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Se fue el 2021. ¿Qué nos dejó?
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Se fue el 2021. ¿Qué nos dejó?

Cada uno de estos últimos 3 años, hemos estado pendientes de tantas cosas que nos han mantenido brincando permanentemente de un tema a otro, por lo que no resulta ocioso hacer una reflexión de fin de año para recordar cuáles han sido los temas más relevantes y los resultados que hemos alcanzado, sin que el ruido mediático estridente y constante, nos distraiga de nuestro camino. Podríamos pasar horas tratando de analizarlo todo, pero hay 3 terrenos en los que el país avanzó en forma relevante este año.

El 2021 fue principalmente un año de recuperación, después del cierre casi completo que sufrió la economía durante 2020. Primero fue el año de las vacunas; esas que Borolas pronosticó que lograríamos tener hasta el año 2,154 y que logramos en solo un año. México logró contar con 200 millones de vacunas que se han aplicado a más de 80 millones de habitantes en todo el país, incluso en los pueblos más alejados de las ciudades, en forma gratuita y eficaz. De hecho, al final del año el país se colocó entre los 7 países con más vacunas aplicadas en todo el planeta.

Aunque esto se resume fácilmente en unas cuantas cifras, el resultado sorprendente que ha tenido México es producto de un enorme trabajo de las autoridades de Relaciones Exteriores, Salud y Fuerzas Armadas, que lo han hecho posible con la voluntad y coordinación de la presidencia de la República, así como con la colaboración entusiasta de todos los mexicanos.

En el entorno internacional, para México este año fue de liderazgo y propuestas profundas con la Cumbre de países Latinoamericanos, su intervención en el diálogo para la reconciliación de Venezuela, sus propuestas sobre la distribución de vacunas ante la ONU y el G20, la intervención en la ONU del presidente López Obrador con un plan concreto para terminar con la pobreza extrema del mundo, que ya tiene el apoyo de más de 100 países y su participación en la Cumbre de Norteamérica, con otra propuesta concreta para fortalecer el desarrollo acelerado de la región. Fue también el año en que nuestros paisanos consolidaron su identificación con México y en el que mandaron más de un billón de pesos en remesas, aportando el ingreso principal de divisas al país.

En el terreno de la economía fue, principalmente, el año del empleo y del crecimiento sin deuda adicional. Se lograron recuperar los más de 10.5 millones de empleos que perdimos el año anterior por la pandemia, entre formales e informales y llegamos a tener 252 mil empleos formales más de los que teníamos antes de que iniciaran los contagios del coronavirus.

A pesar de la caída del PIB en más de 8%, la deuda no creció en relación con este indicador, de hecho disminuyó por los pagos que se hicieron. Por su parte, la recaudación aumentó y el Producto Interno Bruto creció en 6%, recuperándose casi al mismo nivel que tenía en 2019. El desarrollo de los proyectos de infraestructura y los programas de apoyo social se mantuvieron avanzando de acuerdo a lo programado; creció el salario mínimo, el salario medio y las pensiones; las actividades económicas de los 3 sectores han ido recuperando su dinamismo y hoy las grandes empresas pagan sus impuestos.

El manejo de la economía mexicana fue motivo de elogios por parte de las autoridades financieras mundiales, las calificadoras de riesgo, los bancos internacionales y los empresarios más acaudalados del país. Los combustibles y la energía eléctrica mantuvieron sus precios en términos reales, a diferencia de lo que sucede en países desarrollados de todo el planeta. El peso aguantó y sólo llegó a perder 2.8% de su valor contra el dólar en 3 años.

En el terreno político el 2021 marcó el año de la gran derrota de la oposición en México a manos de la democracia. A pesar de haber echado su resto en recursos económicos, desinformación mediática, trampas del árbitro electoral, unión de fuerzas, oligarcas suplicantes, opinadores llorosos, ardides legaloides, marchas violentas, militantes estridentes y grotescos, perdieron el gobierno en 12 de los 15 estados donde hubo elecciones, volvieron a perder la mayoría en el congreso y con ella, la posibilidad de volver a meterle mano al dinero de erario.

Su desmoronamiento es ahora más que evidente, con partidos políticos desorientados en su ideología, en su organización y en su coordinación estratégica. Con oligarcas declinando la pelea a través de estas botargas, tomando en sus manos la negociación directa con el gobierno y con la derecha, sentada en una mesa de negociación para acordar los términos de la rendición, al tiempo que la perseverancia coloca la aprobación presidencial en segundo lugar mundial y se dispara hasta las nubes.

Como dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos, la que hace a los hombres superiores”.

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