AMLO Y LA 4T MUERTOS…DE RISA

Se ha hecho recurrente en el panorama informativo nacional y también en redes sociales, escuchar el canto en coro del grupo conservador, anunciando el principio del fin del gobierno del presidente López Obrador.

¿Cuántas veces ha sido publicada en el Reforma la noticia de que ahora sí, el gobierno de la Cuarta Transformación ha sido “tocado” y que en adelante veremos una caída vertiginosa en cuanto a confianza y respaldo social hacia el presidente se refiere?
Las ocasiones son muchas como para recordarlas todas, pero las significativas serían las que nacen de los montajes y mentiras disfrazadas de realidad, que más ha empujado el bloque conservador.
La cancelación del aeropuerto de Texcoco sería la primera.

La falta de medicamentos propiciada por los políticos que acaparaban el mercado de la medicina y que se negaron a vender al gobierno los productos que controlaban, bajo esquemas de compra libres de corrupción, otra.
La estrategia de salud implementada para contener la pandemia de Covid, otra más.

El problema de la escasez de gasolinas que se dio por unos cuantos días, fue otra.

La violencia generada por el “bloque negro” feminista, que controla el panismo, una más.

Los montajes sobre la casa rentada por uno de los hijos del presidente López Obrador, el de los archivos Guacamaya, el de la ministra Yasmín Esquivel, el de Pío López, el que generó el “Todos Somos Loret”, el del dinero de la delincuencia organizada en elecciones estatales en favor de Morena.

Las mentiras sobre la economía mexicana, sobre la pérdida de valor de nuestra moneda, o sobre la inflación que es de carácter mundial, pero se le achaca aquí al presidente.

Son infinidad los intentos fallidos de la oposición, para despertar el enojo social dentro de un Pueblo que sabe bien que sus verdaderos enemigos están del lado reaccionario y no en la persona y el equipo del presidente López Obrador.
Cuando está por el montaje y la mentira hacen su aparición de manera explosiva en redes sociales y medios de comunicación de la vieja guardia, de inmediato comienza a correr la cantaleta de siempre.

“Ahora sí, el presidente y la Cuarta Transformación se debilitan”. “Este es el inicio de un movimiento social, en contra del presidente y de la llamada Cuarta Transformación”. “La sociedad está despertando y en la próxima elección, va a caer Morena”. “Somos más los buenos demócratas, que estamos en contra del dictador López Obrador”.
Todo eso dicho por los perores periodistas de la historia reciente de México.

Por los intelectuales como Krauze, Aguilar Camín, Roger Bartra, Guillermo Sheridan, Francisco Martín Moreno, Silva Herzog y otros más.
Por empresarios que estuvieron ligados al tráfico de influencias durante el periodo neoliberal y que hoy son señalados como grandes evasores fiscales.

Por políticos de la talla de Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Gabriel Quadri, Alejandro Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano, Lilly Téllez, Fernando Belaunzarán, Gibrán Ramírez y muchos otros.

Y por integrantes de la Sociedad Civil, S. A. de C. V., del calibre de Denise Dresser, Sergio Aguayo, Chumel Torres, Carlos Alazraki y muchísimos más.

Este repetir que “viene el lobo”, sin que se concrete la llegada del final anunciado, ha hecho que la campaña opositora se convierta en un hecho intrascendente y cotidiano, al que los ciudadanos poco caso hacen.
Ni la oposición logra subir sus niveles de popularidad y respaldo social, que son muy pobres desde el 2018, ni el presidente López Obrador y el Movimiento de Transformación Nacional que encabeza, recienten el impacto de los cañonazos de lodo que a diario dispara el grupo conservador.
Los “líderes de opinión” como Loret de Mola, Brozo, Aristegui, Pedro Ferriz II, López Dóriga y Ciro Gómez Leyva, son considerados vendedores habituales de noticias falsas, o de una realidad maquillada. No importa lo que afirmen con vehemencia. La gente dejó de tenerles confianza.

Es un gasto enorme el que realiza mensualmente el grupo empresarial opositor, comandado por Claudio X González.
Cada una de estas campañas de desprestigio, cuestan mucho y hasta el día de hoy, no hay avance alguno para una oposición que por más que convoca e invita a la “reconciliación y unidad ciudadana”, no encuentra respuesta en una sociedad que no quiere saber nada en absoluto de PRI-PAN-PRD-MC. Ni tampoco de los empresarios y comunicadores que fueron piezas fundamentales en el aparato de corrupción que construyó el neoliberalismo.
Hoy, con el nombramiento de la ministra Norma Lucía Piña como presidenta de la Suprema Corte de Justicia, la cantaleta vuelve a difundirse ampliamente en medios de comunicación y redes sociales.

Como si se tratara de un triunfo del conservadurismo y al mismo tiempo, de una derrota importante para el presidente.
Y no es así.
La Suprema Corte ha sido refugio conservador desde hace bastante tiempo. El gobierno del presidente López Obrador, ha señalado que hace falta una depuración dentro del Poder Judicial, por ese motivo. Resulta urgente desterrar la corrupción que impera en todo el aparato de justicia del país.
Y si hoy queda al frente de la Corte una ministra que al parecer no tiene intención de mover un dedo al respecto, pues lo único que atestiguaremos será que las cosas continuarán tal y como han estado hasta hoy.
La justicia se seguirá vendiendo al mejor postor y la comprarán aquellos delincuentes que cuenten con los recursos suficientes para adquirirla.

No es un triunfo de la oposición y una derrota para el presidente y el Movimiento del Cambio.
Es en realidad un golpe al sistema de justicia, con afectación directa al ciudadano de a pie, que seguirá privado de sus derechos, por el mal comportamiento de jueces y magistrados corruptos.

Eso es lo que celebra hoy la oposición y no otra cosa.

Mientras tanto, desde Palacio Nacional, el nuevo anuncio del final de los tiempos de la Cuarta Transformación y el inminente regreso al infierno neoliberal, es visto y considerado en la forma acostumbrada.
Con una carcajada sonora que con seguridad llega referida a los oídos conservadores.
La oposición es la difunta y arrastra miserablemente su muerte desde el 2018.

Malthus Gamba