En días pasados, nos enteramos que había 48 mil millones de pesos depositados por un grupito de 23 mexicanos en cuentas de un banco ubicado en el paraíso fiscal de Andorra.
Andorra es un principado ubicado en la frontera entre España y Francia, sobre un territorio de escasos 500 kilómetros cuadrados, con algo así como 73 mil habitantes, que ha sido tradicionalmente identificado con un paraíso fiscal, en el que es fácil llegar con una maleta de billetes y hacer depósitos en efectivo, sin que alguien te cuestione sobre el origen de los fondos.
La noticia no era que hubieran encontrado todo ese dinero depositado ahí, sino que las autoridades financieras habían confiscado ese dinero, basadas en la presunción de que se trataba de fondos de procedencia ilícita.
También supimos que esto sucedió ya hace algún tiempo, pero parece que ahora estos depositantes estaban solicitando la ayuda del gobierno mexicano para recuperar lo que les habían confiscado.
Si no fuera producto del saqueo descarado que perpetraron unos cuantos sobre el erario y las riquezas del país que nos pertenecen a todos, esta historia sería sumamente divertida. Algo equivalente a sentarse en el cine a observar una película de Woody Allen.
Se presume que una proporción alta de este dinero, está ligada de alguna manera al superabogado Juan Collado, que hoy vive en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México. Parece que muchos de los “honestos” depositantes, eran sus clientes y seguían su consejo “especializado” sobre dónde depositar sus ahorritos para evitar pagar impuestos.
Nada más divertido que imaginarnos a estos 23 personajes enfundados en sus trajes de casimir, cargando una o dos maletas repletas de billetes, entrando por la puerta del banco de Andorra para meter su dinero y saliendo muy satisfechos a tomar un coctel en el café más cercano, sentados en una hermosa mesa sobre la banqueta. Para luego verlos enterarse por alguna carta sellada desde el gobierno de Andorra, donde se les explica la incautación de sus abultadas cuentas bancarias por lavado de dinero, a pesar de la muy prudente recomendación de su amigo: “El Abogado”.
Consideren el nivel de estrés que puede generar la noticia, cuando cada uno de ellos en promedio tenía guardados ahí alrededor de 100 millones de dólares; 2 mil millones de pesos. Es como para echarle a perder el desayuno a cualquiera.
Podemos verlos corriendo preocupados con su abogado actual, porque el otro ya no está disponible, para pedirle que arreglara el asunto a como diera lugar y buscando a sus amigos influyentes para que pidieran el apoyo del gobierno, a fin de lograr recuperar su dinerito.
Así de increíble; pidiendo apoyo del gobierno al que defraudaron fiscalmente, llevando esos fondos para depositarlos en un paraíso fiscal.
Con toda seguridad en gobiernos anteriores no nos hubiéramos enterado de nada de esto. Para muestra está el silencio cómplice de todos los opinadores de los medios tradicionales, que hablan de cualquier estupidez, pero parece que este tema no lo han leído en ninguna parte.
Como dice el refrán: “Deséale suerte a quien actúe con maldad, pues tarde o temprano la va a necesitar”.