EdoMex: 100 años de pendientes
Desde hace 94 años, cuando se fundó el Partido Nacional Revolucionario, que luego se renombró como Partido de la Revolución Mexicana y al final terminó siendo el PRI, o Partido Revolucionario Institucional, han pasado por el Estado de México 23 gobernadores emanados de este partido y el rezago que sufre la entidad se sigue acumulando, a pesar de haber escuchado en inumerables ocasiones las mismas promesas de campañas.
Seguridad, agua, salud, educación, trasporte, justicia y demás rubros a los que hacen referencia las exigencias de los más de 16 millones de habitantes, van acumulando cada vez más pendientes ante una población creciente que hoy hace de esa entidad la más poblada del país.
Gobernarla siempre ha sido un reto que ninguno de sus gobiernos priistas ha sido capaz de superar en forma satisfactoria para los millones de ciudadanos que ahí viven, muchos de los cuales trabajan en la Ciudad de México y tienen que viajar diariamente en un transporte público caro, en mal estado, donde tienen que viajar apretados, zarandeados, sin ventilación y de paso asaltados.
Con un presupuesto de más de 82 mil millones de pesos al año, que en cada administración se ve mermado por la sobrecontratación de deuda que deben terminar pagando los ciudadanos a través de los gobiernos siguientes, la administración estatal ha sido tradicionalmente incapaz de cubrir las necesidades y demandas populares.
Para muestra están los 10 hospitales cuya construcción se inició en 2014, que ni siquiera durante el período de pandemia, cuando urgía que operaran, pudieron ser terminados. 9 años después, el 22 de marzo del presente año, por fin lograron terminar uno de sólo 18 camas en Coacalco de Berriozabal, que no se puede presumir como un logro en el desarrollo de infraestructura estatal. Los otros 9, ubicados en Ecatepec, Tepotzotlán, Cuautitlán Izcalli, Zinacantepec, Zumpango, Acolman, Aculco, Tlalnepantla de Baz y Chicoloapan, siguen ahí en obra negra llenos de basura, pintados con murales y grafiti.
Sería muy interesante saber a dónde se fue el dinero que los gobiernos de Eruviel Ávila y Del Mazo destinaron desde el presupuesto para terminarlos, que seguramente fue desviado hacia otras cosas más urgentes o importantes de acuerdo con el criterio de quienes ejercen ese presupuesto, cuando en la infraestructura que se quedó en obra negra se encuentran ya enterrados más de 1,380 millones de pesos, que hoy sólo sirven como superficies para la manifestación de arte urbano y tiraderos de basura.
Así como eso se encuentra arrumbado el Río Lerma, convertido en una muestra internacional de contaminación del agua y de destrucción del medio ambiente, sin que todos esos gobiernos priistas hayan atinado a aplicar un programa de acción que logre limpiarlo, como se ha hecho con gran éxito, en un buen número de cuerpos de agua ubicados en la Ciudad de México durante los últimos 4 años.
La asistencia social más eficiente que han podido concretar, se resume en una tarjeta de color rosa que le entregan a las mujeres con un pequeño abono mensual condicionado a apoyar los eventos y caprichos de los funcionarios gubernamentales, bajo amenaza de retirárselos a la menor prueba de desobediencia política, al más puro estilo de la extorsión institucionalizada de los viejos partidos políticos.
Y de la inseguridad ni hablar, porque el Estado de México es la segunda entidad con más homicidios dolosos en el país, el primero en extorsiones, asaltos en transporte público y feminicidios.
Así la actual candidata de la alianza entre el PRI, PAN y PRD, quien además fuera alcaldesa de Cuautitlán Izcalli donde nació y gobernó, dejando tirado uno de estos hospitales, fungiendo precisamente como Secretaria de Desarrollo Social en esa entidad hasta el año pasado, regresa hoy con toda ingenuidad e hipocresía, a hacer las mismas promesas de terminar hospitales, atacar la inseguridad, limpiar el río Lerma, llevar agua limpia a todo el estado y algunos otros compromisos incumplidos reiteradamente por los gobiernos priistas durante casi 100 años, en los que se han esmerado por heredar solo pendientes.
Como dijo la escritora española Emilia Pardo Bazán: “La ingenuidad suele parecerse al descaro”.