Todos los medios ‘chayoteros’ están ocupados con su atención fija en el dictamen de accidente de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México, para intentar escarbar buscando más lodo que le puedan aventar en la cara al gobierno de la ciudad.
Por su parte la oposición doblemente derrotada lleva días haciendo piruetas para tratar de convencernos de su triunfo electoral inexistente, producto de sus deseos pervertidos y la izquierda sigue jaloneándose para encontrar algún culpable por la victoria aplastante que le propinó a Claudio X González y sus mascotas el 6 de junio.
Otros protagonistas políticos nos entretienen montando una obra de teatro del absurdo, destapándose como precandidatos para las elecciones presidenciales y mucha gente les sigue el juego nombrando a los que les gustaría postular.
Mientras todo esto mantiene cooptada la atención de la opinión pública, que ya se está acostumbrando a distraerse con los espectáculos y trucos de chistera montados para manipularnos, el país continúa avanzando en su recuperación económica a un ritmo más acelerado de lo que se esperaba.
Parece que muy poca gente se enteró, por ejemplo, de que al cierre del mes de mayo la producción de autos se disparó casi mil por ciento comparada con su nivel del mismo mes en 2020 y la venta de vehículos creció en más de 100% en ese mismo período.
De acuerdo con información revelada por el INEGI, las empresas automotrices ubicadas en territorio nacional, ensamblaron en mayo 241,422 automóviles; es decir, se fabricaron 218,580 autos más que en el mismo período de 2020, alcanzando un crecimiento mayor de 956%.
En ese mismo mes las ventas al público de automóviles en el mercado nacional, alcanzó la cifra de 85,662, creciendo un 104% con respecto al mismo mes del año anterior. Tomando en cuenta los 4 meses transcurridos de enero a mayo de este año, las ventas fueron de 428,312 unidades y la producción fue de 1,331,746 automóviles.
Adicionalmente a lo anterior, la exportación de vehículos de enero a mayo de este año fue de 1,170,243 unidades, con lo que la industria automotriz se levanta y comienza a presentar señales claras de una recuperación firme.
Esta y otras señales de recuperación económica no son producto de la casualidad, como lo externó la calificadora Stándar and Poors, que presentó su reporte esta semana ante la Secretaría de Hacienda y en donde México se coloca en una situación económica cómoda, dos escalones por encima del grado de inversión.
Esta empresa que es algo así como el oráculo para los tecnócratas neoliberales, opina que la recuperación económica de nuestro país ha estado enmarcada en una priorización de la estabilidad macroeconómica y financiera. En materia de deuda y finanzas públicas, la calificadora subraya el compromiso del gobierno de México con la prudencia fiscal que permitirá mantener la deuda en una trayectoria estable durante los próximos años.
Resaltó que las finanzas públicas se mantienen sanas y que los pasivos se encuentran limitados, incluso tomando en cuenta la expansión de algunos programas sociales.
Destacó también el trabajo del gobierno federal con el sector privado en la implementación de los dos paquetes de infraestructura, el compromiso que tiene con la prudencia fiscal y en mantener la deuda controlada y estable, así como en un entorno de estabilidad macroeconómica, corrigiendo su expectativa de crecimiento para la economía mexicana para 2021, que se ubicaba en 4.9% y que cambió a 5.8%.
Ya hubieran querido los tecnócratas del pasado, haber recibido una opinión como esta de parte de quienes eran algo así como sus dioses del olimpo.
Como dice el apóstol Mateo sobre las acciones de los hombres: “Por sus frutos los conoceréis”.