¡Ahora resulta! de corruptos a perseguidos políticos
Cada quien se defiende como puede, reza el dicho popular.
Y esto es cierto, si tomamos en cuenta la estrategia de la defensa de quienes están en prisión, por delitos relacionados con la corrupción institucional que se dio en nuestro país, durante los treinta y seis años en que tuvimos la desgracia de padecer el neoliberalismo conservador, que hoy se encuentra en franca retirada.
Rosario Robles, quien escribe cartas sentimentales que intentan poner al pueblo de México a su favor, define su situación legal como “una persecución política” y un ataque machista que sufre por el hecho de “ser mujer”.
Es el mecanismo que eligen sus abogados (que seguramente trabajan de “gratis”, puesto que su defendida argumentó ante el juez que lleva su caso, que no dispone de medios para pagar una defensa a costa de su bolsillo), para intentar presionar a la autoridad a brindarle el beneficio de seguir su proceso en libertad.
Rosario Robles, a pesar de los elementos que existen para ligarla al fraude cometido bajo el mecanismo de la Estafa Maestra, donde más de siete mil millones de pesos, fueron desviados mediante triangulaciones con universidades públicas y privadas, así como empresas sin personalidad fiscal ni domicilio legal reconocidos.
Rosario Robles fue secretaria de la Sedesol, dependencia de la que salieron gran cantidad de recursos, para construir este mecanismo de defraudación. El paradero de buena parte del dinero desviado, es hasta hoy desconocido.
En el momento actual que vive esta historia, donde Rosario Robles busca a toda costa abandonar la cárcel de Santa Martha, parte de su defensa se sustenta en los argumentos de “yo no sabía nada” o “yo informé verbalmente a mis superiores”. Se entiende que su único superior inmediato en ese entonces, era el presidente Peña Nieto.
El mecanismo utilizado en la Sedesol de Rosario Robles, fue replicado también en otras dependencias públicas. Se sabe que en Banobras, dirigido en ese tiempo por Alfredo del Mazo, se dieron desvíos similares a los que registro la Secretaría de Desarrollo Social. Lo mismo sucedió en PEMEX, que tenía como titular al hoy “colaborador protegido” Emilio Lozoya. Triangulaciones para la contratación de servicios que nunca se realizaban, utilizando empresas “fantasma”. Lo que sí se generaba era el pago a estas compañías, a un costo muy por arriba de la cotización en el mercado.
Decir que se persigue a Robles Berlanga por el hecho de ser mujer, es una salida ridícula que calcula que es posible atraer el interés feminista a favor de la hoy detenida. A Rosario Robles se le está juzgando actualmente por corrupción y punto.
Rosario Robles habla de la facilidad que se ha dado a Emilio Lozoya para llevar su proceso en libertad, pero omite mencionar que esta posibilidad nace de un hecho en particular. Lozoya está dispuesto a colaborar con las autoridades del país, para conocer a los demás integrantes de la red de corrupción que saqueó las arcas nacionales, en base a “estrategias” de corrupción de las que poco se conoce hasta el momento.
Ella por su parte, se niega a dar mayores datos sobre los demás funcionarios públicos que se beneficiaron con los desvíos señalados. No puede por tanto aspirar al mismo trato que se da a Lozoya. Ella no desea acogerse a esa Ley.
Pero no solo es el caso de Rosario Robles el que nos muestra que después de haber disfrutado del poder, los políticos neoliberales recurren a los mecanismos más ridículos, en su intento por evadir las penas que la justicia puede fijarles por sus conductas ilícitas.
Felipe Calderón también se declara ante la prensa nacional conservadora, a la que sigue pagando bien cuando le interesa que se publiquen notas a su favor, como un perseguido político por parte del gobierno de la Cuarta Transformación. Las declaraciones que está haciendo Emilio Lozoya y los avances en el juicio que se sigue en Estados Unidos a Genaro García Luna, lo tienen prácticamente en a lona política en este momento. Calderón puede ser requerido por la justicia norteamericana en el corto plazo.
Actualmente, a los principales colaboradores de García Luna: Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, los está requiriendo la justicia estadounidense, para iniciarles proceso bajo la acusación de delincuencia organizada.
A menos que Felipe Calderón tenga nacionalidad norteamericana, no se entiende que se declare “perseguido político”. Quien lo requerirá para que rinda cuentas ante la Ley, será el gobierno norteamericano y no México.
Emilio Lozoya ha declarado hasta este momento, que en lo relativo al caso Odebletch, hay irregularidades que arrancan desde el gobierno de Felipe Calderón, particularmente en lo relacionado a los privilegios que se dieron a la filial de Odebretch, Braskem y a su socia mexicana Idesa, para opera la planta de Etileno XXI.
Las aportaciones que hace Emilio Lozoya, en base a documentos e incluso videos que sustentan sus dichos y la denuncia que ya presentó en lo particular, en contra de Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, alcanzan también a Felipe Calderón.
El asunto Odebretch inicia en el sexenio de Calderón y hay bastante información gráfica a disposición de la sociedad mexicana, donde se aprecia la manera en que se agasajaba a Marcelo Odebretch dentro del gabinete presidencial.
No es una persecución política en contra de Felipe Calderón. Hay evidencia en abundancia que lo involucran con este personaje, que se ha declarado culpable de sobornar a presidentes de distintos países, para conseguir contratos ventajosos para su empresa.
A Felipe Calderón no lo está persiguiendo el gobierno de la Cuarta Transformación, al igual que a Rosario Robles no se le mantiene en prisión por el hecho de ser mujer o por una venganza política.
Ambos exfuncionarios públicos enfrentan a las autoridades nacionales y extranjeras, según el caso, por las acciones de corrupción realizadas por ellos y sus equipos de trabajo, durante el tiempo en que se desempeñaron como servidores públicos.
Los persigue su pasado y no el gobierno en turno.
Sufren o sufrirán condenas, por sus errores personales. Por su falta de probidad y por ser parte del neoliberalismo corrupto que gobernó al país.
Ninguno de los dos puede engañar al pueblo de México de nueva cuenta.
Mientras disfrutaron del cargo que la sociedad les dio, traicionaron a los ciudadanos para enriquecerse ilícitamente.
Hoy, enfrentados a la justicia, no van a engañar al pueblo nuevamente, presentándose como víctimas inocentes a las que se persigue por venganza, por odio, o por su género.
Son simples corruptos, que intentan saltar de una sartén con aceite caliente.
Malthus Gamba