En un acto circense, de estos a los que la oposición nos ha ido acostumbrando a presenciar cada vez con más frecuencia desde que los corrimos de la presidencia, un grupito de priistas encabezado por Alito y sus DipuPacks, acudió ante la Fiscalía General de la República para presentar una denuncia en contra de la gobernadora de Campeche, por los presuntos delitos de posesión de material íntimo y calumnias.
El motivo de la denuncia es que Layda Sansores externó en un programa de los Martes del Jaguar, que algunas diputadas deberían tener cuidado, porque le habían mandado fotos hasta desnudas al presidente de su partido, Alito Moreno y que él no iba a cuidarlas ni a proteger esas fotos porque no tiene escrúpulos.
Aunque la gobernadora no se refirió a ninguna diputada específicamente o a ningún grupo de diputadas en particular, algunas legisladoras del PRI salieron a los medios y a las redes sociales a protestar en su contra, asumiendo en forma oficiosa una probable participación en estos envíos de fotografías al desnudo.
Así es que sin que alguien las hubiera señalado como protagonistas de tan simpática forma de conseguir un trabajo legislativo, ellas mismas se pusieron en evidencia con sus airadas protestas. Pero las cosas no quedaron ahí.
Sucede que fueron ante la autoridad de procuración de justicia, a denunciar que Layda Sansores había calumniado a alguien, que nadie sabe quién es y que posee material íntimo de alguien más, sin que hayan identificado de quienes se trata. Parece increíble que algo así haya sido aconsejado por algún abogado, o que este grupito de maromeras realmente crea que una denuncia así tiene alguna probabilidad de progresar.
Este es un acto similar al que protagonizó el gobernador Fosfo Fosfo al pedirle a las nubes que le entreguen 7 horas de lluvia. Si no se trata de un acto circense, cuyo fin sea solamente desviar la atención de los nuevos audios en los que Alito se inculpa por más delitos de viva voz, tendría que ser producto de una grave disfunción cognitiva que no les permite distinguir entre la realidad y la fantasía, lo cual tampoco resultaría descabellado después de analizar su comportamiento en el Congreso.
Sin embargo y a pesar de lo jocoso que pudiera parecer todo este teatrito patético, la esencia del asunto es vergonzosa, repulsiva y denigrante para ellas, para quien se dice líder de ese partido y para el partido mismo, que se degrada al nivel de un antro barato, contratando bailarinas con poca ropa, para disfrute de sus miembros importantes, a cambio de otorgarles curules y dietas por un supuesto trabajo legislativo, que se pagan con nuestros impuestos.
Es cierto que cualquiera con sentido común, voluntad y algo de preparación puede legislar, pero la evaluación de sus capacidades profesionales difícilmente se podría basar en una colección de fotografías en las que se expongan al desnudo.
Lo que queda claro es que nadie las obligó a integrar un Pack de esta naturaleza, ni tampoco a enviárselo al presidente del PRI, muy probablemente recibiendo la promesa cumplida de colocarlas en una curul plurinominal. De esto no tendría ninguna culpa alguien más que ellas.
De haber sido así, lo más lamentable sería la revelación de los criterios en los que basa el PRI su selección de diputados pluris, que justificaría con creces la necesidad de desaparecer en forma definitiva la existencia de estas diputaciones, para que los que lleguen a un puesto en el Congreso tengan que hacerlo exclusivamente a través de la voluntad popular y no solo por la calentura de un cerebro enfermo colocado en la dirección de un partido moribundo.
Como dijo el músico jamaicano Bob Marley: “Si algo puede corromperte, es que ya estabas corrupto”.