AMLO DEMANDARÍA A UN ABOGADO CORRUPTO
Esta mañana, el presidente López Obrador hizo del conocimiento de la audiencia que asiste a la Conferencia Mañanera, así como del periodismo que cubre la fuente en la presidencia, que está estudiando distintas posibilidades, para conocer qué tan factible resulta poder presentar una demanda en contra de César de Castro, abogado defensor de Genaro García Luna, por difamación y daño moral.
César de Castro intenta involucrar al presidente de México en posibles tratos con la delincuencia organizada, recibiendo dinero para impulsar campañas políticas del pasado. Lo cual es falso.
La denuncia se presentaría en juzgados norteamericanos y Marcelo Ebrard se encuentra en estos momentos, evaluando las posibilidades que tendría una acción emprendida por el presidente, a título personal.
Porque López Obrador remarca con claridad, que sus posibilidades económicas no serían suficientes para sufragar los gastos que genera un juicio de este tipo. Tendría que buscar a algún abogado que hiciera la defensa de su causa, en la modalidad conocida como “pro bono”. Es decir, como un servicio sin afán de lucro.
¿Por qué la decisión del presidente de México, para emprender una acción de esta naturaleza, en contra de un personaje que intenta salvar de la muy posible cadena perpetua, a García Luna?
Hay varios motivos y algunos de ellos, son de mucho peso.
El primero y fundamental, es que se pone en duda la honestidad y honorabilidad del actual presidente mexicano, sin prueba alguna y soltando la calumnia en una Corte norteamericana.
No se trata de una declaración hecha ante medios de comunicación extranjeros, como las que paga cotidianamente la oposición mexicana, para golpear al gobierno de la Cuarta Transformación.
Se trata de una afirmación hecha ante autoridades del vecino país del norte y que puede constituir más adelante, un motivo para investigaciones en contra del mandatario mexicano.
Porque lo que nos dice López Obrador, es precisamente eso. “Aquí no se está difamando al ciudadano común. Se intenta dañar la investidura presidencial, en base a una acusación sin fundamento. La posible demanda en contra de ese abogado, tiene como intención, dejar en claro que el actual presidente de México, no tuvo, tiene o tendrá, ligas con la delincuencia organizada. Nadie puede gobernar en nuestro país, si le falta estatura moral. Si es responsable de delitos reprobables. Y además, por una acusación de este tipo, no voy a ser rehén de gobiernos extranjeros”.
Y aquí pasamos a otra situación importante.
No es nuevo el que la oposición mexicana, haya intentado mostrar a la ciudadanía del país, la imagen de un López Obrador igual de corrupto que cualquiera de los anteriores y actuales políticos neoliberales.
No han podido encontrar algo oscuro en su pasado, no obstante haber buscado un acto censurable hasta debajo de las piedras.
“Si algo estimo en la vida, es mi honorabilidad y la tranquilidad de conciencia que nace de ella”, ha dicho en múltiples ocasiones el presidente. ¿Cómo dejar entonces que un abogado corrupto, que utiliza cualquier elemento por sucio que éste sea, para ganar un juicio, manche con una falsedad la trayectoria de toda una vida?
Esa duda sembrada en una Corte, dejaría en manos de la oposición la reputación del actual presidente, para hacerla pedazos, utilizando los montajes y noticias falsas que todos conocemos.
Y hay algo más, que también debe estar sopesando el presidente López Obrador.
En el juicio celebrado en la Unión Americana, en contra del “Chapo” Guzmán, salió a relucir el nombre de Genaro García Luna.
Hoy, este oscuro personaje salido de las filas del panismo, enfrenta en buena medida a la justicia de ese país, por lo que se dijo en el juicio del “Chapo”.
Estamos viendo cómo Felipe Calderón, se da a la fuga cuando inicia el juicio a García Luna, por lo que pudiera pasar en el transcurso del mismo.
Va a radicar a España. Y lo vemos correr a Indonesia cuando su nombre aparece en boca de los testigos que declaran en contra de Genaro García Luna, pues Indonesia es de los pocos países que no tienen firmado tratado de extradición con México.
¿Por qué?
Pues sencillamente porque queda el antecedente dentro del aparato de justicia norteamericano, de que ha sido señalado como posible cómplice de delincuentes y puede haber una acusación en su contra más adelante, que tenga como base esos testimonios.
Felipe Calderón no teme a la justicia mexicana, pues sabe que el Poder Judicial responde en este momento a los intereses de los grupos conservadores. Es un Poder donde la corrupción se encuentra diseminada en juzgados y tribunales y alcanza posiblemente a integrantes de la Suprema Corte.
Pero un juicio en Estados Unidos es otra cosa y Calderón sabe que tiene mucho escondido que podría ser investigado y presentado en su contra, en una Corte sobre la que no tiene control alguno.
López Obrador representa la cara opuesta del calderonismo.
Nada tiene que ocultar y sí tiene en cambio todo el derecho a exigir que su honorabilidad no pretenda ser manchada por cualquier abogado deshonesto, que hace señalamientos difamatorios, carentes de fundamento alguno.
López Obrador no saldrá del país, huyendo como vulgar delincuente, cuando siente que la justicia lo alcanza.
El último motivo de peso, tiene que ver con esa especie de “Espada de Damocles”, que pendería sobre la cabeza del presidente de México.
Un señalamiento de corrupción, expresado al interior del sistema de justicia norteamericano, podría convertirse en un arma en contra de México, para lograr acuerdos que beneficien a Estados Unidos, sin importar si los mismos perjudican a nuestro país.
Una especie de amenaza latente en contra del presidente, para no oponerse a los intereses de otro país, so pena de ser llevado a juicio más adelante, por el antecedente de posibles actos de corrupción y tratos con la delincuencia organizada, que se desprenden de lo afirmado por un abogado, en el juicio a Genaro García Luna.
“Yo no voy a ser rehén de gobiernos extranjeros”, dijo hoy López Obrador. Y se estaba refiriendo indudablemente a lo que señalamos.
Por eso resulta saludable que el primer mandatario estudie las posibilidades que tiene una demanda en contra del calumniador.
Que ese abogado mentiroso, pruebe en otra Corte que sus señalamientos tienen fundamento real. O que acepte que habló de más y que carece de pruebas que justifiquen lo que dejó ver en el juicio a García Luna.
López Obrador es un presidente que no se arredra ante las provocaciones y peligros. Da la cara y obliga a que den la cara los corruptos que intentan atacar su persona y trayectoria.
Ojalá y las vías legales en Estados Unidos, permitan que la demanda en contra del abogado César de Castro, pueda prosperar.
Marcelo Ebrard ya está en eso y en cuestión de días, sabremos si esto es posible, o si se complica por algo.
El Movimiento Nacional que acompaña al presidente, está al pendiente y listo para respaldar la decisión del primer mandatario.
Malthus Gamba