Hace un par de meses, el presidente del PAN, Marko Cortés, declaró que este año su coalición formada con el PRI y lo que queda del PRD perdería 4 de las 6 elecciones estatales que se llevarán a cabo el 5 de junio, tirando la toalla antes de pelear en esos 4 estados.
Así se concentraron en ponerle toda la carne al asador para competir en los procesos electorales de Aguascalientes y Durango, con la confianza de que esos sí los iban a ganar sin muchos contratiempos. Sin embargo, parece que las cosas no les están saliendo como las tenían previstas.
Consideremos que el PRD no le puede ayudar a nadie en ningún proceso electoral, porque está completamente diezmado y desmadejado; su propósito de unirse al PAN y al PRI obedece más a intentar no perder el registro del partido en las 15 entidades donde todavía lo conserva.
La única ayuda que podría haber esperado el PAN para reforzar su base electoral en esos 2 estados donde decidió competir, tendría que venir del PRI, pero en las últimas semanas y justo antes de que se den los cierres de campaña, el presidente del PRI, Alito Moreno, ha sido exhibido públicamente en una serie de grabaciones donde él mismo revela sus actos de corrupción al frente del partido e incluso habla de actos que pudieran tipificarse como extorsión, proyectando una imagen digna de un miembro del crimen organizado.
Después de esto la presencia de Alito en los actos de campaña a los que se presenta, no solo ha perdido valor para abonarle votos a su coalición, sino que incluso se los está restando, porque ningún ciudadano en sus cabales estaría cómodo con gobernantes cuyo comportamiento sea el de un delincuente vulgar.
Esto no solamente ha dejado al PAN en una posición incómoda y vulnerable ante el apoyo de sus coaligados, sino que hubiera estado en mejor situación él solo, para promover el voto hacia sus candidatos.
Ahí entra el otro factor que tampoco los favorece, porque a últimas fechas también han salido a la luz los actos de corrupción de los propios candidatos que compiten en el proceso electoral y que fueron seleccionados por estos partidos, sin haber considerado que cualquiera que se lance como candidato a un puesto público hoy en día, va a ser sometido a un severo proceso de escrutinio por parte de la ciudadanía.
En la situación actual, la comunicación multidireccional que se opera a través de las redes sociales, somete cualquier pieza de información a la disección de sus componentes que son materia de análisis, verificación y discusión pública por parte de los ciudadanos. Así sea una grabación, una historia de desempeño en puestos pasados, un acto de presunta corrupción y hasta un montaje, son analizados escrupulosamente por la ciudadanía y nada puede esconderse debajo de la alfombra, como sucedía antes del 2018.
Si a esto le sumamos que Morena parece haber seleccionado buenos candidatos para competir y gobernar, además del trabajo intenso que está desarrollando en el campo de batalla para que se conozcan las fortalezas, debilidades, ventajas y desventajas de los candidatos, deja a la oposición materialmente contra las cuerdas en Durango, donde Morena ya rebasó la intención de voto del candidato del PRIAN y en Aguascalientes, donde ya los alcanzó. De los otros 4 Estados no hay mucho que decir, porque si la gente sale a votar el 5 de junio esas entidades las tienen perdidas desde hace meses.
Para su desgracia, estos partidos no han entendido nada de lo que está sucediendo con la sociedad mexicana en los últimos 4 años, sus estrategias no contaban con el nivel de conciencia colectiva que han desarrollado los ciudadanos y ahora van a pagar el precio de dedicarse a tratar de estorbar el avance de una transformación que se originó en la voluntad de la mayoría, harta de ser saqueada y maltratada por ellos durante décadas.
Como dijo el científico inglés Isaac Newton en su tercera ley: “A toda acción corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario”.