Como ya he explicado en otras ocasiones, es una de esas herramientas de la democracia participativa con la que contamos los ciudadanos para ir construyendo una vida en sociedad cada vez más respetuosa y en la que cada vez más personas se sientan gustosas de participar.
Entre las herramientas que tenemos como ciudadanos, está la consulta popular, la consulta de revocación de mandato, el plebiscito, el referéndum, que son tan antiguos como la democracia misma y que se llevan más o menos con regularidad en algunos otros países, pero que en México apenas estamos descubriendo, no porque nos hicieran falta en la ley, sino porque no teníamos presidentes que nos invitaran a participar en la democracia, por lo que la gente no tenía entusiasmo por participar en la política y es que esos pésimos personajes hicieron de esta noble tarea, la más inmunda de las profesiones u oficios que un ser humano decente podía haber llevado a cabo.
No había una verdadera cultura patriótica en México porque los círculos a los que pertenecían los grandes machuchones estaban contaminados con esa tiña terrible que se llama “corrupción”, y ¿quién, siendo decente, habría querido hacer de la política su oficio? Solo unos cuantos valientes como el presidente Andrés Manuel López Obrador, que corrieron con suerte y están entre nosotros, pero que desde 1968 fueron reprimidos y silenciados por haber militado en la izquierda verdadera en México y que por sus ideales de lucha perdieron, incluso, la vida.
¿Se imaginan si estos instrumentos hubieran estado a nuestro alcance cuando estos monstruos mal gobernaron la patria? Por eso, el presidente ha insistido en que conozcamos el uso de nuestro maravilloso poder para colaborar en los diferentes mecanismos de democracia participativa con los que contamos en nuestra Constitución y leyes reglamentarias, así que hoy les platico qué es este mecanismo de revocación de mandato.
En primer lugar, no le tengamos miedo al nombre; se llama revocación y es así como debemos llamarlo porque así aparece en el texto de nuestra Constitución Política, en el artículo 35, fracción IX, y dice que los ciudadanos tenemos el derecho de exigir que el presidente en turno sea revocado de supuesto porque ha perdido la confianza de los ciudadanos. Es decir, el presidente, a la mitad de su sexenio, es calificado por nosotros, y decidimos si continúa en el puesto, como en este caso que apoyamos el proyecto de cuarta transformación. Si hubiéramos tenido esta herramienta en sexenios anteriores, los habríamos corrido antes de padecer por seis años sus excesos, sus actos genocidas, el desmembramiento de las empresas productivas del Estado, el saqueo desmedido de las arcas de la nación, sus actos de contubernio y corrupción desmesurada con que siempre conservaron el poder en contra del pueblo.
Este proceso que se nos presenta requiere que, en esta primera etapa, sea solicitado por al menos 3 millones de personas, que representan más o menos el 3% de los ciudadanos empadronados. Una vez satisfecho el requisito y autorizado por el Instituto Nacional Electoral, a finales del mes de marzo de 2022 acudiremos a las urnas a demostrar nuestro apoyo al presidente porque queremos que siga en la presidencia hasta el término de su mandato.
Mucha gente se está preguntando por qué, si apoyamos al presidente, es que ahora estamos solicitando las firmas para exigir la consulta de revocación de mandato. Y la explicación es muy sencilla: es un entrenamiento que nos llevará a poner en acción nuestro poder ciudadano mediante el voto y nos demostremos que, a partir de esta consulta, ningún reto de la democracia nos quedará grande. Para que esta consulta tenga resultados eficaces el presidente requiere que votemos en mayoría por el refrendo de su presidencia, y esto es, precisamente, lo que los de la “oposición x” tanto temen, que el presidente demuestre con votos fehacientes y no sólo con encuestas que más del 68% de los ciudadanos apoyamos su mandato y seguiremos confiando en la política que él ha diseñado para sacar adelante esta cuarta transformación.
Entonces, los esbirros del “señor x” están causando miedo entre los seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador porque los ponen a dudar de la eficacia de este instrumento convenciéndolos de que esta primera etapa es la definitiva y por la que podrán votar para correr al presidente. Nada más equivocado y por eso es por lo que es tan urgente que hablemos del tema.
Técnicamente tenemos hasta el 15 de diciembre para juntar esos 3 millones de firmas, justo para demostrar que nosotros, el pueblo, somos el motor que mueve la democracia en este país y que no es por medio de hashtags, tendencias y bots en redes sociales que se está cambiando la visión del país en este sexenio, sino porque llevamos el activismo a la acción.
De acuerdo a la Constitución y a la Ley de Revocación de Mandato, la consulta de revocación es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República a partir de la pérdida de confianza, entonces si nosotros queremos refrendar nuestra confianza al presidente, tenemos que acudir a las mesas de recepción de firmas antes del 15 de diciembre y, en marzo de 2022, ir a votar para que el presidente continúe su mandato hasta el final de septiembre de 2024.
La excandidata a la Diputación por el distrito 3 de Azcapotzalco Gaby Jiménez a través de la asociación civil Que siga la democracia, nos invita a convertirnos en activistas para la recolección de firmas y puso a nuestra disposición el formato para la obtención de firmas. De hecho, en su página de internet www.quesigalademocracia.mx, aparecen las instrucciones de llenado correcto de los formatos para evitar que sean desechados por la autoridad por contener alguna letra mal escrita o remarcada y que por ello no se puedan contabilizar los millones de firmas que se requieren.
¿Qué pasaría si no logramos juntar los 3 millones de firmas de esta primera etapa? pues que no podríamos llevar a cabo el ejercicio propuesto por el presidente para marzo de 2022, y quedaríamos vulnerables a que (y toco madera) en el futuro nos tocara algún mal presidente, y tuviéramos que soportar su inefable presencia durante los 6 años que dura el mandato, en vez de quitarlo del puesto y someterlo además a un juicio político, penal y administrativo, según corresponda.
Entendamos que la democracia tiene como sentido principal, que el pueblo elija voluntariamente al gobernante y que, al mismo tiempo, tenga el derecho de removerlo, según lo contemplan las leyes de nuestro país.
La boleta autorizada para el segundo momento de este ejercicio, es decir, la que iremos a cruzar tentativamente el 27 de marzo de 2022, transcribe directamente la pregunta que aparece en la ley de la materia y dice:
¿Estás de acuerdo en que, a Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de confianza o siga en la presidencia de la República hasta que termine su periodo? las opciones son
- que se le revoque el mandato por pérdida de confianza
- que siga en la presidencia de la República
Nosotros, obviamente respaldamos que el presidente continúe su mandato y por ello acudiremos a votar por la segunda opción. En cambio, la oposición, que siempre está creando monstruos y alimentando fantasmas para atemorizar a las personas, quiere hacerle creer a los incautos, que refrendar es sinónimo de reelegir y están convencidos de que podrán asustar a la gente como lo hicieron en el 2005, de qué “López” quiere gobernar hasta el 2100. Están bien mal. El Presidente jamás se reelegiría. Es demasiado maderista y respetuoso de las leyes.
Los muy va-por-osos, junto con el INE, utilizan todos los mecanismos a su disposición y ahora que la aplanadora de morena les redujo sensiblemente los fondos que podían utilizar sin límite ni recato para sus asuntos personales, dicen que la democracia es muy cara y que este ejercicio no va a poder realizarse si no se les autoriza una partida majadera. Tratan de convencernos, con la idea de que 19,000 millones de pesos no alcanzan para casi nada y se les olvida que hoy, a través del mecanismo de transparencia del Gobierno, podemos revisar en que aplican los recursos que obtienen. Resulta que de ese monto general la consulta popular tendrá un costo de 1,913 millones de pesos y la consulta de revocación de mandato 3,830 millones de pesos haciendo un total de 5,743 millones de pesos. Si se les otorgaron 19,000 millones, ¿entonces de donde no les alcanza para la consulta? lo que no confiesan es que de los casi 14,000 millones adicionales ese donde se obtienen sus jugosísimos salarios más otras prestaciones como vehículo pagado con el presupuesto del Instituto, sumando obviamente gasolina, mantenimiento y seguro; o sus 4,000 pesos mensuales en telefonía celular; los 14,000 pesos mensuales para gastos de alimentación o el seguro de gastos médicos mayores hasta por 295 salarios mínimos vigentes correspondiente a 1,254,045 pesos para cada uno de los consejeros del INE.
¿Que acaso con su sueldo bruto de 234,519 pesos mensuales que hechas las deducciones queda en 122,012 pesos, no les alcanza para su coche teléfono o comida? ¿Que no es por eso que todas las personas trabajamos, para pagar justamente nuestros gastos personales? Eso es por lo que están llorando. Son esos ”piquitos” los que hacen la diferencia.
Tú, en el trabajo, si tienes mucha suerte, podrás tener agua y quizás café, pero no te pagan tu salario más otras prestaciones, sino que las prestaciones ya integran tu salario.
Este es el juego perverso en el que quieren que la gente caiga: que piensen que la defensa de sus salarios se debe a un asunto meramente laboral a la defensa de un derecho conquistado a través de luchas como trabajadores. No es así. Las leyes que hoy rigen a México fueron hechas hace muchos años, en previsión al futuro, para que pudieran tener este colchón de protección llamado impunidad y que Lorenzo Córdova no hizo sino restregar en la cara de los diputados durante su comparecencia; es al poder legislativo al que le corresponde revisar, reformar, derogar o crear leyes que le permitan al pueblo de México limitar la actuación cínica e irresponsable de quienes son parte de estos órganos e institutos. Con la pena, le toca a esta legislatura, no sólo llevar al presidente del INE y a los demás consejeros a un juicio político, sino además reformar las leyes de manera que el Manual de Remuneración del Instituto con el que los servidores públicos como Lorenzo Córdova y otros obtienen todos estos privilegios no sea el instrumento de la opacidad con qué se burlan de la pobreza en que viven millones de mexicanos, mientras que ellos se dan vida de reyes. Y como última sugerencia también deberíamos exigir que este mecanismo de consulta se extienda a gobernadores, presidentes municipales, funcionarios y cualquier tipo de servidor público que, al no ejecutar debidamente las funciones para las que fue elegido o contratado, permanezca en el puesto más que el tiempo que le tome demostrar sus capacidades o mostrar el cobre.
No es venganza, pero es imposible que haya organismos ricos, que no se pongan la camiseta de la austeridad y que se burlen de los programas sociales que hoy buscan rescatar de la miseria a millones de mexicanos que no pidieron serlo, o que amaguen con no realizar las tareas para las que fueron instituidos.