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Dos años y el primer balance
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Dos años y el primer balance

Por. Diego Iván López Miguel
Twitter: @DiegoI_Lopez

Llegó diciembre y con ello se cumplen dos años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. El histórico triunfo representó la irrupción de un movimiento con una gran base social, más de treinta millones de votos le dieron el triunfo al tabasqueño. La lucha contra la corrupción, la austeridad Republicana y la atención a los grupos más vulnerables a través de programas sociales han sido el sello de la actual administración federal. Se cumplen dos años en funciones, suficiente para realizar una primera evaluación.

López Obrador ofreció un informe en Palacio Nacional, duró poco menos de una hora. Fue breve y conciso en sus señalamientos, relató los avances de su gobierno y los retos a los que se enfrenta. Llamó la atención la aseveración de que ha cumplido 97 de los 100 objetivos que se trazó al inicio de su mandato. AMLO aseguró que faltan por cumplir la descentralización de las dependencias federales, la aplicación de las energía renovables y la resolución del caso Ayotzinapa. Además, afirmó que “Ya están sentadas las bases de la transformación”. Los temas abordados durante el informe del titular del Ejecutivo Federal fueron la pandemia del Covid-19 y sus efectos en el sector salud y económico, la inseguridad en donde reconoció que “falta mucho para pacificar al país”, los avances en los mega proyectos de la 4T, el alcance de los programas sociales a nivel nacional, se reconoció a las fuerzas armadas y aseguró que “No se reprime al pueblo, el gobierno ya no representa a una minoría y no hay fueros ni privilegios”.

El gobierno del presidente López Obrador es muy distinto al de sus predecesores, es nacionalista y anti neoliberal, al menos en el discurso, porque necesita del gran capital para apuntalar sus proyectos sexenales. La administración obradorista ofrece claroscuros en diversos rubros, pero es innegable que el cambio que pretende realizar es en beneficio de la mayoría que fue afectada por el modelo económico utilizado en los últimos 30 años, habrá cosas que corregir si se quiere llevar la transformación a buen puerto. La resistencia al cambio de una minoría que fue beneficiada por el antiguo régimen es uno de los obstáculos de la auto llamada 4T, pero no el único, México y el mundo atraviesan por un momento de incertidumbre.

El Covid-19 marcará el rumbo del sexenio, las cifras son preocupantes, con una de las tasas de letalidad más altas del mundo, más de cien mil muertos desde el inicio de la pandemia y con un sistema de salud en condiciones deplorables, olvidado y saqueado durante décadas. La apuesta de esta administración fue la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) para sustituir al Seguro Popular y ampliar la cobertura de atención médica. El gobierno mexicano fue rebasado en su pronóstico inicial del Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell con una cifra de 8 mil muertes; una población con problemas de obesidad, mala alimentación y muy sedentaria ha propiciado que sea catastrófico el escenario. Además, algunos sectores de la población no han seguido con los protocolos indicados por las autoridades para disminuir el número de contagios.

En el tema económico la sacudida del Covid-19 mandó a la lona al sistema financierista global, las repercusiones en México han sido devastadoras, el PIB cayó alrededor del 9%, el desempleo aumentó de forma dramática alcanzando cifras récord. Las medidas adoptadas por la 4T fueron el apoyo a través de créditos a la palabra de los pequeños y medianos empresarios, recortes al presupuesto federal y la no adquisición de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En la paridad peso-dólar, la caída de los mercados y la crisis por el tema petrolero mandó al peso arriba de los 25 por dólar recuperándose ante la divisa estadounidense en los últimos días hasta llegar abajo de los 20 pesos.

Una violencia desbordada y heredada desde el sexenio de Felipe Calderón ha encendido las alertas en el Ejecutivo Federal, 2020 será el año más violento desde la época revolucionaria. A dos años del gobierno obradorista los homicidios son alrededor de 70 mil, el aumento en los feminicidios también han puesto el tema en la discusión pública, provocando diversas manifestaciones de colectivos feministas. AMLO ha reconocido que no se han obtenido los resultados esperados, el reciente cambio en la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana (SSPC) puede darle un giro distinto a la estrategia, en la que prioriza las causas y la atención a los jóvenes que son reclutados por las organizaciones criminales.

El ejército mexicano es uno de los grandes beneficiados con el cambio de gobierno en 2018, se les han otorgado concesiones y más atribuciones, cómo fue el control de los Puertos y las Aduanas, además de su actuación en los proyectos emblemáticos de la cuarta transformación, cómo lo es la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía. Asimismo, continúa la militarización en las principales zonas del país para hacer frente a los cárteles del narcotráfico que siguen operando, aunque también hay que decirlo, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) está dando algunos golpes importantes en su operatividad financiera. Pero no ha llevado a la captura de ninguno de los grandes capos ni en el debilitamiento de algún cártel importante.

En política exterior, Marcelo Ebrard es una pieza clave para López Obrador, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha cubierto diferentes áreas, desde la adquisición de las vacunas para enfrentar el Covid-19 hasta ser el puente de la buena relación que ha tenido el presidente mexicano con su homólogo estadounidense, Donald Trump. La firma del T-MEC y el éxito de la visita de AMLO a la Casa Blanca nos muestran uno de los puntos fuertes de la actual administración federal que supo maniobrar ante las amenazas arancelarias de Trump y que colocan a Ebrard en una posición de presidenciable. El triunfo del demócrata Joe Biden pondrá a prueba nuevamente al gobierno mexicano.

La primera parte del sexenio de AMLO ha sido controvertida y pone diversos temas a la discusión. La resolución en los casos de Pío López Obrador, el de Felipa Obrador, “El Culiacanazo”, la extradición del Gral, Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional (SEDENA) acusado de narcotráfico en Estados Unidos son pruebas de fuego para la 4T y qué tendrían que esclarecerse en un gobierno que tomó el poder utilizando la bandera en contra de la corrupción.

La aprobación del presidente López Obrador es abismal, en las encuestas de opinión el diario Reforma lo coloca con 61%, El Financiero 64%, De las Heras Demotecnia 63% y Enkoll 61%. En su informe por su segundo año de gobierno y fiel a su estilo, AMLO dijo: “Yo tengo otros datos” y afirmó que cuenta con el respaldo del 71% de los mexicanos, tres de cada cuatro personas aprobaría su gestión. El apoyo popular del obradorismo es genuino y es algo que no alcanzan a comprender sus opositores y esto se debe a diversas acciones emprendidas desde Palacio Nacional.

El apoyo a la población menos favorecida económicamente, los programas sociales alcanzan cerca de los 30 millones de beneficiarios, entre becas a estudiantes de escasos recursos, pensiones a la personas de la tercera edad y con discapacidad, el impulso de programas como Jóvenes Construyendo el Futuro, los apoyos al campo para la siembra, las tandas del Bienestar, créditos a la palabra entre otros. La inversión en el sureste mexicano en los proyectos emblemáticos del gobierno obradorista: El tren maya, la refinería de Dos Bocas y la introducción del ferrocarril Transístmico para conectar el Pacífico con el Golfo de México es una apuesta para recuperar a una de las zonas más precarias del país.

El aumento al salario mínimo, la disminución en el costo de la gasolina y la energía eléctrica, la negativa de imponer nuevos impuestos y de adquirir nueva deuda es una de los beneficios palpables para la población en general. La fiscalización a las grandes cúpulas empresariales y de no otorgar la condonación de impuestos a los grupos que estaban acostumbrados durante los sexenios pasados han ayudado a la recaudación histórica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dando un impulso importante a la 4T ante el escenario de incertidumbre global.

El panorama es complejo y después de dos años podríamos decir que hay grandes avances en los temas de la distribución de la riqueza nacional, el combate a la corrupción en las dependencias gubernamentales, un buen manejo del presupuesto público, proyectos ambiciosos para recuperar la soberanía perdida ante un feroz capitalismo, existe libertad de prensa y de la libre manifestación. También hay grandes retos en temas de salud pública, seguridad y de la recuperación económica después de la devastadora crisis provocada por el Covid-19.

El gobierno de López Obrador tiene la oportunidad histórica de encaminar su proyecto progresista para el beneficio y la prosperidad de la población que fue perjudicada durante mucho tiempo. No basta la voluntad política para realizar el cambio de régimen que pretende el presidente de la República. El cambio se dará cuando se atienda a las causas y las consecuencias que dejaron a un país tan debilitado en el ámbito social, político, económico y cultural.

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