Solo Morena puede derrotar a Morena
La fuerza más poderosa con la que cuenta Morena hoy en día, es sin duda la enorme aprobación de que goza el presidente López Obrador, cimentada en la defensa del proyecto de la 4ª transformación, la cual tiene un efecto indiscutible en la preferencia que obtienen los candidatos de este partido en las elecciones.
Hay suficiente evidencia para llegar a la conclusión de que los procesos electorales en los que Morena no ha ganado las gubernaturas como Querétaro, Nuevo León, Chihuahua, Aguascalientes y Durango, tuvieron que ver fundamentalmente tres factores: La selección de los candidatos; la falta de una estructura sólida y confiable del partido en esos estados, así como la falta de cuadros afines que promovieran y defendieran el voto.
Esos factores hoy están otra vez operando para las elecciones que vienen en el Estado de México y Coahuila, jugando a favor o en contra del partido.
En el Estado de México por ejemplo, se cuenta con una buena candidata, probada como triunfadora en elecciones anteriores, una estructura sólida del partido y cuadros suficientes para promover el voto y defender el proceso electoral.
En Coahuila por el contrario eligieron un candidato que en el pasado no ha ganado nada. A raíz del proceso de elección, se fracturaron para dar paso a que otro aspirante se pasara al Partido del Trabajo y compitiera contra Morena; no tenían una estructura sólida y la que tenían se está desquebrajando con la renuncia del jefe de campaña.
Anteriormente errores parecidos se cometieron en Querétaro, Nuevo León y Chihuahua, donde se perdieron las elecciones de gobernador, sin contar Aguascalientes y Durango, donde no se seleccionó al candidato ganador de las encuestas, con la excusa irracional de mantener equidad de género en los candidatos que competían durante las elecciones y no porque la equidad de género sea una equivocación, sino porque la igualdad de oportunidades debería favorecerse para competir por la candidatura, no para definirla por encima del competidor ganador.
Hoy Morena que es un partido muy joven, pero con mucha experiencia política en sus filas, está más preocupada por pelearse entre facciones para apoyar a uno u otro precandidato a la presidencia, que por desarrollar una estructura sólida en los estados donde le hace falta o por la creación de cuadros que promuevan y defiendan el voto, especialmente en lugares como Guanajuato, Jalisco, Yucatán, Nuevo León, Querétaro, Chihuahua, Aguascalientes, Durango y algunas alcaldías de la Ciudad de México.
Probablemente en lugar de devolver parte de las prerrogativas que reciben anualmente, les sería más útil invertirlas en este tipo de desarrollo de infraestructura partidista, así como de formación política, que les permita comenzar a crecer tomando fuerza en los bastiones regionales que todavía se encuentran dentro de la dinámica neoliberal de corrupción y saqueo, para poder terminar con esto de una vez por todas en el país.
Si además se le suman el diseño de una estrategia de comunicación que logre inhibir a los ejércitos de bots y troles que operan en las redes sociales a favor de la oposición, prácticamente desaparecerían las resistencias para que la trasformación logre permear en serio en toda la República, pudiéndose lograr incluso una mayoría calificada en el congreso que hace tanta falta.
Ahora solo resta que los grupitos de apoyadores fundamentalistas de los precandidatos de Morena, terminen de pelearse entre ellos y actúen con inteligencia para poder ganar el congreso, profundizando así la transformación; lo importante es el proyecto antes que el candidato. Con tener un candidato que garantice la continuidad del proyecto es más que suficiente.
Como dijo el filósofo alemán Nicholas Hartmann: “La inteligencia es la función que adapta los medios a los fines”.