Incluyendo la guerra ciudadana que se lleva a cabo dentro de Estados Unidos, donde la proliferación de la venta de armas causó 43 mil muertes el año pasado en ese país, hoy en el mundo hay 17 guerras y conflictos armados que han ocasionado arriba de mil fallecimientos por año.
De todos estos, el que tiene más cobertura mediática es el que se desarrolla entre Ucrania y Rusia, por ser esta una forma de propaganda que intenta confundir a las audiencias, aunque a la larga la verdad se va abriendo paso a través de las mentiras y los montajes.
En este escenario los Estados Unidos están jugando el papel de incendiario del mundo que parece estar prendiendo fuego en distintas regiones para causar conflictos de gran envergadura.
No solamente jugaron un papel definitorio en provocar a Rusia a través de sus marionetas desde Ucrania, al amenazala con integrar a este país en la OTAN, arriesgándolo a que esta organización anacrónica, expansionista y pendenciera pudiera llegar a colocar misiles a 5 minutos de vuelo de Moscú, sino que involucró a todos los países europeos en un conflicto que les ha ocasionado un desastre económico de enormes proporciones y que ha disparado las tasas de inflación en todo el planeta.
Hoy están peleando contra Rusia de una manera o de otra, más de 30 países que utilizan a Ucrania como su campo de batalla y como proveedor de fallecidos en una pelea que no pueden ganar, como se va haciendo cada vez más evidente y de la que todos ellos van a salir muy perjudicados; de hecho, quien menos va a sufrir las consecuencias son los Estados Unidos, que actúa como el principal promotor del conflicto.
Pero no estando satisfechos con esto, mandaron a su secretario de estado a Kosovo, con un cerillo en la mano para incendiar la región, atizando los problemas de convivencia que ya de por sí existen entre esta nación y Serbia.
Como si esto fuera poco, ahora mandan a su líder de la cámara de representantes a Taiwán, armada con un lanzallamas diplomático para incendiar la región, provocando la furia de China que está a punto de lanzarse sobre esa isla, mientras comienza a establecer sanciones económicas que van a poner de rodillas a grandes empresas estadounidenses cuya cadena de suministros depende directamente de China.
Pareciera que los estadounidences no tuvieran problemas en su propio territorio, donde la gente está cayendo como moscas en supermercados, escuelas, bares, desfiles y eventos deportivos, abatidos por agresores que compran armas como golosinas en tiendas de autoservicios, con 37 millones de adictos a las drogas a quienes hay que surtirles sus dosis diarias para no tener un problema de salud pública que además incremente la violencia, provocando problemas graves de narcotráfico en otros países; de paso andan por el mundo viendo como ponen a pelear a unos contra otros, mientras destinan fondos a través de sus agencias para financiar movimientos golpistas contra gobiernos que son sus aliados, como sucede en México con su marioneta patética Claudio X González y sus ONGs patito.
Si ese gobierno pretende que se le tenga algún respeto aunque sea por conveniencia, tendrá que abandonar su comportamiento histórico hipócrita y pervertido y comenzar a trabajar en beneficio de sus habitantes, así como de todos aquellos que vivimos en los países de su órbita de influencia, sin intentar seguir saqueándonos a través de las políticas depredadoras y denigrantes que tiene como costumbre utilizar.
Les guste o no el mundo ya cambió y la hegemonía global de un solo país se derrumbó con la deuda mundial, la pandemia y el conflicto de Ucrania. Esperemos que su imprudencia no termine ocasionando el derrumbe de todo el mundo occidental, como ya está sucediéndole a Europa.
Como dice el escritor colombiano Héctor Abad: “Este es un mundo extraño, en el que basta una imprudencia para que toda la vida sea ya infeliz.”