Si usted es amante del séptimo arte y conoce películas de todo género, es indudable que la figura del personaje cómico, le resulte familiar.
En películas de acción, de comedia y del género de aventuras, es común encontrar de manera recurrente al actor que desempeña un papel que mueve a risa. Alguien que contribuye con su trabajo a que los actores principales en el filme, se luzcan. Un actor cómico secundario, da frescura a la trama y facilita el trabajo de las estrellas de la cinta, al hacer más ameno el desarrollo de la trama.
En México, hemos tenido cómicos secundarios de mucha calidad. Fernando Soto “Mantequilla”, Héctor Pulido, “El Chicote”, “Vitola”, Oscar Ortíz de Pinedo, Delia Magaña y muchos otros.
Los personajes cómicos en el cine, son aplaudidos y reconocidos por la sociedad, que ve en sus gracias algo digno y merecedor del aplauso.
El la política sin embargo, hacerse el cómico, tocar situaciones cómicas, o hacer el ridículo con o sin intención, es algo reprobable. Algo que afecta negativamente a quien por cualquier causa, se ve involucrado en una situación que mueve a burla, más que a risa.
En una situación de este tipo, se ve involucrado actualmente el senador de Morena, Ricardo Monreal.
Cualquiera que conozca un poco de política nacional, sabe que Monreal se ha rodeado de un grupo de ineptos, que pretenden hacer el trabajo que requiere el senador, en materia de imagen y estrategia de campaña.
Monreal aspira a ser el candidato a la presidencia, por parte de Morena. Una misión que se antoja imposible, dada la baja estima y popularidad del senador, dentro de una sociedad de izquierda que lo ha calificado desde hace bastante tiempo, como un traidor a la causa de la Cuarta Transformación y al presidente López Obrador.
Ricardo Monreal es el último en la lista de quienes aspiran a ser el candidato ganador, en la contienda presidencial del 2024.
Monreal ya es en este momento, un elemento que va en contra del curso natural del cambio que vive el país. Habla a diario de una reconciliación entre conservadores y gente de izquierda, como si el problema de la monstruosa desigualdad que vive nuestra sociedad, pudiera resolverse con un simple apretón de manos.
Como si la corrupción hubiera sido erradicada de raíz en todo el país y los antiguos traficantes de influencias, los chayoteros en la mayor parte de los medios de comunicación, los saqueadores del país y aquellos que vendieron nuestra soberanía y recursos naturales, hubieran aprendido la lección y estuvieran dispuestos al arrepentimiento y a dar continuidad a la transformación de país, en beneficio de todos los mexicanos.
Monreal propone con su Plan Nacional de Reconciliación, el regreso al modelo neoliberal anterior, sin modificar de entrada las conquistas logradas por el gobierno del presidente López Obrador, pero sin profundizar tampoco el cambio social que requieren las clases menos favorecidas en el país.
¿Por qué esta postura traidora de Ricardo Monreal?
Porque bien sabe que no tiene posibilidad alguna de ganar la postulación presidencial por Morena.
Ricardo Monreal es un político que va de salida y que no supo ganarse el favor de la gente, mientras tuvo oportunidad de hacerlo. Lo suyo es el juego político en las sombras. La concertación con las fuerzas opositoras, donde lo que consigue acuerdos es el sucio método de “qué tanto ganas tú y qué voy a ganar yo”.
Ahí Monreal se mueve como pez en el agua.
Si hablamos de sus incompetentes asesores de campaña antes, es porque en este momento, pretenden sacar un poco de brillo a la deteriorada y opaca figura de Monreal.
Hace poco lo sacaron a bailar como trompo. Y la burla en redes sociales fue grande.
Ayer difunden un video, en donde Monreal aparece interpretando un rap.
La letra de la pieza está llena de autoelogios y porras que Monreal se dedica a sí mismo, llamando a la gente a apoyarlo y a empujar su precandidatura.
Intentaron acercarlo a la gente joven, utilizando la música que está de moda. Pero en política esto es un error.
Si habían visto que bailando como trompo se veía ridículo, era de esperarse que cantando, Monreal sería blanco del repudio general.
Y así sucedió. No hay comentarios favorables a este video en redes sociales.
Monreal pierde más de lo que gana con este tipo de espectáculos.
Gibrán Ramírez, que forma parte del grupo de “asesores” del senador, ha amenazado con la presentación de más “ideas creativas” en donde Monreal aparezca como el personaje cómico del momento.
Ya todo puede ocurrir en una campaña destinada al fracaso, que no mira en realidad por un triunfo posible dentro de Morena.
El llamado a la “reconciliación” que hace Monreal, va dirigido a los grupos opositores que tengan interés en respaldar a un precandidato a la presidencia, o al gobierno de la Ciudad de México, con una personalidad menos radical que el resto de la gente de Morena.
Porque si su sueño de ser presidente no se cumple, Monreal ve como segunda opción, el ser Jefe de Gobierno en la capital del país, en 2024.
No importa el partido. Monreal juega únicamente en favor de Monreal.
El senador acaba de declarar que si Morena va por el método de encuestas, para elegir candidatos, él no participará. Que eso sería una farsa y él no está acostumbrado a hacer el ridículo.
El colmo del cinismo.
“El Rapero de la Traición”, busca patrocinadores que impulsen su deslucida campaña. Quiere atraer hacia su persona el voto de la gente joven.
Necesita demostrar que es un candidato que convoca y tiene arraigo social.
El ridículo forma parte de la estrategia que le acomoda mejor, según piensan sus asesores.
En el pasado, Monreal habría brillado mucho en los programas de Adal Ramones.
En tiempo de elecciones, los precandidatos neoliberales se presentaban en el programa de este conductor, para hacer gracia y media, con el ánimo de hacerse gratos a los ojos del votante.
Un Monreal cantando y bailando, habría sido la atracción de la noche.
Ahora ya no.
Monreal cosecha burlas y descalificaciones, por su falta de seriedad política. Por ser un agente opositor, que no tiene empacho en decir que de llegar a la presidencia, frenará la política de cambio y abrirá las puertas del gobierno a quienes han sido señalados de ser corruptos en el pasado.
El rap de Monreal es la síntesis de la vieja política reaccionaria.
Elogios, mentiras, falsas promesas, oropel en lugar de proyecto real.
Monreal cantando es igual a Salinas engañando, a Fox mintiendo, a Calderón pactando con la delincuencia y a Peña Nieto reformando en favor del saqueo nacional.
El rap de Monreal puede tener el valor de “marcha fúnebre” para el político del ridículo, que quiso ser presidente y terminó siendo el hazmerreír de la precampaña por la candidatura presidencial.
Un político que devino en cómico, al final de su carrera.
Monreal nunca será presidente.
Malthus Gamba