Actualmente el mercado interno de México, consume alrededor de 1 millón 200 mil barriles diarios de combustibles derivados del petróleo, entre gasolinas y diésel. En promedio, se requieren 800 mil barriles diarios de gasolinas, así como 400 mil de diésel para abastecer al transporte y a la industria.
Hoy una proporción muy alta de estos combustibles se producen fuera del país teniendo que importarlos. Primero extraemos petróleo crudo que exportamos, para después comprar las gasolinas que con ese petróleo se producen en el extranjero.
A finales de 2018 estábamos importando la mayoría de los combustibles que se consumen en el mercado interno, pues las refinerías que se abandonaron en el país por los gobiernos corruptos, trabajaban a una tercera parte de su capacidad. En noviembre de 2021, la modernización de esas 6 refinerías ha logrado aumentar su producción de refinación a la mitad de su capacidad, con lo que la importación de los combustibles necesarios para abastecer el mercado disminuyó a 52%, en lugar del 70% que importábamos en 2018.
Para el 2024 PEMEX estará produciendo poco más de 2 millones de barriles diarios de petróleo crudo, en lugar del millón 300 mil que producía en 2018; con eso será suficiente para abastecer las 8 refinerías con las que contará México, que son las 6 existentes ya completamente modernizadas, que para entonces trabajarán casi al 90% de su capacidad, además la de Deer Park en Houston y Dos Bocas en Tabasco, que juntas producirán los 860 mil barriles diarios de gasolinas y los 540 mil de diésel que requerirá el mercado interno para abastecerse totalmente.
Con esta estrategia México dejará de exportar petróleo crudo, ya no importará gasolinas y no tendrá que depender ni de los precios de los combustibles en los mercados internacionales, ni de algún probable chantaje que otro país pudiera hacerle deteniendo la venta de combustibles, para obligar a actuar a nuestro país de alguna forma en la que no le convenga hacerlo. La soberanía energética es por esto un asunto de seguridad nacional, no solo de conveniencia económica.
Sin embargo, en el aspecto económico, México dejará de recibir 23 mil millones de dólares por la venta de crudo al extranjero, pero también dejará de gastar 44 mil millones de dólares por la compra de gasolinas y diésel; es decir, nuestro inventario de dólares va a dejar de disminuir como resultado de estar gastando más en dólares de los que recibimos. Nos vamos a ahorrar más de 420 mil millones de pesos anuales, que podemos invertir en desarrollo de más proyectos de infraestructura y en ampliar los programas sociales, aunque esto siga desatando contagios masivos de rabia entre aquellos a los que les gusta ser robados por los oligarcas extranjeros.
Como es su costumbre oponerse a todo lo que suene lógico y que beneficie al país, los creativos de la derecha ya andan formulando preguntas que ellos consideran inteligentes, para empezar a difundir rumores sobre escenarios devastadores en la economía mexicana. Dicen por ejemplo, que dejando de exportar el crudo, México recibirá menos divisas y tratando de confundir a los ciudadanos, preguntan ¿Cómo vamos a sustituir estas exportaciones? Lo que no dicen es que ya no se perderán dólares por gastar casi el doble de lo que recibíamos.
Las exportaciones de crudo representan solamente el 5% de las exportaciones totales del país; para 2024 los grandes proyectos de infraestructura estarán terminados, generando una cantidad importante de divisas que hoy no recibimos, que seguramente compensarán en exceso esa proporción de las exportaciones. Así es que les recomendamos a los opositores furiosos no desesperarse viendo cómo avanza un proyecto que les causa tanto dolor, porque no entienden que hasta ellos van a ser beneficiados.
Como decía la periodista española Rosa Montero: “Cuando el dolor que se experimenta es tan agudo y uno teme no poder soportarlo, no hay tristeza, sino desesperación, locura, furia.”