Sin sorpresas inician foros de discusión sobre la Reforma Eléctrica; empresas privadas en contra
Tal como era de esperar, en el primer día de los foros de discusión y consulta de la Reforma Eléctrica transcurrieron con discursos apocalípticos por parte de las empresas privadas de generación de electricidad que se beneficiaron de los abusivos contratos derivados de la reforma energética aprobada durante el sexenio del Enrique Peña Nieto, así como sugerencias por parte de exfuncionarios que laboraban y apoyaban la anterior reforma, de dejar las cosas como están, pues en su opinión, así están bien.
Tal es el caso de Carlos De Maria, abogado de empresas dedicadas a la energía en México, quien aseguró que si se cancela la generación e 62% de la energía que supuestamente proporcionan los privados, alrededor de 50%, es decir, unos 62 millones de usuarios, se quedarían sin luz, lo que provocaría un paro económico en la industria y el comercio, con su consecuente pérdida de empleos, a menos que se mantenga el actual esquema.
“En 2013, bajo un esquema de colaboración entre el Estado y los sectores privado y social se busca modernizar y volver eficiente la generación de energía en el país, hay muchas áreas por mejorar, migración de esquemas, revisión de costos, inversión en transmisión, pero mejorarlo no significa cancelarlo”, argumentó el abogado de los empresarios.
Por su parte, Rosanety Barrios, ex directiva de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía (SE) se pronunció a favor de los gestores de los actores de la red eléctrica nacional, como el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) que decide con criterios de costos quién puede vender su energía, o la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que establece las tarifas, que serán absorbidos por la CFE y la Secretaría de Energía, pues en su opinión, la empresa estatal se convertiría en juez y parte de un competidor y el rector de la política energética nacional.
Para la exfuncionaria, las cosas así están bien y no hay que hacer cambios, pues “como entidades separadas, con autonomía, así operan en el mundo y operan bien. Centralizar sólo crea ineficiencias y sobrecostos que terminamos pagando todos los mexicanos”.
Por el otro lado, para Manuel Hornelas, jefe de la Oficina de Programa de Ahorro de Energía de la CFE, la Reforma Eléctrica se basa en la confiabilidad del sistema: las proyecciones del gobierno, avaladas por auditores externos, arrojan que de un 54% de participación de la empresa del Estado en 2017, se ha bajado a 51% en 2018, a 47% en 2019, a 38% en 2021, y la tendencia con las reglas de despacho actuales llevarán a que concluya el sexenio con únicamente 29%, nivel que bajaría hasta 16% en el 2030.
“Esto es inadmisible, la naturaleza de los generadores privados es obtener ganancias, de lo contrario no pueden funcionar y eso no los vuelve criminales, los vuelve racionales y creadores de empleos, pero no proveedores de un bien social como es la electricidad y por esto necesitamos la intervención del Estado”, dijo.
Así mismo recordó que apenas hace un año se registró la menor temperatura en el hub gasífero de Texas, que provocó congelamiento de la infraestructura de transporte de gas necesario para la generación de electricidad para todo Estados Unidos y para México. Entonces, la CFE aumentó de 8% a 21% su generación hidroeléctrica, mientras que los ciclos combinados operados por privados bajaron su generación de 64% a 38% del total nacional en horas.
En su oportunidad, Nicolás Domínguez, vicepresidente de la Sociedad de Ingenieros Hispanos Profesionales explicó que desde el siglo pasado, múltiples empresas han desarrollado esquemas para privatizar la energía y derivado de estas presiones, se crearon esquemas como el de los productores independientes de energía, en que la CFE se ve obligada a comprar el 31% de la electricidad que se genera en México, a precios crecientes. Pero si las empresas generadoras tienen excedentes no se lo venden a la CFE, sino que se lo venden a otros, en un esquema de “lavado de electricidad”, similar al de los socios de autoabastecimiento que son clientes de las generadoras disfrazados y que ascienden a más de 10,000 hoy en día.
“Si se sigue reduciendo a la CFE, en siete años produciría el 16% de la energía, como en España, donde ya no alcanza para la energía porque no hay empresa estatal y los ciudadanos promedio que ganan 1,000 euros al mes deben decidir si pagar la electricidad o comida, por lo que no prenden la calefacción o se iluminan con velas durante el invierno”, aseguró.