Hace unas semanas, la Comisión Federal de Competencia conocida como COFECE, nos puso a las puertas del atraco más escandaloso en la historia de México. No se le dio a este asunto la atención que merecía en virtud de la magnitud de lo que estamos hablando.
Ningún saqueo financiero, petrolero o eléctrico que hayamos sufrido, puede compararse con el que representa este asunto.
Sucede que la empresa Bacanora de Sonora cuenta con una concesión minera, que puede interpretarse como un permiso para la explotación de litio, aunque quepan dudas al respecto. Esta empresa, de capital supuestamente mexicano aunque tengan intereses en ella los británicos y los canadienses, ya siendo dueña de esta concesión, hizo un trato con la empresa china Ganfeng International para fusionarse con ella, a fin de que esta última aportara casi 500 millones de dólares de capital para invertir en la extracción de este material.
Hay que dejar claro que el litio, también llamado oro blanco, es un material considerado como estratégico para el país por su potencial económico, su valor en la integración tecnológica y porque las potencias globales, en pugna unas contra otras, intentan apoderarse de su propiedad donde quiera que se encuentre, como lo hacen con otros recursos naturales no renovables. Para darnos una idea, en los últimos 2 años el precio internacional del litio ha subido casi 500%.
La concesión de Bacanora ampara la explotación de 250 millones de toneladas con un valor de 1 millón 150 mil pesos por cada tonelada. En virtud de que esa concesión ya estaba otorgada por la Secretaría de Economía del sexenio de Peña Nieto y aunque se pudiera bloquear su vocación de explotación en relación con el litio a través de un proceso judicial, caro, largo y engorroso, el único candado que existía para evitarnos problemas y que esta riqueza no quedara en manos de las potencias planetarias, era la autorización que tenía que darles la COFECE permitiendo que se llevara a cabo su fusión con los chinos.
Pero como era de esperarse, viniendo la resolución de parte de un órgano autónomo formado para permitir el saqueo de las riquezas del país, los funcionarios de la COFECE decidieron permitir la fusión y entregar una riqueza de litio para ser explotada por ellos en México con un valor de 287.5 billones de pesos, en el yacimiento considerado como el más grande del mundo.
Esta cifra no nos dice mucho por sí sola, sino hasta que la comparamos con lo que los mexicanos podríamos hacer con ese dinero que hoy estos funcionarios corruptos y criminales pretenden poner en manos de extranjeros.
Esa cantidad es equivalente a lo que producimos los 126 millones de mexicanos en el Producto Interno Bruto durante 13 años. También es igual multiplicar por 26 veces el monto total de las inversiones y carteras de crédito que tienen todos los bancos comerciales del país. Con ella nos alcanzaría para pagar 288 veces los bonos de Fobaproa que hemos considerado como el robo del siglo; es decir, este robo es casi 300 veces más grande que aquel.
Con esto nos alcanzaría para cubrir el gasto total del gobierno federal, incluyéndolo todo, durante 41 años. Y los apoyos sociales que incluyen entre otras cosas, todas las becas para 11 millones de estudiantes, las pensiones de los adultos mayores y los discapacitados, los apoyos a padres y madres solteras, el programa jóvenes construyendo el futuro, que tanto critican los neoliberales ladrones podría pagarse completamente durante un plazo de 575 años. Se podrían comprar las vacunas necesarias para inmunizar a toda la población de Mexico con 7,200 dosis a cada habitante, o bien podríamos vacunar a toda la población mundial 287 veces.
Así, en nuestras narices, estos delincuentes descarados de la COFECE están intentando perpetrar el robo más grande de la historia de México, como si fuera solamente un bonito chiste neoliberal, justo a mitad del primer gobierno de la 4ª transformación. Esto no solamente es razón suficiente para que reciban el repudio nacional, sino que es motivo de sobra para que pasen el resto de sus vidas en la cárcel.
Por fortuna, una vez que se apruebe la Reforma Eléctrica que incluye la nacionalización del litio, este fantasma desaparecerá y el yacimiento de Bacanora servirá para beneficiar a los mexicanos. Por eso, entre otras razones, no podemos permitir que legisladores corruptos saboteen esta iniciativa histórica.
Como dijo el economista inglés Henry George: “¿Cómo se puede decir a un hombre que tiene una patria, cuando no tiene derecho a una pulgada de su suelo?”.