Por: Óscar Vázquez
A un año de la victoria.
México está conociendo un episodio inédito en su historia, en pleno apogeo de la democracia mediatizada, nuestro sistema político logra la elección indiscutible de un candidato que vino de un largo recorrido en la oposición de izquierda y que se convirtió a lo largo de los años en un liderazgo potente y cada vez más atractivo para amplios sectores de la ciudadanía que entre el prometedor proyecto y el hartazgo de la decadente situación social que se ha vivido por lo menos en los últimos 30 años, dieron la histórica oportunidad de tomar las riendas de los destinos del país y de cristalizar la transformación anhelada.
He sido militante de este movimiento desde hace 15 años, podríamos dedicar muchas letras al nostálgico pasado que hemos vivido hasta llegar a la victoria en la tercera candidatura de AMLO, pero en este caso vale la ocasión mirar hacia adelante y preguntarnos ¿hacia dónde se están moviendo las cosas en este primer año de transición y gobierno, y qué perspectiva se tiene para concretar y profundizar la cuarta transformación?
Desde el primer día, el Presidente electo y después constitucional ha dedicado cada momento posible para marcar su sello, para recalcar las distinciones entre el nuevo orden que se va configurando y el pasado de las prácticas de los gobiernos neoliberales. La austeridad, la anticorrupción, la orientación social y humanista de las políticas públicas, la apertura permanente ante la opinión pública y la prioritaria atención a problemáticas tales como la inseguridad, el huachicoleo y el atípico crecimiento del flujo migratorio han sido las huellas que ha tratado de dejar el nuevo gobierno en este primer año.
Los avances que se observan en estos escasos meses de gobierno son particularmente importantes: 700 000 jóvenes inscritos al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, el arranque del programa Sembrando Vida encaminado a la reforestación de 1 millón de hectáreas, la baja de salarios de altos funcionarios públicos, por mencionar algunos datos representativos de los más ambiciosos programas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los preceptos que no dejaremos de encontrar en los pasos que seguirá dando el gobierno de la Cuarta Transformación es la austeridad, austeridad por todos lados, cada secretaría, cada institución, reduciendo gastos innecesarios, duplicados o considerados no prioritarios para alimentar el cúmulo de programas sociales que ya comenzaron a llegar a jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad y productores del campo.
Las reacciones a la austeridad expansiva del gobierno de Andrés Manuel López Obrador han sido diversas, su popularidad se ha mantenido en 70% y al parecer los impactos negativos de la austeridad no ha llegado a la mayoría de la población, sino que se ha desplazado a través de los medios de comunicación para impactar en la opinión pública, el gasto social de los gobiernos neoliberales era bajo, quizá por eso se el impacto se ha mantenido encapsulado en algunos sectores afectados.
Es indispensable no olvidar que el objetivo que hace un año se comenzó a buscar, y que enmarca este nuevo momento histórico de México, es lograr la conclusión del régimen fundado por los gobiernos priistas neoliberales para lograr la construcción de un nuevo régimen democrático, social e incluyente. Para el nuevo momento político se debe ver nacer una nueva forma de ser y hacer gobierno, y la austeridad pública es uno de los nuevos valores que se promueven para la construcción de un régimen distinto.
El camino aún es muy largo, los avatares de la Cuarta Transformación apenas comienzan a configurarse, la oposición (hoy débil, desorganizada y acéfala) tenderá a cohesionarse, habrá que hacer ceder la creciente inseguridad y lograr la expansión de los programas sociales que ya arrancaron.
La ruptura de un régimen y la reconstrucción de la República, y el establecimiento de un nuevo régimen no es tarea fácil, el gobierno federal es un monstruo de mil cabezas con enormes burocracias con intereses particulares incrustados que hay que desterrar, ese enorme esfuerzo se ha comenzado y los años que vienen serán para sortear las dificultades que seguirán apareciendo en un camino minado por la realidad y por la cacería permanente que seguirá realizando la oposición aún germinal.