Por: Jorge Barrientos
Las redes sociales se han convertido en la locura sin límites y dan pie al afán incontrolable de llamar la atención o ser la fuente de la última noticia bomba del día -y digo del día porque debido a la velocidad vertiginosa con que se mueve la información, una nota puede hacerse vieja en menos de 24 horas-.
En la dinámica de dar noticias bomba o exponer a la figura pública de moda en un momento escandaloso, se comete el abuso de rebasar los límites de la privacidad y en ocasiones sacar de contexto imágenes o situaciones que nada tienen de escandalosas y menos siquiera de noticiosas.
En ese contexto, vemos frecuentemente que se quiere exhibir a tal o cual funcionario público porque está comiendo como si fuera una distracción que hace que no cumpla las funciones por las que cobra dinero del erario, o bien de pronto encontramos en Facebook a un líder sindical o presidente municipal con una cerveza en la mesa donde está cenando o compartiendo con amigos. Nos los pintan como vagos “buenos para nada”, como si esa simple imagen fuera suficiente prueba de su incompetencia, cuando son otras las razones para calificarlos así.
Además, es un poco o un mucho injusto descalificar a una persona por una simple imagen como si ese funcionario no tuviera derecho a ir a comer, tomar una copa, ir de compras o a caminar en algún momento. Parecería que se tratase de robots que debieran ser máquinas de trabajo sin derecho a un respiro, y creo que hasta estos necesitarían en algún momento un tiempo de recarga o mantenimiento.
Por eso, se me hacía un poco injusto el trato dado en las redes al gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, solo porque decidió después de mucho sacrificio y encierro -dice él- irse a tomar unas copas y escuchar música con sus cuates a un bar. ¡Caray! No hay que ser tan estrictos con el gober, pensaba yo, hasta que esa desagradable memoria que aún no me falla del todo me recordó que precisamente en su estado se dio tal vez el único caso de un ciudadano muerto a manos de la autoridad por medidas drásticas de control debido a la pandemia de covid-19. Entonces ahí si no se vale gober.
No se vale que, si por un reglamento que usted instituyó en su estado una persona murió a manos de policías que lo hicieron cumplir, usted venga ahora -a vistas de todos- a irse de imprudente a un bar a tomarse unos tragos valiéndole un sorbete todos sus dichos y desdichos, así como todo el dolor que una familia sufrió al perder un ser querido.
Y ahora viene a salir junto con su grupo llamado “federalista” a decir que están muy preocupados por las vacunas y que quieren endeudar más a sus estados para conseguirlas. Vergüenza es lo que no tienen, ni sabe ya cómo seguir saqueando a sus estados. Le ha quedado muy grande Jalisco al gobernador, lamentable que tan bello estado esté en tan deshonrosas manos.
Y a los extraterrestres, primero investiguen después opinan.