De cómo occidente disfraza el uso de estrategias económicas de la China comunista
Por: Miguel Alejandro Rivera
@MiguelAleRivera
En tiempos recientes, se han puesto en boga términos como offshoring o nearshoring, sobre todo ahora que la economía de muchos países se ve afectada por una fuerte inflación, en parte provocada por la recuperación del mercado y la fuerte demanda de bienes tras la pandemia por el Covid-19 y el relajamiento de normas contra la misma.
Luego entonces, se ha dicho que la acción de llevar los procesos de servicios o producción de una empresa a otro país distinto al de su país de origen, ya sea lejano a éste (offshoring) o más cercano, incluso compartiendo fronteras (nearshoring), podrían ser la solución, esto debido a que los procesos de importación de ciertos productos son los que encarecen los precios al consumidor final.
En esta estrategia, de la cual ha hablado la Secretaria de Hacienda y Crédito Público y otras instancias en México para incentivar las economías de regiones específicas del país, como por ejemplo, el Istmo de Tehuantepec, se incluyen algunos incentivos para las empresas extranjeras a fin de que se motiven a trasladar sus procesos a dicha zona, lo que llevaría trabajo, reducción de costos y eficiencia.
Pero, ¿son el offshoring y el nearshoring los grandes avances del mundo occidental en materia de economía internacional en este siglo XXI?
En 1978, después de que gobernó en China el famoso Mao Zedong, y luego de un par de años de inestabilidad política, llegó al poder Deng Xiaoping, el llamado gran estadista del siglo XX, quien implementó en su país reformas impensables en el pasado de comunismo maoista, como la apertura al mercado extranjero desde 1946, por ejemplo.
En 1979, apenas un año después de haber tomado el poder, Deng Xiaoping viajó a los Estados Unidos para reunirse con el presidente Jimmy Carter y, además, para analizar los procesos económicos de un país que, en tiempos de la guerra fría, era nominalmente su rival en el conflicto internacional.
Sin embargo, tras años de hambruna y pobreza, la prioridad para el líder chino era el desarrollo y no las tensiones de esa época, por lo que implementó las llamadas Zonas Económicas Especiales (ZEE), que permitieron al litoral de China gozar de un desarrollo ordenado y vigilado por el Partido Comunista y el propio gobierno central.
Es decir, poco a poco, ciertas regio es costeras recibieron a empresas extranjeras que mudaron plantas de desarrollo y procesos técnico-administrativos al país asiático, a fin de ingresar en un seductor mercado que incluye a una tercera parte de la población mundial.
Durante su período, Deng Xiaoping instauró decenas de polos de desarrollo con las ZEE, permitiendo que empresas extranjeras llegaran a dar empleos, a fusionarse con empresas locales y a inyectar una buena parte de la ganancia que obtenían en China en el mismo país asiático, a fin de evitar la fuga de capitales.
Con esto, creó un país dos sistemas, pues en la costa comenzaban a permitirse algunas dinámicas económicas y culturales de occidente, pero en el interior de China, el comunismo permanecía como el pensamiento político y orden social preponderante.
En Cuba, por ejemplo, el actual presidente, Miguel Díaz-Canel instituyó en 2013 la Zona Especial de Desarrollo Mariel, donde bajo el mismo principio, al menos 62 negocios han aprovechado los incentivos del gobierno, por lo que, informó este domingo Raúl Castro, han llegado 3 mil millones de dólares de inversión extranjera