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El tigre despertó; se les acabó la fiesta
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El tigre despertó; se les acabó la fiesta

Este año junto con el Presidente de la República, el grito de independencia lo dieron con sus firmas también 2 millones 700 mil ciudadanos, organizados en una participación masiva, para solicitar la consulta que nos permita llevar a los expresidentes criminales ante la justicia, y por lo menos por otros 2 millones de personas, comprando billetes de lotería de 500 pesos cada uno para apoyar al gobierno en su esfuerzo por equipar hospitales públicos.

Fue un grito de independencia que manifiesta nuestra voluntad colectiva en forma aplastante, para independizarnos de la corrupción, de los gobernantes ladrones y asesinos, de la oligarquía rapaz que los rentó como empelados a fin de proteger sus intereses mezquinos, de la desigualdad, de la violencia, y de todas las calamidades generadas por los gobiernos nefastos de los últimos 40 años.

Esta participación masiva es también una exigencia dirigida especialmente para el tribunal electoral, que tiene en sus manos la decisión de autorizar o no el registro de un partido político dirigido como cartel familiar de quienes destruyeron a este país con sus decisiones estúpidas.

Es un aviso a tiempo, manifestado en un grito colectivo, haciéndoles saber que no solamente repudiaremos una decisión que atente contra el bien común de los mexicanos, sino que tendría consecuencias que pondrían en riesgo la supervivencia de las instituciones electorales, que en tantas ocasiones han demostrado su proclividad a ignorar la voluntad de la mayoría.

Esta movilización ciudadana ha demostrado, que el rumbo del país ya no está sometido a la voluntad de los intereses particulares de una minoría rapaz, ni de gobernantes impuestos a la fuerza por ellos, mediante fraudes orquestados con la complicidad descarada de los órganos electorales, ni a la opinión de sus medios convencionales, que publican por encargo y aplauden cualquier aberración con zalamería y cinismo como pasquines inmundos.

En sólo 15 días de movilización pacífica y organizada, los ciudadanos les dimos una pequeña prueba de lo que vamos a hacer en el futuro cercano, si se atreven a seguir atentando en contra del interés común y de la voluntad popular.

Con el proceso electoral que viene el año que entra, es muy probable que algunos partidos políticos de larga trayectoria pierdan su registro y se vayan al basurero de la historia, porque ahora sí, se les acabó la fiesta.

Así también, ya vimos que es posible que la ciudadanía se movilice en poco tiempo, hacia el aprovechamiento de los medios legales, para denunciar a quienes se empeñan en hacerle daño, desde las redes sociales y los medios, desde la mal llamada oposición, o desde las instituciones de gobierno a fin de llevarlos ante la justicia.

Para desgracia de todos estos sujetos que estaban acostumbrados a sentirse dueños de México, el pueblo ya está consciente, despierto y organizado para defenderse de sus excesos, y si así lo exigen las circunstancias, para tomar la iniciativa llevando a cabo las medidas que hagan falta para que paguen por ellos.

Sabemos que difícilmente sus egos pueden soportar darse cuenta de esta nueva realidad, que los está colocando en el lugar que verdaderamente les corresponde. Por su propio bien, esperamos que su instinto de conservación logre controlar su egocentrismo, y les evite tener que sufrir consecuencias más desagradables de las que implica el hecho de tener que ubicarse.

Como dijo el filósofo estadounidense Henry Hazlitt: Para estos sujetos “El más diminuto dolor en su dedo pequeño, les preocupa más que la destrucción de millones de sus semejantes”.

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