Atentados a la democracia: Muñoz Ledo y una ‘purga’ a MORENA y el regreso de Anaya
Si hay algo que recomienda el presidente López Obrador al pueblo mexicano de manera permanente, es la defensa diaria de la democracia.
La piedra angular del proyecto de transformación que vive el país, descansa en esta necesaria atención a los sucesos políticos que deben interesar a todos los ciudadanos por igual.
La Cuarta Transformación es eso en esencia. Una lucha constante para contener los intentos de regreso de la vieja política neoliberal. Pero también para impedir que las prácticas del viejo régimen, contaminen el proceso de cambio que vivimos.
Hay que hablar sobre estos asuntos de manera clara. Señalar errores de políticos y funcionarios públicos que acuden a métodos antidemocráticos, para conseguir fines personales, o de grupo.
Hace unos días, en una conferencia vía zoom, concedida al portal de noticias Milenio, Porfirio Muñoz Ledo habló sobre su proyecto para reestructurar al partido político Morena, si gana, en la próxima encuesta pública, la presidencia del partido.
Su visión como candidato para ocupar ese cargo puede gustar a algunos y a otros no. No es materia de este artículo tomar postura sobre su candidatura.
Lo que sí es preocupante, es la declaración que hace en el sentido de que con su llegada a la presidencia de Morena, se podría dar inicio en forma inmediata, a una acción de “salud o purificación interna”, donde varios militantes de Morena pudieran ser expulsados del partido.
Específicamente se refirió a dos personajes a los que señala como “infiltrados”. Marcelo Ebrard y Mario Delgado.
Uno puede entender que Delgado le estorbe en este momento a Muñoz Ledo, en su camino hacia la presidencia de Morena. Mario aparece en la mayoría de las encuestas realizadas recientemente, a la cabeza de las preferencias ciudadanas para presidir el partido.
Tampoco vamos a analizar en este momento, la candidatura de este diputado del partido. Es otro de los postulantes para dirigir a Morena.
Lo que inquieta y debe ser discutido públicamente, son las formas que utiliza Porfirio Muñoz Ledo para hacerse del control del político, una vez declarado presidente. Si gana.
Son las peores formas que utilizó por décadas el priismo. La amenaza, el engaño y el autoritarismo puro.
Como dijimos, Mario Delgado es su oponente en este momento. Es entendible un ataque hacia su candidatura. Pero no hacia su persona.
Y si eso de por sí no resulta válido, menos lo es que Muñoz Ledo se lance en un ataque directo hacia Marcelo Ebrard.
Porfirio Muñoz Ledo señala que de llegar a la presidencia de Morena, la salida de Ebrard y Delgado, serían una posibilidad real.
Es decir, si Porfirio llega a presidir Morena, habrá “purga” interna. Algo enteramente antidemocrático. Una acción autoritaria que nada tiene que ver con la Cuarta Transformación. Una intención de eliminar a los rivales políticos, aplicando la cláusula de exclusión.
Así no se hace política dentro de un partido de vanguardia. Se trata de una decisión autoritaria que rebasa las facultades del presidente de cualquier instituto político.
Es una intención infame que debe ser expuesta a la luz pública para evitar que avance y se convierta en realidad.
Esto no significa que se pida votar en contra de Muñoz Ledo.
Más bien se trata de que Muñoz Ledo deje al margen de la contienda política sus posiciones extremistas, propias del priismo en que militó por años.
Morena se merece en este momento, una dirigencia de corte vanguardista, que cree consensos y no divisiones. Representantes que piensen y actúen en concordancia con los nuevos tiempos que vive el país.
De ningún modo podemos aceptar como ciudadanos, que se repita la historia del PRI, o del PRD, dentro de Morena.
Estamos a tiempo de evitarlo. Denunciemos este tipo de comportamientos absurdos y anacrónicos. Morena nos pertenece a todos. No a un grupo político en particular.
Hay otro atentado a la democracia que llega por la vía de Acción Nacional.
Reviven en este momento al “pollito chamuscado” que perdió las elecciones del 2018.
Ricardo Anaya, “Ricky Riquín Canallín” amenaza con su regreso a la arena política, señalando en su video de presentación, que lo hace “por el bien del país”. Anaya viene a “salvar a México” y a los mexicanos.
En estos momentos, la sociedad democrática del país, está peleando para impedir que otro panista del pasado, regrese a la vida pública.
El primer round en contra de Felipe Calderón se ganó en el terreno del INE, impidiendo que ese instituto otorgara a “México Libre”, el registro como partido político.
Felipe Calderón es uno de los responsables del desastre nacional que padecemos, producto de un neoliberalismo rapaz y violento.
Hoy estamos al pendiente de la resolución que emane del Tribunal Federal Electoral.
No puede tener partido político propio, un expresidente que ha sido señalado junto a sus principales colaboradores, de mantener lazos de complicidad con la delincuencia organizada.
No podemos tolerar el regreso de políticos que en todo se asemejan al delincuente común.
Por lo mismo, tampoco podemos estar de acuerdo con la participación activa de un personaje de trayectoria tan cuestionable, como la de Ricardo Anaya.
En sus declaraciones ante la justicia mexicana, Emilio Lozoya acusa a Anaya de recibir millonario soborno, para votar en favor de las reformas estructurales de Peña Nieto.
En el pasado, Ricardo Anaya fue conocido en la Cámara de Diputados como “El Señor de los Moches”. Gente que participó en Acción Nacional, así lo cuenta.
Los bienes y propiedades de Anaya, así como la procedencia de los mismos, tampoco tienen un origen claro.
Las elecciones del 2021 están bastante próximas. El regreso de Anaya tiene que ver con este proceso. Quiere reinsertarse al viejo negocio político que conoce tan bien. Eso implicaría el retorno de la corrupción política.
Por eso es importante hacer caso a las observaciones que nos hace el presidente López Obrador. La democracia es una actividad que requiere trabajo diario.
A cada paso nos vamos a encontrar con desviaciones que pretenden conducirnos a escenarios de corte conservador.
Hay que cerrar esos “atajos” que intentan un retorno al pasado que añora la derecha corrupta.
Defender la democracia y la transformación que construimos entre todos, requiere participación activa desde cualquier trinchera.
“Ni un paso atrás” en este esfuerzo colectivo.
“Ni siquiera para tomar impulso”.
Que no tengan votos los conservadores en el 2021.
Malthus Gamba