevantes en la discusión pública que distraen la atención de muchos ciudadanos, separándola de los asuntos trascendentes para nuestra sociedad y mantienen a mucha gente discutiendo nimiedades.
¿De qué le sirve a la sociedad perder el tiempo comentando los aullidos esquizofrénicos de alguna senadora ocasional, o las especulaciones estúpidas sobre alguna protuberancia que notaron en el saco del Presidente durante su última aparición en video?
Si tomamos en cuenta que son nuestra atención y nuestra voluntad trabajando juntas las que configuran nuestra realidad, tiene muy poco sentido utilizarlas en darle alguna importancia a las tonterías que la oposición al gobierno insiste en poner sobre la mesa para desviarnos de las cosas importantes.
Uno de los temas a los que los mexicanos le vamos a poner atención este año, es más un asunto de fondo que de forma y tiene que ver con las celebraciones de los hechos históricos a los que nunca antes se les había puesto la atención que merecen, por ser los acontecimientos en los que se fue configurando nuestra personalidad cultural, política, social y económica, esencial como nación.
Al cumplirse este año los 500 años de la conquista y 200 de la consumación de la independencia, vamos a revisar el pasado de México a partir de 15 eventos festivos, que nos van a permitir a algunos conocer lo que pasó y a otros repasarlo, reforzando nuestra consciencia histórica y nuestra trayectoria, cuyo conocimiento nos explica quiénes somos hoy y nos aporta información indispensable para trazar una hoja de ruta congruente con nuestra realidad pasada y actual.
Así, mientras en otros campos de la actividad nacional, los proyectos de infraestructura siguen avanzando, la construcción de universidades llegará a poner en operación 140 casas de estudios superiores en todo el país, los apoyos sociales se mantienen llegando a las personas que los necesitan, las becas para 11 millones de estudiantes siguen ayudando a evitar la deserción escolar por razones económicas y se eligen más de 21 mil cargos públicos por medio del proceso electoral, los mexicanos haremos presente la historia y estimularemos nuestra consciencia esencial.
Como dijo el poeta escocés Robert Burns: “La historia es cuestión de supervivencia. Si no tuviéramos pasado, estaríamos desprovistos de la impresión que define a nuestro ser”.