El “Eterno Retorno” conocido por los filósofos existencialistas, se hace evidente de cuando en cuando. Todo lo sucedido, vuelve a acontecer, aunque los actores sean distintos. Se vive por ciclos que se anudan en espiral ascendente o descendente, según sea el caso.
Esto viene a cuento por lo que sucedió el día de ayer, en relación al caso de Clara Luz Flores, candidata de Morena para competir por la gubernatura de Nuevo León, en el proceso electoral que está en curso.
El asunto de si Clara Luz es culpable de una mentira que nada tiene que ver con su actividad política es lo de menos y no es el tema central en esta nota de opinión. Se trata de un asunto que tiene que ver con su formación personal, al haber tomado un curso de superación, dentro de la organización NXIVM, presidida por Keith Raniere, con quien tuvo incluso una entrevista que hoy hace pública el candidato del PRI, al gobierno de Nuevo León.
Clara Luz Flores admitió ayer mismo que cometió un error personal al haber tomado ese curso y que el video que circuló el PRI para descalificarla, forma parte de la guerra sucia que impulsa la oposición, en contra de los candidatos que compiten por Morena.
Destaca que no robó, ni asesinó, ni tampoco cometió delitos en contra de la sociedad neoleonesa. Que competirá por la gubernatura y llevará a juicio al candidato priista y a su familia, por los delitos cometieron por Adrián de la Garza en el tiempo en que trabajó bajo las órdenes del exgobernador Rodrigo Medina de la Cruz.
Fue un golpe seco de los grupos conservadores en Nuevo León, la difusión de este video, en el que si bien no hay delito alguno que acuse a Clara Luz, si existe una carga de inquietud, por lo que significa la secta NXIVM.
La misma estrategia la ha utilizado el conservadurismo en contra de Mario Delgado, por el hecho de haber tomado otro curso de superación personal con esta organización, cuando no se conocía lo que el círculo central de su dirigencia, hacía a puertas cerradas. Muy pocos tenían idea de las prácticas de dominación y humillación que se daban al interior de la secta y esos pocos, estaban ubicados en ese privilegiado círculo dominador.
El golpe tenía la intención de debilitar la candidatura de Clara Luz y de Morena, por una falta que no constituye delito alguno.
Se puede decir que este asunto no pasa de una mentira sobre un dato personal de Clara Luz. Ella dijo hace poco que no sabía algo relacionado con la secta, lo cual incluso puede ser cierto, dado que el hecho de haber participado en un curso, no te hace integrante oficial de la organización. Pero pudiera ser también que ella prefiriera no dar a conocer un hecho de su formación personal. Es lo más que podrían señalarle. Una mentira referente a su formación como persona.
Lo central en esta nota, es la manera en que responde el siempre inconforme sector “puro” que participa dentro del proyecto de la Cuarta Transformación. Indudablemente, no tenían por qué defender a Clara Luz de los ataques del priismo neoleonés. Pero tampoco había razón para que se sumaran a la campaña de desprestigio y linchamiento, en contra de una candidata de Morena.
El argumento central para este sector movedizo y gelatinoso, que pierde su forma sólida ante cualquier contacto que los incomode mínimamente, fue una frase del presidente López Obrador: “no mentir, no robar, no traicionar”, interpretada a su muy especial manera.
Cuando el presidente dice “no robar y no traicionar”, se está refiriendo a los delitos mayores cometidos por el neoliberalismo en contra del pueblo. Robaron y traicionaron a los mexicanos. Al agregar “no mentir, se refiere al otro elemento que les permitió robar y traicionar”.
Esta frase presidencial es un conjunto y no tres partes independientes. Es la sentencia breve que resume la base del neoliberalismo. Mienten, roban y traicionan.
Pero la pureza de ese sector morenista, interpreta religiosamente que cualquier mentira, por mínima que ésta sea, ofende socialmente y mancha a quien la expresa, al grado de perder sus derechos políticos, o los cargos que ocupan. Aunque de existir esa mentira, ésta sea únicamente de carácter personal e irrelevante políticamente.
“López Obrador dijo…” y de ahí no los sacas. Aunque el presidente exprese una idea sólida, donde ellos visualizan retazos.
Este sector que se incorpora al cambio, lo hemos visto repetidamente en nuestra historia nacional. Grupos que pretender ser parte de la “inteligencia” o del “ala progresista” en todo movimiento, pero que en realidad desconocen los motivos reales de la lucha.
Los candidatos a puestos de elección popular, son secundarios en este momento. El fortalecimiento al Proyecto de Cuarta Transformación es lo que importa política e históricamente. Un Congreso de la Unión con mayoría de Morena. Todas las gubernaturas posibles, así como presidencias municipales y congresos locales.
Solo así podrá concretarse el cambio de régimen.
Si las formas en que opera la actual dirigencia de Morena no gustan a algunos, pasadas las elecciones se puede solicitar la remoción de estas autoridades. Pero no en plena campaña electoral.
Tampoco se puede desconocer a un candidato, en base a un video en donde no hay evidencia de algún delito. “Mintió” sobre un dato personal, no es causal para retirarle candidatura y apoyo.
En el pasado reciente, en la etapa revolucionaria, se dieron situaciones similares.
El Villismo, fuerza social nacida del pueblo, recibió el apoyo de amplios sectores ciudadanos. Varios de ellos pensaban ser la “inteligencia” y el “ala progresista” del cambio. Apoyaron a Villa, mientras la División del Norte obtuvo triunfo tras triunfo. Pero siempre criticando al villismo, por ser una fuerza que no aceptaba reglas nacidas durante el porfiriato.
Al final, se pasaron al bando carrancista. Siguieron llamándose “revolucionarios”, aunque Carranza haya sido el enemigo que se incrustó dentro de la revolución y triunfó al final. “Mintiendo (era hacendado en Coahuila), robando (ahí nace el verbo “carrancear”, sinónimo de robar) y “traicionando” (mató a la verdadera revolución campesina).
A los puros de hoy, les parece muy difícil esperar a que termine el proceso electoral intermedio. Quieren que Mario Delgado renuncie ya y que Clara Luz Flores renuncie también a la candidatura en Nuevo León, dejando a Morena sin abanderado, puesto que ya no es tiempo, ni es posible nombrar un sustituto.
Que el Proyecto de Cambio se vea afectado, al parecer les importa poco.
Dicen que son críticos y que la “justicia” (según la entienden), debe ser expedita.
Ojalá recapaciten y vean que todo es posible, pero en el momento oportuno.
“La política es tiempo” ha dicho también el presidente. Y en este momento, estamos en tiempo de elecciones. Necesitamos unidad en torno al Proyecto Nacional.
No le hagamos el juego a la oposición. Dejemos que muera sola en junio próximo.
Después discutimos todo lo que gusten.
Malthus Gamba