EL MIEDO A LOS LÓPEZ BELTRÁN
La campaña de Xóchitl Gálvez nació muerta y en estos casos, cualquier auxilio que se intente dar a lo que nunca fue, resulta inútil
Eso lo sabe la oposición en su conjunto, incluyendo a la misma Xóchitl que hace circo y medio para restar un poco de respaldo social a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum.
Quiere debates. Cantidad de debates que le permitan manchar un poco la figura de quien será la próxima presidenta del país. Hoy anuncia que transmitirá desde el lunes entrante, su “verdadera mañanera”, que obviamente no dará inicio a primera hora, tal y como lo hace el presidente López Obrador, sino a partir de las diez de la mañana, porque un conservador que se respete, ni de chiste se levanta temprano.
Kenia López Rabadán había intentado lo mismo y nunca obtuvo el favor de la gente, que despreció su ejercicio desinformativo, porque su misma naturaleza, es contraria a lo que hace interesante la conferencia del presidente López Obrador.
Con el presidente escuchamos y entendemos la realidad social y política que vive el país. La oposición, por el contrario, busca confundir y manipular a la poca audiencia que se presta a seguirles el juego.
Las últimas encuestas publicadas hasta el día de hoy y promediadas en su conjunto, dan una ventaja a Claudia Sheinbaum de hasta 40 puntos porcentuales sobre una Xóchitl Gálvez sin carisma, fanática, mentirosa, grosera, y, sobre todo, amante del dinero.
Muy similar a como describió el día de hoy el presidente, a Carlos Alazraki. Otro de los ejemplares “infumables” de la oposición.
La batalla en este 2024 está perdida para el neoliberalismo. Ya no tienen control dentro del INE, ni al interior del Tribunal Electoral, como para aspirar a triunfos conseguidos en base a la tradicional “técnica” del fraude. Su apuesta verdadera, está en impedir que el Movimiento de Transformación, consiga mayoría calificada en el Congreso de la Unión. Posiblemente trabajar fuerte para una eventual revocación de mandato, aplicada por primera vez a un presidente de México. Para eso solo tendrían que esperar tres años y no los seis que va a cumplir López Obrador, al frente del gobierno del país.
Pero para lograr anterior, necesitan impedir que las cosas empeoren demasiado para ellos y que tampoco crezcan cuadros con fuerte arrastre social, dentro de Morena.
Aunque las cosas no son fáciles para ellos.
El PRI-PAN, acaban de sacar sus listados para las posiciones plurinominales que los representarán en la siguiente Legislatura y lo que ahí abunda, son perfiles sujetos a investigación y con órdenes de presentación, por delitos diversos. Están en las listas, personajes como Ricardo Anaya, Cabeza de Vaca, Manlio FABIO Beltrones y su hija, Rubén Moreira y su esposa, Jorge Romero del “Cártel Inmobiliario”, Alejandro Moreno, líder del PRI, Marko Cortés, líder del PAN, Lilly Téllez, que traicionó a Morena, Germán Martínez, que traiciona a todo el que puede.
Es la “cartelera” de lo más impresentable de la política mexicana. Cartuchos quemados que no buscan otra cosa que el dinero público y el eventual fuero, que los libre de pagar sus delitos con cárcel.
Arrastran a la oposición en su conjunto a una espectacular derrota, pues son las caras más identificadas con la corrupción.
Impedir que perfiles de Morena consigan acrecentar su presencia pública, es otro tema que les preocupa en demasía.
Y hay personajes que son una pesadilla para ellos y a quienes han dedicado ataques permanentes, desde antes de que López Obrador fuera presidente.
El caso más evidente, tiene que ver con los hijos del presidente.
Todos sabemos que López Obrador se jubila al término de su sexenio. No vuelve a participar en la vida política nacional. Y eso abre una puerta peligrosa para los conservadores.
Ya fuera del escenario, jubilado y disfrutando de una vida tranquila en su quinta de Palenque, Chiapas, el hoy presidente dejará manos libres a sus familiares para que retomen sus carreras políticas, mismas que quedaron en “pausa”, cuando Andrés Manuel llegó a la silla presidencial. No quería problemas que explotaran los medios de manipulación bajo control conservador, por posibles actos de nepotismo.
Los hijos del hoy presidente estuvieron muy activos antes de que su padre ganara la elección presidencial. Después, dieron el paso de costado, para no ocasionar problemas al nuevo gobierno.
Aún con eso, hemos visto una serie de campañas en contra de todos los hijos de López Obrador, incluyendo en ellas a un menor de edad, Loret de Mola y Carmen Aristegui han sido la punta de lanza en este ataque sin descanso.
¿Cuál es el fin real que se persigue?
Impedir que se repita la historia de Cuauhtémoc Cárdenas, quien destacó en la política nacional y dio un duro golpe al priismo dominante de la época, al ser identificado con su padre, el general Lázaro Cárdenas.
Claudio X González y la gente que él representa, tienen temor de que la popularidad de López Obrador, se transmita a cualquiera de sus hijos. O a todos.
Temen que en el futuro, pueda llegar a la presidencia otro López, del mismo árbol del obradorismo. Por eso los ataques permanentes en contra de quienes se apellidan López Beltrán.
Los acusan de todo, pero sin pruebas. Les arman montajes. Los acosan en sus domicilios. Vigilan a sus amistades. Están al pendiente de sus eventos. Siguen sus movimientos.
La “bomba” del apellido López Beltrán, pende sobre la cabeza de la oposición. No quieren que alguno llegue ocupar un cargo público, o que participe en un proceso electoral, que impulse una carrera política en constante ascenso, tal y como sucedió con su padre.
Quieren que el árbol sembrado por Andrés Manuel López Obrador, no de frutos. Al menos, que no dé frutos políticos.
Hoy vemos a Loret de Mola y a Carmen Aristegui, más interesados en atacar al presidente, que en respaldar a la candidata impulsada por el neoliberalismo. Y eso tiene su explicación, en el convencimiento que tienen de que apostaron todo a una ficha perdedora, que no puede dar lo que nunca ha tenido. Imagen política real.
Por eso van en busca de otras alternativas de triunfo a mediano plazo. Impedir la mayoría calificada de Morena en el Congreso, trabajar para una posible revocación de mandato en tres años y sobre todo, impedir a toda costa que uno de los hijos de López Obrador, herede el capital político que hoy tiene el presidente y aspire, quizá en 2030, a la candidatura presidencial, defendiendo la Tercera Etapa de la Cuarta Transformación.
Piénsenlo un poco y verán que este análisis, no está tan fuera de la realidad, como algunos van a considerar.
Malthus Gamba