AL ROJO VIVO: Jorge Ramos, de periodista a golpeador mediático
Hoy se me terminó de caer la imagen de quien consideraba un periodista en todo el sentido de ma palabra.
Como mi perfil lo dice, he sido profesor universitario por poco más de 8 años y cuando tengo que hablar de medios de comunicación una referencia obligada de buen periodismo era Jorge Ramos.
Ramos el contestatario, el que triunfó pese a los problemas, el que cuestionó a Donald Trump en su propio terreno, el que enfrentó a Fidel Castro y a Nicolás Maduro en su propia casa, el que destazó la imagen de un desgastado Peña Nieto en una entrevista y arrinconó a Carlos Salinas de Gortari en un diálogo de tú a tú, ese Jorge Ramos fue a la casa del actual Presidente de México y quiso convertir un debate de ideas y argumentos en un vulgar show de televisión.
El naturalizado estadounidense fue a lo que fue, a colgarse una medalla más sobre los escombros de un entrevistado, pero el derribado fue él y tan es así que, sin haber terminado la conferencia de prensa tomó su pequeño portafolio y frente a las cámaras y reporteros asistentes salió del Salón Tesorería de Palacio Nacional.
Preguntas y artimañas
Jorge Ramos, como cualquier periodista, tiene derecho a preguntar e indagar, sin embargo, por metodología, por ética, por tantita madre, hay que hacer una pregunta bien formulada, clara, sin distractores, directa.
El periodista en cuestión hizo básicamente dos preguntas:
* ¿Qué va a hacer en el corto plazo para disminuir la violencia ante un “creciente” número de asesinatos mensuales?
* ¿Cómo va a responder a las agresiones de Donald Trump?
Así mismo metió algunas artimañas:
* Primero le agradeció por el apoyo que se le prestó a través de la Embajada de México en Venezuela y luego de llamar dictador a Nicolás Maduro insinuó que se apoya al actual gobierno (pese a que neutralidad no implica aceptar o conceder).
* Trajo al debate el tema de la filtración de la carta que AMLO envió al Rey Felipe VI de España pidiendo que se disculpe por las atrocidades cometidas por su país durante la Colonia (pese a que de todos es sabido que Reforma no publicó el texto completo, sino un fragmengo sin firmas, ni sellos).
* Mencionó una y otra vez sus cifras sobre los asesinatos en México para desacreditar las del Presidente López Obrador y, pese a que AMLO dio cifras opuestas y fuentes, Ramos dio solo sus número pero no de dónde los obtuvo escudándose en la libertad de prensa para proteger sus fuentes.
* Afirmó que de seguir así, según sus cifras, el sexenio obradorista terminaría como, y cito:
El más violento y el más sangriento de toda la Historia
Los detalles de Andrés Manuel
Pese a las interrupciones, ataques y negación para revelar sus fuentes, el Presidente le dedicó al periodista 21 minutos de la hora y media que estuvo respondiendo preguntas, es decir, casi una cuarta parte del tiempo en que AMLO respondió preguntas de la prensa se la llevó Jorge Ramos.
Ante la discrepancia entre las cifras de ambas partes, el Presidente hizo lo nunca había hecho, pues permitió al periodista a subir a la tarima, al “púlpito presidencial” (como el mismo Ramos lo llamó antes de entrar al Salón Tesorería de Palacio Nacional) para ver de cerca los números de la SSPC y compararlos con los suyos, pese a que esto viola el reglamento de asistencia y participación en las conferencias de prensa de AMLO.
A ver si entiendo, @jorgeramosnews se dice "preocupado" por la inseguridad de México, pero se sale de la conferencia de la Guardia Nacional, donde dieron datos de la seguridad nacional.
La congruencia no es su fuerte…#AsíElPeriodismo pic.twitter.com/tYhh8g4U8h— SinLínea.Mx (@SinLinea_Mx) April 12, 2019
Luego, al verse desarmado con las cifras Ramos atacó por el lado de la libertad de prensa, pues según él, AMLO ha intentado obligar a los periodistas a que revelen sus fuentes, a lo que el Presidente no solo respondió que era falso, sino que además afirmó que quien no quiera darlas a conocer no tiene obligación de hacerlo.
El Sr. Presidente y el despojo de periodista
Ya al final de su show, Ramos reviró con el tema de Donald Tump y sus declaraciones contra México y los migrantes e incluso insinuó que López Obrador era un incoherente porque en su libro “Oye Trump” afirmaba cosas de los temas en cuestión que no aplica ahora que es Presidente.
El Sr. Presidente, como todo un Estadista, le respondió al desarmado y ya incomodo periodista que no se engancharía con las declaraciones de su homólogo estadounidense y que tiene el respaldo del pueblo para hacerlo así.
Ramos insistió, pero no le sacó más prenda y el Sr. Presidente, con estilo elegante y sutil, lo cortó diciéndole que le daba gusto que pudo asistir a La Mañanera, a lo que al despojo de periodista solo le quedó agradecer.
Al terminar su participación 90 minutos después de iniciada, el Sr. Presidente se retiró y dejó a la Prensa con el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana Alfonso Durazo y el mando de la Guardia Nacional integrado por dos Generales del Ejército, un Contralmirante de la Marina Armada y una Comisario de la Policía Federal.
Minutos después como por inercia, con claro gesto de molestia y antes de que concluyera la conferencia sobre la Guardia Nacional, el despojo de periodista se retiró, haciendo parecer que no le interesaba la conferencia de prensa, sino solo tratar de ganarle al Sr. Presidente quien, dicho sea de paso, es todo un experto en el trato con golpeadores mediáticos.
Jorge, se terminó el show…
La inseguridad no es importante, ya te puedes ir.
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Ramos debatió con Trump, un empresario que de la noche a la mañana decidió que sería buena idea ser Presidente de los Estados Unidos; visitó a Nicolás Maduro, un conductor de transporte público que tuvo la oportunidad de escalar en la política; dialogó con Peña Nieto, el cual estaba adiestrado en el arte de seguir guiones y no entablar verdaderos debates; pero nunca pensó que Andrés Manuel López Obrador, un simple egresado de Ciencias Políticas de la UNAM, originario del pobre Estado de Tabasco y sin mayores contactos en las esferas políticas de derecha de altos vuelos, estuviera tan bien preparado que ni con sus mejores artimañas logró sacarlo de quicio.
Jorge Ramos, como muchos otros, fracasó en su intento de convertir La Mañanera, un escenario político donde el Jefe del Ejecutivo Federal da la cara al pueblo todos los días, en un set de televisión donde él domina y es el protagonista principal.