Campañas y protestas
Pablo Meléndez
@jpms1500
Este domingo marcó el fin de las campañas y del gobierno PRIANISTA en el Estado de México. Durante el evento en Toluca, los simpatizantes del PRI y el PRD abandonaron su falsa amistad en un clásico zafarrancho arrojando sillas y basura entre ellos, mostrando el rostro con el que fueron fudados, a pesar de los intentos de sus líderes por unirlos en pos de una causa común: recuperar sus privilegios.
La victoria de Delfina sobre el PRI se celebró con gran entusiasmo y alegría entre sus seguidores, mientras que entre los priistas y los perredistas se desató una batalla campal debido a la falta de “apoyos”.
No obstante, este incidente quedó eclipsado por la atención mediática centrada en la violencia y el autoritarismo exhibidos por ciertos activistas que defienden el privilegio blanco; vestidos de blanco como en otras ocasiones, marcharon por las calles de la Ciudad de México y por medio de la fuerza atacaron a golpes y arrojando objetos a los manifestantes frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Para evitar un conflicto mayor y superados en número, los manifestantes tuvieron que retirarse escoltados por agentes uniformados. Una vez que los activistas fueron removidos, devastaron el campamento y retiraron los carteles contra la ministra Norma Piña.
ya que, los medios de comunicación han mostrado imágenes de apoyo y han respaldado una conducta que vulnera el derecho a la manifestación de aquellos que están en desacuerdo con las acciones del poder judicial. Incluso han aplaudido el hecho de que un grupo violento reprima y cause daño a personas que no comparten sus mismas opiniones.
Es importante recordar que estos grupos son los mismos que han protestado en múltiples ocasiones sin ser reprimidos o atacados por ello. De hecho, colectivos como FRENA ocuparon la plancha del Zócalo capitalino durante meses sin que la policía o los simpatizantes de AMLO los violentaran, a diferencia de lo que están haciendo ahora.
La intolerancia que estos grupos y la violencia que los partidos PRI, PAN y PRD han manifestado entre ellos son un claro recordatorio de lo que hemos experimentado durante ochenta años bajo el gobierno de estas mismas agrupaciones, que oprimían cualquier forma de pensamiento opuesto al suyo.
Resulta indignante que en este nuevo período de gobierno y estructura social ellos tendrán la libertad de manifestarse, pero reprimen a aquellos que se oponen a sus acciones y decisiones. Sin diálogo, sin argumentos y con violencia, han vuelto a reprimir al pueblo.