Por: Rafael Redondo
@redondo_rafa
El discurso del Presidente de México ante el Consejo de Seguridad de la ONU en el marco de México presidiendo dicho Consejo es muy potente por dos razones:
1) Pidió a la ONU que, por primera vez en la historia del organismo internacional, éste despierte de su letargo, salga del formalismo y ejecute acciones nobles y concretas en favor de los habitantes más vulnerables del planeta.
2) El discurso y su plan de rescate (Plan de Fraternidad y Bienestar) está construido de principio a fin desde un punto de vista profundamente humano. El ser humano es el centro de cada una de sus frases y propuesta.
Pese a la innegable función de la ONU como punto de equilibrio entre una comunidad internacional dispar, cuyos miembros son tan diferentes entre sí en tamaño, poder y riqueza, la ONU no ha podido escapar a “la ley de la selva” o “la ley del más fuerte” que rige las relaciones Internacionales, decantando sus decisiones hacia o en función de los intereses de los países más poderosos quienes al final, financian al organismo. Cuando el Presidente de México pide acciones concretas, está poniendo el dedo en el talón de Aquiles de la ONU: su lealtad hacia las naciones más ricas del planeta.
Los conceptos que utilizó el Presidente tanto en su discurso como en el plan de proporcionar ayuda monetaria directa para los habitantes más pobres del mundo y financiado por las personas, corporaciones y naciones más ricas, posee de principio a fin una visión humana: el ser humano con sus emociones y pasiones como punto de referencia para la toma de decisiones en los asuntos públicos. Su discurso y el plan representan introspección: nosotros los seres humanos y no el dinero como el centro del análisis.
Algunas de sus frases:
*Los principales males de la humanidad son la corrupción, la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites.
*La corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la migración y de graves conflictos sociales.
*Se han desvirtuado los valores sociales para que lo abominable parezca aceptable.
*La generosidad ha sido desplazada por el egoísmo y la ambición privada… el espíritu de cooperación pierde terreno ante el afán de lucro y con ello nos deslizamos de la civilización a la barbarie y caminamos como enajenados, olvidando principios morales y dando la espalda a los dolores de la humanidad.
*Nunca antes en la historia del mundo se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos mediante el “influyentismo” y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño.
*El modelo neoliberal socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de pueblos y naciones.
*La paz es el fruto de la justicia.
*Ningún país puede ser viable si se incrementa la marginación y la miseria.
*Si se logra apoyar a los más pobres, todos, personas, corporaciones y naciones tendrán tranquilidad de conciencia.
*El deber colectivo de las naciones es ofrecer a cada una de sus hijas e hijos el derecho a la alimentación, la salud, la educación, el trabajo, la seguridad social, deporte y recreación.
*Citó a Roosevelt (el derecho a una vida libre de temores y miserias, que sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las sociedades y los Estados.), Smith, José María Morelos y Pavón para cerrar con la frase más potente, la de Simón Bolívar: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
El capitalismo por goteo, o neoliberalismo, o capitalismo cínico, está acelerando su decadencia debido a dos factores: a) la tecnología está desplazando a las personas del empleo y además, fracturando nuestras relaciones humanas y por ende, nuestras comunidades y b) la crisis económica derivada de la pandemia. Los desequilibrios entre ricos y pobres son ya tan exagerados que está latente el riesgo de inestabilidad.
Por otro lado, los estudiosos de los fenómenos sociales abandonaron al Humanismo como materia prima de causas y consecuencias de tales fenómenos. Los conceptos como felicidad, frustración, fraternidad, egoísmo, bienestar, amor, empatía, compasión, solidaridad, odio, esperanza, voluntad, paz… se dejaron en manos de la Psicología por emocionales y de la Teología por espirituales; sin embargo, en el núcleo de todo fenómeno social están nuestras emociones y pasiones.
Depositar erróneamente nuestros objetivos y éxitos en la obtención de bienes materiales y, la exagerada automatización y ruptura de nuestras relaciones humanas debido a la tecnología, son el enemigo a vencer, el origen de los peores problemas de nuestras sociedades, y la destrucción de la gran comunidad: la naturaleza en su conjunto. Una sustentabilidad auténtica y efectiva sólo podrá lograrse cuando los desequilibrios en la comunidad humana debido a nuestras historias de discordias y abusos, deje de impactar en la gran comunidad, la naturaleza.
Debemos tener presente que, ningún robot te va a salvar de la muerte y la muerte sí te va a despojar de tus muy preciados y alabados bienes materiales; por lo tanto, nuestras razones de existir, no están ni en apps, inteligencia artificial, un avatar en el metaverso, robots o robustas cuentas bancarias y propiedades, sino en luchar por conseguir cierto equilibrio espiritual.
La potencia del discurso de AMLO en la ONU, está en pedir a la ONU, acciones nobles y concretas en beneficio de los más vulnerables y en abrir la puerta al Humanismo en el foro más importante del mundo.
Quien no se percate de ello, debe revisar la historia de la ONU y también, debe realizar una auditoría a su código de valores personal.