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Denise Dresser: la sierva del Narciso
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Denise Dresser: la sierva del Narciso

Por: Rafael Redondo 

@redondo_rafa 

Denise, enamorada e incluso obsesionada con los reflectores, pone de manifiesto su verdadero impulso: ser el centro de atención.

Denise Dresser publica para el diario Reforma un artículo al que llamó “Nuevos Siervos”, y desde el primer párrafo, el texto expectora natrón, mineral empleado por los antiguos egipcios en el proceso de momificación; pero, también, de cada renglón emana un intelecto arrinconado, estrecho, vulgar que, en un intento por criticar a los otros, realiza una autocrítica involuntaria, convirtiendo a su columna en un grito desesperado y, por tanto, muy poco inteligente, para aferrarse a un pasado cuyos fueros nunca volverán. Desde el título bastante despectivo y con un cuerpo repleto de ira, al pedir a los otros mirarse al espejo, en realidad está describiendo su propio reflejo.

Su texto es un vano intento por chercher midi à quatorze heures. En español, buscarle tres pies al gato. 

Denise, enamorada e incluso obsesionada con los reflectores, pone de manifiesto su verdadero impulso: ser el centro de atención, y no el realizar análisis políticos certeros, con algún visó de metodología. Cuando no puede lograrlo con, y la cito “… el talento, la formación, la congruencia o la trayectoria…” siempre queda la opción de grabarse en un video perreando un reggaetón.

Denise y su deseo desesperado por llamar la atención, me recuerda mucho a Shanik Berman. Yo no sé qué tipo de periodismo de espectáculos realiza Shanik. No sé si es bueno o malo. Yo solo sé que, Shanik, lo mismo aparece en videos en redes sociales a veces llorando y pidiendo perdón de rodillas, otras, enseñando las nalgas en un programa en vivo. En otros videos, aparece pidiendo disculpas, no sé por qué, a Verónica Castro, y en otros rodando por el suelo con jóvenes mucho menores que ella en programas de concursos. Todo con tal de que, alguien, se percate de su presencia en el mundo. Denise opina de todo y naturalmente, nadie es capaz de saberlo de todo. Denise lo mismo aborda temas que desconoce como el COVID-19, o la encuesta levantada por Morena para descubrir la posición de los mexicanos sobre la Reforma al Poder Judicial e invariablemente, todo lo reprueba siempre y cuando, la propuesta venga desde el gobierno. ¿Ser oposición significa oponerse a todo? ¿Según qué teórico? 

A pesar de su supuesta estatura de politóloga, sigue sin entender la diferencia entre un gobierno genuinamente electo, y una dictadura partidista. Acusa a la ligera de populismo y votos comprados con pensiones, mostrando que, entre sus consultas bibliográficas, nunca estuvo Keynes. La señora confunde o manipula categorías muy básicas para reforzar su discurso en el que, México, se encuentra a un paso del autoritarismo del que ella, la gran sierva de Narciso, incluso se atrevió a decir que, nos liberó. Denise Hidalgo y Costilla o Denise de Iturbide. 

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Después de leer su texto en el que, ella misma se coloca por encima de “los siervos”, me pregunté, ¿dónde está, y vuelvo a citarla, “el talento, la formación, la congruencia o la trayectoria” en ella?

Denise Dresser es al periodismo político, lo que Shanik Berman es al periodismo de espectáculos.

Denise en su editorial, acusa a los demás, a medios públicos, youtubers, editorialistas, en fin, a todo el que no piense como ella, describiendo sus propias carencias en un claro ataque de ira:

1) Dice que, y cito, “para ser orador del obradorismo, el único requisito es perder todo el límite ético, todo sentido de decencia, todo engranaje de empatía”. Si en la frase sustituimos la palabra “obradorismo“, por “oposición”, Dresser ha hecho justamente lo que critica contra el presente gobierno. De la eminente analista política, nunca leí algún artículo criticando las monumentales carencias de un líder como Claudio X González, o alguna crítica hacia la estridente incapacidad política de Xóchitl Gálvez. Tampoco la leí describiendo el endeble andamiaje institucional y discursivo del PAN o del PRI durante la campaña. Tampoco lanzó una crítica sustentada a la posición antigubernamental de los medios de comunicación convencionales o de la iglesia. Es decir, la variable “oposición chafa”, nunca fue relevante para la gran analista política. No es necesario alardear de formación académica o trayectoria ilustre para darse cuenta que el deseo de continuidad de la población manifestado en las pasadas elecciones, no significó presión por parte del presidente, ni de Palacio Nacional. No. Fue decisión pura y dura de la población. El origen de este resultado es imposible adjudicarlo al discurso presidencial. Hacerlo sería tanto como asegurar que vivimos en un país de imbéciles

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Las verdaderas razones son, primero, porque existen beneficios dentro de millones de hogares mexicanos que, van mucho más allá de becas o programas sociales. Se llama sentirse representado. Así de simple. Eso, señora Dresser, es producto de la democracia, antónimo del autoritarismo tan cacareado por (ella dice) la excelsa politóloga. Y segundo, porque la población, no el presidente, ni tampoco por una suerte de ósmosis provocada desde Palacio Nacional, detectó la forma en que hace política esta oposición inmunda que tenemos en México, al pretender timarnos, insultar nuestra inteligencia, ofreciéndonos a un payaso de crucero como candidata presidencial que, los dirigentes de los partidos sabían, sería aplastada en la contienda; pero, los líderes detrás de ella estaban muy ocupados repartiéndose el pastel. Supongo que para Dresser, democracia es sinónimo de tracalero. Si Denise Dresser posee un intelecto envidiable, ¿por qué nunca puso su dedo inquisidor señalando que, uno de los motivos de los elevados números de López Obrador es producto de que, nuestra oposición, no sirve?

2) El pensamiento arcaico de Denise que excreta natrón, sale a botones en sus citas en inglés que, me remontan a las pésimas películas mexicanas de los años setenta, donde cualquier cita en inglés resultaba très chic. El problema es que, estamos ya en 2024. Denise en un anacronismo muy vulgar, llama “siervos”, refiriéndose a los analistas políticos que, según ella, besan la mano del Tlatoani. Aunque en realidad, retratan la mediocridad clasista de la oposición a la que ella pertenece. El hedor a viejo en la ideología de un sector de la sociedad mexicana atrapada en el siglo XVI que, se hinca ante la naftalina de la metrópoli y de la meritocracia. Que sigue inmersa en la mentira de que, la piel blanca, es garantía de todo tipo de virtudes y para pertenecer a la élite, es suficiente con teñirse el pelo de rubio platino. De aquellos que, todo lo hacen como ella dice, para cobrar. Dudo mucho que Denise se erija como libertaria de México de gratis, porque en su texto se pone en evidencia una y otra vez, la ideología del mexicano que es capaz de todo, incluso insultar a los demás, todo por ganar dinero. Por cierto, en los datos presentados por la UIF en el marco de la investigación a Latinus, ya conocimos que, Dresser no libera a México de cadenas, sin antes recibir un depósito en su cuenta bancaria, en un medio involucrado en un un posible caso de lavado de dinero. Esa es la estatura de la politóloga que se atreve a insultar a quienes piensan diferente a ella, y pese a la evidencia acusa a los otros de hincarse ante el poder, por dinero. El león, cree que todos son de su condición. Insisto estamos en 2024, pero, Denise se coloca de gratis, sin ninguna virtud que la sustente, por encima del populacho, de la pelusa, de los siervos, los nacos, ¡fuchi! ¿Eso para Dresser es el significado de pluralidad y democracia? 

3) Dice Dresser, y cito, “… lo más grave del cortejo de cabecera (al obradorismo) no es su hipocresía. Es su pretensión de erigir muros contra el pluralismo, y arropar las prácticas revividas del autoritarismo.” En su tinglado maltrecho, Dresser se ostenta como un Tomás Moro, aunque sus palabras hablan desde la posición de Henry the 8th para señalar a los otros de rebelarse ante la libertad y ponerse las cadenas. Su primitivo Narciso, traicionando a su subconsciente. 

En un texto breve, Denise llamó siervos en sentido despectivo, mediocres, hipócritas, faltos de ética, indecentes, deshonestos, politólogos del populismo, taquimecanógrafos del Tlatoani, arrodillados, y a Claudia Sheinbaum, la heredera, demeritando a la futura presidente. Insultó a todos quienes no piensan como ella. Entonces, ¿a qué se refiere Dresser con “abrazar el pluralismo”, y también a que se refiere con “prácticas autoritarias”? Ella misma, en su crítica hacia otros, termina describiéndose a sí misma. Para Narciso solo existe su propia imagen. Este tipo de discursos ofensivos, transversales, supremacistas, carentes de la más mínima inteligencia, vulgares y sí, dictatoriales, cuando son llevados a la práctica, se convierten en episodios tan desastrosos como la masacre de Srebrenica. Por eso, el presidente les arrebató el discurso. Porque no se es crítico del poder, cuando se hace a conveniencia. Porque no se es oposición ni transgresor, cuando ni siquiera se es capaz de dominar el ego para ejercer la autocrítica que, los lleve a reconocer en el triunfo del otro, sus propias carencias. Lo que Denise confunde con Autoritarismo, en realidad es una oposición mediocre, vieja, anacrónica, delincuencial, corriente, arrogante y nada autocrítica. Por eso, están derrotados. Este tipo de discursos afortunadamente, en México apestan a naftalina.

La ira opositora los evidencia una y otra, y otra vez. Los coloca al borde del extremismo ideológico, a traicionar y vuelvo a citar a Dresser “… el talento, la formación, la congruencia o la trayectoria…” A vivir del ensueño reviviendo episodios del pasado, manipulando variables a modo, anclados en un mundo que no existe más, y en el caso de Dresser, viviendo en una realidad acotada que, no representa en lo absoluto al país en su totalidad; aunque, ella crea, impulsada por una soberbia excesiva que, es poseedora de la verdad absoluta. ¿La gran politóloga ha desdeñado tanta literatura existente sobre liderazgos exitosos? Ninguno de ellos, logró sus metas con las tácticas baratas de Dresser. El creerse poseedora de una óptica de 360 grados, la confunde y la obliga a atreverse a insultar a los demás. Ella, por tanto, no abraza al pluralismo, y sí es muy autoritaria. 

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En efecto boomerang su crítica la describe a sí misma. Involuntariamente y víctima de su obsesión con su propia imagen, su texto se convierte en autocrítica y cada una de sus frases despectivas, la describen a ella y a la oposición entera. Dresser es una vedette adicta a los reflectores; pero, a las personas de su generación en México, el estrellato en pantalla dependía de Televisa y Televisa en el tiempo de Dresser, exigía estándares de belleza en los que Dresser no entraba; quizá por eso, buscó pantalla por otras veredas. Sin embargo, su texto se parece mucho al video donde aparece Shanik Berman arrodillada y bañada en llanto, pidiendo perdón a un colega frente a una cámara de televisión. Todo, con tal de llamar la atención. La diferencia es que, Shanik se dedica al espectáculo y resulta simpática. Denise, la sierva y portadora de las cadenas de Narciso, está muy lejos de lograr el mismo resultado.

 

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