Por: @erikwanza
“los cínicos no sirven
para este oficio”
Ryszard Kapuscinski
Los procesos de transformación democrática traen consigo un alud en las relaciones entre los diversos sectores que interactúan en el estado, de ahí que, mientras algunos sectores empiezan a mover los engranajes para adaptarse a los cambios que proponen las visiones del nuevo sistema gobernante, otros se resisten situándose en la oposición y generando desde ahí la contradicción natural que sugiere todo movimiento transformador.
Los movimientos que dieron identidad e historia a nuestro país más allá de la guerra física, por llamarlo de algún modo, tuvo gran realce popular a través de los medios de comunicaciones de cada época, de ahí que fuera una de las grandes actividades por parte de los bandos históricamente antagónicos. Naturalmente, cada medio obedecía a los intereses políticos de quienes los encabezaban/financiaban y cumplían un papel de suma importancia en la guerra ideológica que acompañaba la guerra convencional, el campo de las ideas siempre ha tenido realce cuando existen dos visiones diametralmente opuestas del ejercicio del poder.
Profundo es el tema de la importancia de los medios de comunicación en los movimientos sociales en América Latina y en el mundo, no solamente en lo que se refiere a la gran labor de informar sino en la formación de opinión pública y hasta de generar movimientos espontáneos que terminen por poner fin a una época política determinada, ejemplos hay muchos en la historia: el papel que jugó la prensa en la época de la guerra de reforma y la intervención francesa en México (Paco I. Taibo II describe a detalle esta época en la trilogía de “patria”), la medios impresos en la revolución mexicana, cómo jugó la prensa en el golpe militar en Chile, en fin, ejemplos muchos. En este momento histórico, los medios tradicionales y digitales están cumpliendo papeles específicos.
Podemos determinar que hay dos posturas claras en el ejercicio del periodismo, aquel que intenta, desde la objetividad, cumplir con el papel de informar y que a partir de la información mostrada la ciudadanía sea capaz de generar una postura crítica hacia lo que se informa, poner el valor en lo veraz y oportuna que debe ser la información entendiendo que este derecho pasa por no manipular, en ningún sentido, lo que se pretende informar. Entregar la información a la población sin sesgos ideológicos o programáticos podría resultar una tarea compleja, sin embargo, es imperante transitar hacia esa vía a efecto de contribuir a la construcción democrática de una nueva sociedad.
Por otro lado, el ejercicio del periodismo que no oculta su postura política, que rebasa por completo el deber de informar y le aporta una carga ideológica a lo que informa con el objetivo de generar opinión pública que se adapte a los intereses particulares de quienes poseen los medios de comunicación. Difícilmente hay una separación entre el que informa con lo que informa y es notoria la postura que asume, dejando entonces a la ciudadanía la posibilidad de sacar sus propias conjeturas y aceptar o declinar la información que le están haciendo llegar, al no haber un velo que impida ver las intenciones de quien informa la valoración de la propia información recae en quien la recibe.
Asumir una postura a la hora de opinar no va relacionada con la mentira, con la generación de incertidumbre a la hora de informarse, con el golpeteo mediático que tiene por objeto la calumnia, la desestabilización, el interés personalísimo de crear opinión pública con fines ruines como el ataque a los logros democráticos, de ahí que el uso de fake news como herramienta “periodística” es uno de los más grandes y lastimosos retrocesos a nuestro derecho de estar informados, precisamente ahí radica la importancia de combatir esta práctica que ha incrementado con el acceso a medios digitales, pero que no es propia de la época, históricamente ha sido utilizada.
La defensa del derecho a la información es la defensa de la democratización de los medios informativos, es la lucha por la verdad como herramienta de transformación.