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El discurso de la derecha
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El discurso de la derecha

Por: Rafael Redondo
@redondo_ rafa

El discurso de toda persona anti AMLO es tan visceral, que, uno por uno, enumero a continuación los argumentos, puesto que ya me los sé, como me sé “by heart”, la letanía de Las Posadas:

1) “AMLO está hundiendo al país”, weeeee.
2) “Saludó a la mamá del Chapo”, weeeee.
3) “Es que Ovidio”, weeeee.
4) “No hay medicinas”, weeeee.
5) “Ya somos Venezuela”, weeeee.
6) “Yo sí pago impuestos y sí fui a la escuela”, weeeee.
7) “Sus seguidores son, nacos, ignorantes, y prietos”, weeeee.

¿Hace falta dedicar un calificativo a esta retahíla carente de toda neurona? Yo, puedo darle uno; pero, no quiero insultar a nadie.

Alazraki, en su sección “Las Cartas de Alazraki”, repitió, claro, este mismo choro, o rollo, o como prefieran llamarle. Se quejó amargamente, porque el presidente lo calificó de hitleriano, por ultraderechista (¿y, no son propias de la ultraderecha las reacciones de Alazraki?) Dijo, que el presidente lo difamó (sí, claro), que el daño producido en el país por esta administración, costará 10 años revertir (¿de dónde se saca esos datos? Nadie lo sabe), que él, es judío (¿y eso qué?). Bla, bla, bla, bla… nada que nos sorprenda. Es lo mismo que repiten, y repiten, y repiten, todos los opositores al presidente.

Cuando leí su texto, de inmediato me vino a la mente el maravilloso personaje de doña Lucha, creado e interpretado, por la actriz Mara Escalante: una madre mexicana, que utiliza el chantaje y el cinismo, para ejercer su matriarcado. Ella puede insultar, humillar, inventar chismes de todo el mundo, manipular al hijo mayor convirtiéndolo en un inútil, mientras al tiempo, abusa del hijo menor, y voltea para otro lado, fingiendo no darse cuenta de la ligereza de cascos de su hija, para, de esta manera, no perder el sustento, pues la hija, es quien aporta dinero a la casa. Cuando todo se complica, entonces, doña Lucha recurre al drama estilo Shakespeare, y finge estar al borde de la muerte.

Alazraki, en su texto, no presenta una sola evidencia de sus dichos; ni del asunto de las medicinas, ni la responsabilidad de los gobiernos locales en el asunto de los jesuitas asesinados. Dice, que no hay crecimiento económico. Tal parece, que su pobreza cultural va en paralelo con la de su lenguaje utilizado en el texto, puesto que no se ha percatado del impacto económico de la pandemia en el mundo, ni del desastre económico que está ocasionando la “genial”, decisión de Estados Unidos al aplicar sanciones contra Rusia. No se ha dado cuenta, que ningún país está creciendo, ni siquiera, los que muchos llaman, (como seguramente lo hace Alazraki), del primer mundo, quienes no solo atraviesan por carencia de energéticos, sino que están retrocediendo en el tiempo, regresando al uso de carbón y olvidándose del Acuerdo de París, en el que se comprometieron a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Alazraki, tampoco se enteró de los cuestionamientos hacia el modelo neoliberal, por parte de gente versada en el tema (no es el caso de Alazraki), tampoco, supo sobre los datos acerca de la disminución en los índices de violencia en México (si cree que los oficiales son incorrectos, que presente los correctos. Si identificó los falsos, es porque tiene los verdaderos. Así funciona la metodología). Ni se enteró que, por lo menos, los hechos delictivos ya están focalizados (muchos de ellos, en Estados gobernados por el PRI y el PAN, por cierto). Tampoco se ha percatado, del embrollo en el que está metido Calderón, su guerra contra el narco, (de la que seguimos pagando la factura), y de que muchos discípulos calderonistas, están ya, o pronto estarán, metidos en la cárcel.

Lo más risible de este personaje, es que, de inmediato, las implacables redes sociales, salieron a recordarle todas sus declaraciones; muchas de ellas, tan ofensivas, que caen en lo corriente.

Como cuando escribió en Twitter después de las recientes elecciones, y lo cito: “… a los traidores que votaron por esa mierda (Morena), ya saben a qué huelen”. Alazraki se dice a sí mismo fifí, pero, utiliza un lenguaje digno de un borracho en una pulquería, no de un fifí; además, escribe en altas y sin acentos. ¿Cuál es el concepto de fifí dentro de la cabeza de Alazraki?

También, le recordaron cuando dijo, y lo cito: “esta campaña no se gana con publicidad, se gana con propaganda, y mientras más mentiras des contra Morena, mejor te va”. ¿No es eso lo que hacía el genio de la propaganda nazi Joseph Goebbels?, ¿no es eso lo que hace también doña Lucha?

En una entrevista con Hernán Gómez, comparó a AMLO con Trump, Mussolini, Hitler, Franco, Stalin y Castro. El señor Alazraki no ha leído Historia, porque este licuado de personajes, sólo puede prepararlo un reverendo y consumado, analfabeta. Igual que doña Lucha, cuando pensaba que probablemente, en el cine Palacio Chino, podría encontrarse frente a frente con Bruce Lee.

Alazraki, que de fifí no tiene nada, y de culto, menos, recurre al argumento más falaz para intentar una defensa: escudarse detrás de su etnia. Aquí, la etnia no tiene nada que ver. Un personaje que llama excremento, a una persona que no hizo lo que a Alazraki se le daba la gana, respondiendo a su mundo fantástico, tan absurdo, como el de “Alicia en el país de las maravillas”, no tiene autoridad, para utilizar un suceso histórico a su conveniencia.

Alazraki, cae al piso tropezándose con sus propios argumentos, igual que Francisco Martín Moreno, quien primero quería quemar gente en el Zócalo, y después se dijo pacifista. Alazraki, emulando a doña Lucha cuando se siente en la lona, utiliza el chantaje de la etnia; a doña Lucha, solamente le hormiguea el brazo derecho, porque le está dando un ataque cardiaco, y ya no cargará a los peregrinos en diciembre.

Con un lenguaje muy básico, navegando en el analfabetismo, en el cinismo, recurriendo al chantaje. Con un peinado y un tono de voz, muy similar, lo único que diferencia a doña Lucha de Alazraki, es que ella, sí es graciosa.

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