Difícilmente alguien ha logrado hacer algo más eficaz para desarticular y destruir a la oposición del gobierno de México que Claudio X. González el Junior, en su debacle iniciada a partir de las elecciones de 2018.
Nombrado como el comandante de la oligarquía para organizar a las fuerzas políticas opositoras, ha sido tan eficiente como sus propios patrones lo son para administrar empresas sin la ayuda del gobierno en turno; sin condonación de impuestos, sin outsourcing, sin concesiones multimillonarias a sobreprecio o a cambio de sobornos, sin privilegios inmerecidos y sin más leyes a modo.
Ahí tenemos el ejemplo de Alto Hornos de México, empresa que le regaló Salinas de Gortari a Alonso Ancira, responsable del superfraude en la compra y luego venta de Agronitrogenados, en la que se robó junto con Lozoya más de 200 millones de dólares que ahora está teniendo que regresar en abonos.
Una empresa acerera que tenía todas las concesiones y canonjías gubernamentales del propio estado de Coahuila en el que se encuentra ubicada, así como de los gobiernos federales que sucedieron a Salinas de Gortari hasta Peña Nieto, sexenio en el que hizo ese gran negocio, que en realidad no es más que un robo vulgar.
Altos Hornos de México, con más de 11 mil trabajadores en su nómina, fue tan mal administrada por este oligarca superinteligente, que en los últimos 4 años la llevó a la quiebra debiendo al gobierno federal alrededor de 5 mil millones de pesos en contribuciones; además no puede pagar la luz, el gas, los impuestos, el seguro social de sus trabajadores y ahora tampoco los salarios.
Este ha sido un desastre empresarial que solo se explica porque estos finos barones nunca fueron empresarios, sino vulgares traficantes de influencias sin las que no saben hacer nada bien; algo que le heredaron sin cortapisas al junior Claudio X y que ha aplicado a fondo en su incansable esfuerzo por derrocar al gobierno de la 4ª Transformación.
Este ínclito personaje, ha recibido dinero de su papá, de los amigos de su papá, del gobierno de Estados Unidos, ha gozado del apoyo incondicional de otros oligarcas que son dueños de los medios convencionales de desinformación, dedicados desde el 1º de diciembre de 2018 a golpear al gobierno con mentiras, información tergiversada, montajes de toda índole, opinadores chafas y seudo intelectuales maiceados, así como todo lo necesario para que el adolescente sesentón se vea a sí mismo como un triunfador en la política.
Para desgracia de sus apoyadores, todo este dinero ha sido insuficiente para que este digno heredero, seleccionado concienzudamente por la cúpula de la oligarquía mexicana, haya podido lograr siquiera mantener una proporción digna del poder en manos de los que lo ostentaron hasta 2018. Hoy la alianza de los 3 partidos que pudo unir a su esfuerzo opositor, el PRI, el PAN y el PRD sólo gobiernan al 12.6% de la población nacional cuando hace 5 años gobernaban más del 80%.
Los partidos no han entendido qué pasó, entonces decidieron ponerse en las manos de quien ellos consideraban un ser superior, el experto, un mago que les da algo de dinero y los va guiando hacia el éxito, porque suponen que justamente de ahí viene, alguien superior a ellos, porque así son los conservadores, acomplejados y tontos.
Pero al final resultó peor el remedio que la enfermedad, hoy siguiendo los sabios consejos del muchacho ganador, casi lo han perdido todo y la razón es tan simple que es increíble que no lo comprendan; no les ha dado la gana tomar en cuenta a los votantes y ofrecer propuestas coherentes que los beneficien; pero es que por ahí no va el pensamiento del junior y su pandilla, porque ellos creen que los votantes se compran, y en realidad se ganan con un gobierno que de resultados que los beneficien y que el grupo que representa el señor X, nunca quiso poner en práctica, porque estaban ocupados robándoselo todo.
Pero no hay problema, en 2023 después del resultado en las últimas elecciones, el junior ya ganó algo, seguramente será nombrado como El Empleado del Año por Morena. Felicidades.
Como dijo el poeta español Félix María de Samaniego: “Quien oye aduladores, nunca espere algún otro premio”.