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Helguera vs la simulación y la incongruencia; y la conveniente “cobija” de la ‘neutralidad’
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Helguera vs la simulación y la incongruencia; y la conveniente “cobija” de la ‘neutralidad’

Por: Patricia Barba Ávila

“Hoy en día nos dicen: No, ustedes son oficialistas. A ver, sí pendejo, de un gobierno que es antineoliberal. ¿Pues qué esperaban? ¿Qué coño esperaban? Todos mis monos son antineoliberales Si me dicen a mí monero oficialista, ¿sabes qué? A mucha honra y encantado de la etiqueta. Me la pongo aquí. Pero oficialista de este gobierno, no del PRI o del PAN, no jodas”. Antonio Helguera

Si hay algo que vamos a extrañar inmensamente, además del agudo ingenio, el indiscutible talento y la evidente inteligencia de un irrepetible, el monero, analista y comentarista Antonio Helguera es, sin duda alguna, esa nada común honestidad y fidelidad a sus convicciones reflejadas en esta memorable respuesta a críticas que lo catalogaban como un “monero oficialista”.

Helguera, como uno de los orgullosos discípulos del igualmente extraordinario y entrañable Eduardo del Río “Rius”, mantuvo intocadas la congruencia y la ética como pilares fundamentales de la maravillosa práctica de politizar, informar y concientizar con “monos” a una población por décadas manipulada y engañada por supuestos periodistas que lejos de desempeñar el noble oficio de entregar a lectores y audiencias noticias y análisis fundamentados en la realidad, decidieron vender su conciencia y servir a los poderes fácticos que, dicho sea de paso, nunca los han respetado ni respetarán.

La enorme relevancia de actores imprescindibles como lo sigue siendo Helguera gracias a ese legado impresionante que perdurará por largo tiempo, tiene que ver y se contrasta diametralmente con esa clase de “periodistas” (SIC) postrados ante los poderes fácticos de quienes tenemos varios ejemplos que no voy a mencionar aquí porque ni siquiera merecen atención ya que, a decir del Presidente López Obrador son “muy predecibles”.

Sin embargo, esos cínicos alquilados del poder en turno no son los que preocupan. Los que sí son motivo de inquietud son aquéllos indefinidos, mediocres y blandengues que no queriendo pagar el alto costo de la condena de una sociedad cada vez más despierta, se venden como pasteles envenenados al protegen su verdadero talante con sofismas y eufemismos como “la obligación de todo buen periodista es ser neutral” y para poder ocultar su empinamiento hacia sus jefes, los dueños de radiodifusoras y televisoras, argumentan que son “independientes” porque también critican al que hoy detenta el poder ejecutivo, principalmente, ya que “todo deber de un periodista es criticar siempre al poder”.

Y no conformes con eso, también utilizan la descalificación de una nueva clase de informadores ciudadanos conocidos como los youtuberos que han venido no sólo a ocupar espacios antes exclusivos de los empleados de los medios convencionales de una sola vía (televisión, radio, periódicos) acusándolos de estar pagados por el gobierno actual, entre otras necedades que no han podido sustentar con evidencias. En realidad argumentan ser “imparciales” y con ello cómodamente ocultan o disimulan su falta de definición ideológica porque consideran mucho más importante ser “populares” y tener mucho “rating” que respetar el derecho de sus lectores y audiencias a que se les entregue no sólo noticias comprobables sino análisis fundamentados en honestidad, lógica y buen sentido (no le llamo “sentido común” porque desafortunadamente no es muy común).

En suma, lo que convierte a Antonio Helguera en uno de los insustituibles es su enorme valentía para defender sus convicciones y su distancia de años luz de todos aquellos vendedores de mentiras que aspiran a “chiflar y comer pinole” pues al tiempo que mantienen contentos a sus empleadores simulan que dicen la verdad y analizan con honestidad las actividades y decisiones de una administración y, específicamente de un líder político que después de más de 35 años de luchar por la erradicación de la corrupción, la justicia social y, lo más importante, el fomento de la verdadera democracia que es el gobierno del pueblo, finalmente, después de tres fraudes, alcanzó en 2018 una victoria que el indefendible INE se vio forzado a reconocer dada la inmensa cantidad de sufragios a su favor.

Querido y siempre necesario Helguera: ¡gracias por haber sido quien fuiste, todo un ejemplo de valiente congruencia y apego a tus convicciones. Gracias por destruir esos mitos de la cobarde “neutralidad” como eufemismo de la simulación. Siempre estarás presente en los esfuerzos que realicemos todos los que aspiramos a esa tan imprescindible Cuarta Transformación a la que el Soberano Pueblo de México abrió la puerta ese histórico 1 de julio de 2018. Aunque físicamente no celebrarás este tercer aniversario del inicio de la #4T, siempre serás un factor esencial de la misma!

“Hay quienes luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Bertolt Brecht

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