En estas elecciones del 6 de junio los ciudadanos dejamos muy claro hacia dónde queremos avanzar y ratificamos más allá de cualquier sombra de duda, que no estamos dispuestos a permitir que los saqueadores del pasado recuperen sus privilegios.
Todas las advertencias y amenazas a las que estuvimos sometidos por la chayotiza durante dos años y medio, que transcurrieron desde el 1 de diciembre de 2018, hoy son cosa del pasado. Que si el dólar va a costar 35 pesos, que si el litro de gasolina iba a estar por las nubes, que el comunismo iba a acabar con las empresas, que nos íbamos a convertir en Venezuela y tantas incoherencias que pronosticaban desastres de todo tipo, resultaron ser como el petate del muerto o el viejo del costal, para espantar niños asustadizos.
Los miles de millones de pesos que tiraron en noticias falsas, en verdades a medias, en tergiversación de la información, en tendencias ofensivas dentro de las redes sociales y en discursos fatalistas, fueron directamente al bote de la basura y su inversión resultó serles completamente adversa en términos de rentabilidad.
Sin embargo, como son necios y no entienden que aplicando la misma receta solo obtienes el mismo resultado, es casi seguro que continúen con esta estrategia onerosa y evidentemente equivocada, para que otra vez en el proceso de elecciones de 2024 se lleven una derrota más dura y terminen de perder lo poco que ahora les queda en términos de influencia política.
Tendríamos que preguntarnos dónde está toda esa erudición adquirida en las aulas de las escuelas caras, fundadas por las élites de la pomposa oligarquía mexicana para preparar a su prole mejor que a ningún otro, porque en las estrategias que aplicaron para recuperar sus privilegios, no dieron una.
¿Qué pasó con todos sus estrategas postgraduados en universidades extranjeras, listos para defender los intereses de sus patrones? Durante estos casi 3 años de transformación solo se dedicaron a lloriquear, insultar y denostar, en lugar de intentar trabajar con seriedad, para abonar al futuro de nuestro país, que a pesar de su malinchismo, también es de ellos.
Inmediatamente después del día de la votación y una vez que la veda electoral terminó, el Presidente de México anunció el relevo programado del Secretario de Hacienda y la postulación de quien dejará ese cargo para convertirse en Gobernador del Banco de México, comenzando así a marcar un rumbo claro en el futuro económico del país.
Así también se reunió con los empresarios más prominentes con quienes alcanzó acuerdos para que por conveniencia propia y de gremio, se sumen a impulsar sus propios negocios en el nuevo contexto, una vez dejando claro que no van a poder desbarrancar el proceso de la 4ª transformación, porque el pueblo no se los va a permitir.
Incluso asistió a la reunión con el Presidente el padre del líder amoral de la oposición reiteradamente derrotada, que fue el responsable involuntario de haber desenmascarado a los partidos que estaban disfrazados de decentes, para integrarlos en un cártel sin escrúpulos de evidente voracidad a toda prueba.
Hay que entender que estos personajes solo están preocupados en proteger sus intereses y difícilmente se van a pelear con un gobierno fuerte, honesto y respaldado por la mayoría de los mexicanos, por lo que es mejor para ellos acordar con quienes llevan las riendas del país y que por lo visto, lo seguirán haciendo por varios años.
Por el bien de todos esperemos que lo entiendan para no tener que irlos sustituyendo gradualmente con inversionistas de otras partes, que sí estén interesados en ganar dinero respetando las reglas, sin pisotear a los demás.
Como escribió el ingeniero y escritor RG Risch: “El respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar”.